México al sumidero económico

El Banco de México tomó la decisión de bajar su tasa objetivo al 3.75% anual. Seguramente por la contracción económica del país en el segundo trimestre del año. En el primer trimestre del 2013 la economía no creció, se mantuvo en 0.0%. Pero en el segundo trimestre cayó por debajo del cero hasta el -0.7%. No se puede esperar otra situación cuando los gobiernos federales de los últimos 30 años han amarrado con nudo ciego a la economía mexicana de la economía gringa.

Con mucha desvergüenza nos dicen orgullosos que ocupamos el tercer lugar en la jerarquía de los socios norteamericanos. Para poder competir con verdaderas potencias económicas como China, los políticos mexicanos de todos los partidos políticos se pusieron de “acuerdo” con Don dinero para restringir los salarios reales de los trabajadores, para quebrar a los pequeños y medianos capitales nacionales, para facilitar la inversión extranjeras en áreas estratégicas de la seguridad nacional y para rematar al país a los norteamericanos.

Al hacer la economía mexicana dependiente de la economía norteamericana, no se ocupa mucha ciencia para saber cómo le irá a México en el futuro inmediato. No es ninguna novedad que las exportaciones a USA hayan caído. Tampoco será novedoso el periodo crítico, la recesión en la que nos están sumiendo los actuales políticos del “Pacto por México” y del gobierno de la República.

Desde hace varios meses atrás se dijo que con las actuales políticas públicas presidente Peña Nieto no se reactivará la economía nacional. Su orientación es exactamente la contraria a la reactivación. Se restringe el gasto público, se congelan los salarios nominales, se impulsa la inflación o la elevación de precios de los productos de amplio consumo popular y como resultado inmediato, se sumerge a más del 50% de los mexicanos en la situación de pobreza alimentaria. Y por si fuera poco, llega Ingrid y Manuel con su desbastadora furia, destrozan hogares y vidas de los habitantes de más del 75% del territorio nacional. Por lo tanto, el tercer trimestre no puede ser mejor que el segundo. Pareciera un castigo divino por algo que no se ha hecho.