Tepic, Nayarit, jueves 21 de noviembre de 2024

Bajo la Cascada

Rocío Alegría Treviño (Cielo)

26 de Marzo de 2024

Cerca del Pueblo donde vivían Fred y Benjamín, pasaba un hermoso y caudaloso río, todas las mañanas antes de ir a la escuela, corrían a bañarse en sus frescas aguas, era una delicia estar en esa agua transparente y nítida, por la ribera se adornaba con bellas flores de diversos colores y aromas, las abejas y mariposas revoloteaban sobre ellas, para libar su miel;  jugueteaban un rato y salían, no sin antes tratar de pescar un pececillo, de esos de colores brillantes, a Benjamín, le gustaba tener una pecera; pero no se lo permitía su madre, pues decía que los animalitos deben ser libres, no tenerlos presos, pues eso los haría sufrir y morirían; por ello desistió de su intento.

Como todos los días al salir, todos se iban al río, esa era su distracción, desvestirse y saltar al agua, mientras las chicas los observaban, ellas no se atrevían a desvestirse y meterse al agua, así que los veían un rato y luego se iban.

Los chicos se burlaban de ellas, pues deseaban meterse al río, pero sus padres no se los permitían.

Cierto día Benjamín llegó a la orilla del río, se sentó en una piedra y miraba cómo el río a veces con tanta agua cobraba mucha fuerza, la corriente lo asustaba, en ese lugar como que tenía más turbulencia, las burbujas se le hacían extrañas; estando ensimismado en sus pensamientos, no escuchó los pasos de una de su compañera de escuela, ella se llamaba Artemisa; la chiquilla tendría unos doce años, era de tez morena, pero con hermosos ojos verdes y cabello oscuro;  era hermosa y agradable, jamás esperaron encontrarse ahí.

Ella, se acerca y tímidamente le dice. . .  Ven. . .  ¿A dónde?  Le pregunta benjamín, ven. Te enseñaré algo que casi nadie conoce. . .. Sorprendido Ben, que así le llamaban de cariño, sigue a la chica. . .  Se escucha un ruido ensordecedor detrás de unas rocas, se acercan y lo que ve, lo deja pasmado. . . ¿Cómo es que nunca vi esto?  . . . ¿Si tengo toda mi vida viniendo al río?

Desde lo alto de la roca caía el agua a borbotones en una hermosa cascada, que, con los rayos del sol, parecía que el agua se pintaba color dorado. ¡Qué Belleza!  . . . dijo Ben.

Artemisa, lo toma de la mano y lo conduce por el camino de piedras, alrededor de dónde caía el agua, hasta llegar a la cascada, continúan caminando y se da cuenta que entran bajo la cascada, el agua caía sobre ellos, pero no los mojaba. ¡Era sensacional!

Artemisa estaba feliz, ya que gozaba de la compañía de Ben, los dos saltaban de alegría; en eso, escuchan ruidos atrás de ellos, voltean y ven a un enorme monstruo que se acercaba ferozmente a ellos.

Tomados de la mano, tropezando entre las piedras, logran salir de ahí, pues el monstruo no sale, le teme al agua es lo que ellos observan. Asustados, solo tienden a recostarse en el césped y reponerse del tremendo susto, mirando hacia la cascada. Con temor de que ese animal tan grotesco, salga y trate de lastimarlos, era horrible su cuerpo, tenía como escamas, sus ojos eran enormes y rojizos, parecía como un sapo gigante, el solo recordarlo les hacía temblar.

Decidieron irse a sus casas y no comentar nada, pues por algo nunca habían oído hablar de la Cascada y lo que había bajo de ella, esa cueva inmensa donde habitaba ese horrible animal.

Cada uno se fue a su casa, pensando en lo ocurrido, Artemisa iba seguido ahí, de hecho, se había metido y nunca se había topado con ese monstruo, tal parece que tuviera poco de haber llegado ahí; no se explicaba pues desde niña se metía bajo la cascada, le fascinaba sentir la brisa y ver a través del agua.

Benjamín, les contó a todos los chiquillos y amigos de la escuela, lo sucedido, no le creyeron como era de esperarse. Por lo tato quedaron de ir por la tarde, después de salir de clases, como era su costumbre, llegar bañaditos y frescos a comer, pero ahora, irían a la cascada y entrarían dentro de ella. Ben, les dijo que era peligroso, que él no entraría, solo les diría cómo entrar.

¡Eres un miedoso!  . . . Le dijeron. . .  ¡Si lo hubiesen visto! No me dirían eso. . . Contestó Benjamín. . . Los guio hacia la enorme Cascada, que caía desde una Montaña altísima, se quedaron pasmados. . . ¡Qué bonito!  . . . ¿Cómo es que no sabíamos de ella?  . . . Es lo que yo digo, ni nuestros Padres hablan de esta bellísima cascada, ha de ser por lo peligroso. . . Dijo Fred. . . vean como hace espuma el agua. Cae con tanta fuerza que el remolino que hace arrastraría a cualquiera.

