Operación Santana

Héctor Santana es un político de esos que, por salud social, los ciudadanos deberíamos desechar. Su comportamiento en redes sociales, donde presume generosidad y sencillez, contrasta con su forma de conducirse en el Congreso del Estado, donde exigía el pago de cenas de miles de pesos en restaurantes exclusivos y todo tipo de prerrogativas que nada tienen que ver con la imagen que pretende vender el diputado. Hechura de Roberto Sandoval -como el mismo exgobernador lo calificó-, fue de los políticos de esa administración que encontraron cobijo en los brazos de la cuarta transformación y del doctor Miguel Ángel Navarro Quintero cuando éste era senador. 

Siendo diputado local en las XXXI y XXXIII legislaturas, su función ha sido exactamente la misma: es el esquirol que utilizan desde gobierno del estado -antes con Sandoval, ahora con el Dr. Navarro- para que defienda sus temas de interés o, simplemente para que resalte los supuestos logros del régimen al que Santana sirva. 

Uno de los puntos de partida, a propósito de lo que ocurre últimamente, de la animadversión que existe entre la alcaldesa con licencia de Bahía de Banderas y el gobernador Navarro fue que ésta no aceptó que Santana fuera el candidato a la alcaldía en el 2021 y logró imponerse -con el apoyo de Mario Delgado y un grupo de empresarios que hacían negocios en la región con funcionarios surgidos del movimiento del presidente López Obrador- como candidata y alcaldesa, eventualmente. Nadie en su sano juicio y con un mínimo de información de lo que ocurre en Bahía de Banderas podría defender la inocencia de Mirtha Villalvazo, pero también es justo decir que una de las razones que hoy la tienen prófuga de la justicia es, naturalmente, su permanente oposición a las decisiones del gobernador y de la mafia del poder local, comandada por Gabriel Camarena, Javier Mercado y Diana López. ¡Ojo! Villalvazo Amaya posiblemente forma parte de eso que llaman el cártel inmobiliario, pero los actos de corrupción de dicho cártel palidecen con lo que está haciendo en Bahía de Banderas la mafia del poder institucional. 

En ese sentido, se vuelve absolutamente necesario contar, los siguientes tres años con alguien de ese mismo grupo en la presidencia municipal de Bahía de Banderas y es allí donde adquiere relevancia el diputado Héctor Santana. Me explico. Bahía de Banderas es el municipio más desarrollado de nuestro estado, el que más inversión recibe y, por ende, el que más ingresos por concepto de derechos municipales recibe. No ha habido un solo gobierno, desde que despegó el desarrollo en esa región, que no se frote las manos por echar mano de los recursos que hay allá. Sucedió con Ney González, desde luego con Roberto Sandoval y pasó también con Antonio Echevarría García. Lo que está sucediendo con el Dr. Navarro Quintero, sin embargo, resulta indiscriminado. 

Imagine usted, amable lector, que personajes como Javier Mercado, Gabriel Camarena y Diana López, entre otros, organizan cuidadosamente un entramado de funcionarios afines que incluían a un ex subfiscal, a magistrados del Tribunal de Justicia Administrativa, a magistrados y jueces del Poder Judicial, a funcionarios del registro público de la propiedad y a notarios públicos con el único propósito de echarle mano a los recursos de Bahía de Banderas. Adecuaron incluso, abusando del control que tienen del Poder Legislativo, el marco normativo para poder hacerlo con aparente legalidad… solo que nunca contaron con que Mirta Villalvazo no se las pondría fácil. Imagine usted también la tragedia de los habitantes de aquel municipio, teniendo en sus administraciones estatal y municipal a dos bandas criminales que se enfrentan entre sí, no por generar bienestar ni desarrollo en la comunidad, sino por adueñarse de los recursos que se puedan generar allá. 

Con Mirtha fuera del mapa por el momento, los esfuerzos de palacio de gobierno se centran en imponer como candidato a Héctor Santana. Para dicho propósito, el gobernador mueve todas sus fichas en MORENA, pero también opera eficazmente en Movimiento Ciudadano, donde los dos aspirantes que se registraron en tiempo y forma - los exdiputados Raúl de los Santos y Maylo Duñalds- han sido desplazados para esperar la definición final del gobernador y saber si será necesario entregarle a Santana la candidatura naranja. Nacho Flores espera paciente las indicaciones del que le archivó las órdenes de aprehensión para poder utilizarlo como un plan B en la sucesión del 2027, en caso de ganar el senado en junio próximo.

Este sábado vence el plazo para el registro de las y los candidatos a diputados, alcaldes, síndicos y regidores. Si Héctor Santana aparece como candidato a la presidencia municipal de Bahía de Banderas, sabremos los nayaritas que nada cambiará en aquel municipio. Seguirán siendo robados, solo cambiarán de rateros. 

ESCENA POSTCRÉDITOS: Me dicen que hay molestia por parte del diputado J. Santos González López, suplente de Luis Zamora que recientemente se acaba de integrar a la presente legislatura. Dicha molestia obedece a que en su dieta hay una reducción económica significativa, misma que, según le informó el oficial mayor del Congreso, obedece al pago de un cuantioso préstamo que solicitó el diputado Luis Zamora antes de pedir licencia y que le habría sido aprobado por la diputada Nataly Tizcareño. 

ESCENA POSTCRÉDITOS DOS: El diputado presidente cuyo nombre es constantemente olvidado, más no su folclórico apodo “MASECAS”, es un buen tipo. Ha tenido la virtud de no pretender ser algo que no es. Sabe muy bien su función: ser velador de los intereses económicos y políticos de Elizabeth López Blanco, de Nataly Tizcareño y del gobernador Navarro. Mientras los anteriores deciden, el Masecas se entretiene con actividades irrelevantes como el acopio de juguetes y actividades de esas que ponen los padres para que los niños se entretengan. Si viviera el arquitecto José Ramón Navarro Quintero, considero que se lamentaría amargamente de lo que ha ocurrido con el Poder Legislativo.