Solidarios ante el desastre nacional
Francisco Cruz Angulo
26 de septiembre de 2013
Las lluvias torrenciales continúan azotando al país aunque en menor intensidad debido a la incursión de los frentes fríos de esta época del año. En consecuencia todavía cientos de comunidades pobres de cuando menos 14 estados de la república continúan sufriendo los estragos del desastre natural.
En lo general podemos afirmar que el Gobierno Federal encabezado por el Presidente Enrique Peña Nieto se ha mostrado a la altura de las circunstancias de emergencia.
De inmediato el Presidente Peña Nieto activó el Fondo Nacional de Desastre por más de 12 mil millones de pesos. Estos recurso –instruyó- debe ser utilizado en coordinación con los gobernadores de los estados para la reconstrucción de carreteras, puentes, caminos vecinales, construcción de viviendas, escuelas, la entrega de utensilios domésticos, puesto que miles de familias se quedaron sin nada.
De igual forma mandató a los gobernadores que hicieran de inmediato un diagnóstico sobre los daños y de sus necesidades para atenderlos con el fin de hacer un llamado a los legisladores de la Cámara de Diputados a que se reoriente el gasto programado dando prioridad a resolver los problemas de la reconstrucción en los estado dañados.
Esto querrá decir que el nuevo presupuesto de gasto público se destinará fundamentalmente a infraestructura carretera, sanitaria, escuelas, centros de salud, vivienda, apoyo a la pequeña y mediana empresa, a la producción agropecuaria y a la rehabilitación de nuestros centros turísticos.
De ser así estaremos dando los primeros pasos para la reactivación de nuestra economía mediante el gasto público, tan necesario cuando estamos a la puerta de una recesión económica.
Lo que habría de vigilar que todos esos recursos vayan a todas las comunidades del país y no vaya a ser selectivo por cuestiones de cálculos electorales ya que estarán en puerta los comicios en varios estados de la república, entre ellos Nayarit.
De igual manera que en la aplicación de esos cuantiosos recursos haya transparencia y rendición de cuentas, pues por experiencias anteriores parte de esos recursos se quedaba en los bolsillos de funcionarios públicos ladrones que actúan con total impunidad en complicidad con la clase gobernante.
Por otro lado la tragedia que trajo a nuestro país los ciclones “Manuel” e “Ingrid” mostraron el lado oscuro y noble de nuestros compatriotas.
El lado noble fue cuando la gente que no salió afectada por los dos huracanes salieron a las calles y miles de ellas se trasladaron hasta las zonas siniestradas para ayudar al rescate de los que sufrieron la desgracia con el apoyo de las fuerzas armadas y cuadros policiacos haciendo limpiezas de casas o despejando rutas vecinales que quedaron bloqueadas por el desprendimiento de cerros. Estas conductas de solidaridad se vieron en los estados de Guerrero, Veracruz, Tamaulipas y Oaxaca.
Y los que no pudieron hacer estas labores de rescate o saneamiento se trasladaron a los centros de acopio a llevar alimentos, ropa y medicina. Lo hicieron miles de familias pobres que con un abrazo fraternal apoyaron con lo que pudieron a sus hermanos en desgracia.
También los sectores pudientes de la sociedad mostraron su lado humano. A lo largo de varios días donaron toneladas de alimentos y dinero en efectivo para la reconstrucción. Aquí vimos cadenas comerciales, artistas, asociaciones civiles y empresas de comunicación solidarizándose con los más de 40 mil damnificados. Estas conductas solidarias nos hicieron recordar los terremotos en la Ciudad de México de 1985.
Mientras más de 40 mil familias pobres sufren los desastres que provocaron los dos ciclones en que perdieron todo su patrimonio, los miembros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) permanecen en plantón indefinido en la Ciudad de México exigiendo que se derogue la reforma de educación.
En lugar de mostrar solidaridad y apoyo a esos miles de niños y mujeres y ancianos que hoy viven en la desgracia optan por desarticular la vialidad con sus marchas y mítines. ¿Acaso no les conmueve la tragedia que viven las comunidades en donde trabajan?
¿Son estos maestros que inculcarán los más altos valores del ser humano? La misma conducta autista asume Andrés Manuel López Obrador que en vez de llamar a un referéndum al pueblo para que no se apruebe la reforma energética debería llamar a sus agremiados de MORENA a solidarizarse con las miles de familias damnificadas. Tal parece que el “peje” acude a los pobres cuando necesita votos, pero se vuelve ojo de hormiga cuando lo necesitan en la desgracia. Ahora falta que López Obrador le eche la culpa de los siniestros al Presidente Peña Nieto.
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