Estaban fascinados, el agua caía a borbotones haciendo un ruido inmenso al caer, las burbujas y la espuma salpicaba las rocas, era una verdadera belleza; bueno. . . Les dice Ben. . . Vayamos a dónde quieren ir. . . Síganme. . . Los chiquillos lo siguen y los conduce entre brisa y rocas hasta debajo de la Cascada ahí mismo donde se ve que cae el inmenso caudal de agua está la entrada a esa cueva donde salió ese horrible animal.

Los guía y les dice, yo los espero afuera, los jovencitos entran con cuidado, están felices de sentirse bajo el agua y solo sentir su fresca brisa, se adentran un poco a la inmensa cueva, y no encuentran rastros del monstruo se va oscureciendo pues era inmensamente larga la cueva ya era como un túnel. Siguen a tientas, no se dan cuenta que están muy lejos de la Cascada, ya no se escucha la caída del agua. De pronto. . . Sin darse cuenta, el piso se termina y caen sin darse cuenta en un lago enorme, con aguas transparentes, azuladas, pero inmensamente profundo, sin embargo, no veían el cielo, estaba silencioso, no se escuchaban pájaros, nadaban, tratando de encontrar de dónde agarrarse. A los lados solo había montañas altísimas y lisas, en la cima se veían frondosos árboles, pero ahí todo era liso, ni de dónde agarrarse, para salir del agua, ya estaban cansados de nadar.

Tratan de unirse, para estar juntos, cuando de pronto, salta del agua el enorme sapo, era horrible, gigante y escamoso, sus ojos brillaban de un color rojizo infernal, era espantoso, no sabían qué hacer. 

Volteaban hacia arriba y solo veían roca, nada de cielo, pero altísimo y liso, era un lugar tan extraño, el enorme monstruo comenzó a saltar sobre el agua hasta llegar a ellos, sus ojos relampagueaban con furia; parecía un ser del averno, los chicos, estaban ya sin fuerza, el animal se acercaba, no sabían qué hacer. En eso, Jared, el menor de los niños, se desmaya, nadan hasta él para auxiliarlo, mientras el animal solo los observaba; entre todos lo reaniman nadando a la vez, no sabían cómo regresar a la cueva, estaba altísimo para subir a ella, pues cayeron sin fijarse.

El animal los rodeaba saltando y chapoteando, haciéndolos estremecer; de pronto, Jared comienza a toser y se reanima, lo cuidan y nadan pegaditos, tratando de darse valor.

El agua estaba helada y comenzaban a entumecerse, ya no podían más, estaban cansados y el monstruo solo los rodeaba, observándolos y asustándolos. De pronto, ven que el sapo, dando saltos y chillidos horribles, se aleja de ellos, voltean hacia la entrada de la cueva y ven a una hermosa joven, de luz intensa, que con solo cerrar sus ojos y extender sus manos hacia ellos, la luz que salía de sus dedos, los envolvió a cada uno de ellos, haciendo que regresaran a la cueva; a lo lejos se divisaba en horrible sapo gigante lleno de furia.

La joven, les contó, que ese sapo, era un hermoso Dios, que había renegado de obedecer al Dios Supremo y se burlaba haciendo maldades a los demás; por lo que había sido castigado y confinado a esa cueva, si poder salir nunca de ella.

Que la habían enviado a rescatarlos, pidiendo a todos que jamás regresaran, ni se acercaran pues ese monstruo viviría siempre bajo la cascada; Y que la próxima vez no podría salvarlos, puesto que ya estaban advertidos. Además, les pidió que ya no fueran ahí, pues el sapo, desde dentro los atraía con sus hechizos, por ello deberían alejarse por siempre de la cascada.

¡Qué lástima dijeron. . .! Tan hermosa que es. . .  Si, que lo es. . . Contestó la hermosa joven, pro también hay cosas que parecen buenas y bellas y no lo son, este, es un lugar de castigo para ese Dios revoltoso y malvado. Ustedes, no deben confiarse tan fácilmente de las cosas, ni de las personas, hay muchos lobos, disfrazados de ovejas. . . Les dijo eso, los abrazó y condujo fuera de la Cascada. Nunca lo olviden, jamás vuelvan, pues yo me iré hasta esa estrella que apenas se vislumbra, rondaba por aquí, cuando vi lo que sucedía, pero no siempre estaré cerca.

Tenemos unas naves que escodemos en la cima más alta, de ahí volamos hasta nuestra estrella, que se llama Alción, desde allá los observamos y mandamos luz y amor. Así que solo, les digo, sean buenos y obedientes, así no les pasará nada malo. Jamás vuelvan, porque ese ser malévolo, ahí vivirá por siembre. . .  Bajo la Cascada. . .. Abrazaron a la bella joven agradecidos por haberlos salvado y aún sorprendidos por lo que les había contado. Un ser de las estrellas. ¡Qué Maravilla!   . . .  Se acercaba una hermosa nave plateada en forma alargada y con luces brillantes, se posa cerca del río y sube la hermosa joven, desde dentro otros seres iguales a ella, los saludaban. . . ¡Estaban incrédulos, aún, no sabían si lo habían soñado. . .!

Y colorín colorado, este cuento, se ha terminado.

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