Tepic, Nayarit, jueves 21 de noviembre de 2024

El sapo malvado

Rocío Alegría Treviño (Cielo)

08 de Marzo de 2024

Había una vez un hermoso pueblito, que al llegar a él tenías que subir una colina, la cual estaba adornada por hermosas flores, amarillas y moradas, el viento te despeinaba los cabellos, jugueteando con ellos, era un lugar muy bonito. 

Y pues en ese entonces no había luz eléctrica, mucho menos televisión, ni radio, nada, era todo tan natural, tan tranquilo, que los hombres se reunían a platicar lo que habían hecho en el día, sus anécdotas, a veces platicaban cuentos de sustos, que les fuera llegando el sueño para poder ir a dormir.

Lo curioso de esto, es que había un joven llamado Fausto, a quien siempre lo seguía un sapo, y él se enojaba y a pedradas lo corría, pero en cuanto se descuidaba, otra vez ahí estaba el sapo a un lado de él.  Todos se reían y le decían que era su guardián, más él se asustaba, pues era un sapo enorme de color gris oscuro, y con los ojos más saltones vistos jamás, era aterrador, llegaba y se arrellanaba en la tierra y acomodaba a un lado de Fausto.

Siempre era lo mismo, y todos se preguntaban por qué hacía eso, qué era lo que quería, sólo se quedaba quieto observando con sus grandes ojos saltones y se quedaba quieto, pero todas las veces a un lado de Fausto, el cual se enfadaba mucho y lo corría a patadas y pedradas.

Fausto, ya nunca estaba cómodo, se sentía amenazado, y las burlas de sus amigos lo hacían enojar, más no sabía qué hacer, esto era insoportable, ya no disfrutaba de esas veladas al calor del fuego, viendo subir las chispas al cielo, pues eso le encantaba, cuando soplaba el viento, las llamas crecían y había chispas por doquier, algunas subían y subían, el admirado veía cómo se iban hacia arriba, sin perder ese hermoso brillo.

Ahora se encontraba enojado y a la vez asustado por ese horrible sapo, pues decían que eran de mala suerte y que, si lo corría más, pues el sapo se enojaría y podría hacerle algo.  Total, que unos días trató de ignorarlo y siguió platicando de las labores del día y decidió continuar con su vida.

Una noche el sapo no apareció y todos contentos pensaron que ya no volvería y que al fin había dejado a Fausto en paz. Este respiró profundo y dijo, --- vaya hasta que se cansó de molestarme, ojalá que ya no vuelva nunca. ¡Fregado, ya me tenía harto ¡ 

Y así siguieron varios días tejiendo sus sueños e ilusiones a la luz de la luna qué veces, resplandecía y los bañaba con sus hermosos rayos de plata, haciendo más sublimes esas deliciosas noches en que conjugaban sus esperanzas, deseando siempre un mañana mejor.

Más una noche. ¡Sorpresa!  Estando rodeados en la fogata.  A lo lejos observaron, cómo venía dando saltos, otra vez el sapo horrible.  Fausto al verlo, se cambió de lugar, para ver si lo encontraba.   Curiosamente, llegó el sapo a donde estaban, se quedó mirando, y viendo donde estaba Fausto, dando saltos, volvió a ponerse a un lado de él.

¡Ay no!  --- dijo Fausto --- otra vez la pesadilla, ¿Qué voy a hacer? Se jalaba los cabellos, desesperado.  Sus amigos, ya preocupados, -- Le dijeron, mira vamos a hacer algo mañana, ahorita ignóralo.  También ellos ya empezaron a preocuparse ante la insistencia del sapo.

Al otro día antes de que oscureciera, le dijeron a Fausto---- mira te vamos a esconder, debajo de esta batea, (las bateas son como tinas de madera alargadas en donde la gente antes lavaba sus ropas ahí).  Así lo hicieron, se encogió boca abajo Fausto y le pusieron la batea encima, poco a poco se fueron juntando los vecinos y esperaban que apareciera el famoso sapo.

Estaban entretenidos en sus comentarios cuando vieron, que el sapo ya venía como siempre, a la misma hora y dando saltos, se acercó a la reunión de cada noche.  Se quedó parado mirando para todos lados. No encontraba a Fausto, éste sudando y asustado solo no hacía ningún movimiento, estaba quietecito y callado.

¡De pronto! ¡Zas!  El sapo salta hacia la batea y se arrellana encima de ella, acomodándose en todo lo ancho de su gordura, y se quedó muy quieto, mirando a todos.  Sorprendidos, no salían de su asombro. ¡Era increíble, como el sapo había encontrado a Fausto!

Sólo atinaron a decirle --- no te preocupes Fausto, pronto se irá y te sacaremos de ahí.  El sapo duró su buen rato sobre Fausto, quieto observaba a todos, no se movía ni nada, solo miraba.

Luego de estar buen rato sobre la b atea que cubría a Fausto, saltó y se fue perdiéndose entre los matorrales.

Todos corrieron hacia Fausto y le dijeron, - - - Fausto --- ya se fue, le quitaron la batea y vieron que Fausto estaba muy quieto. Asustados lo movieron y nada --- no respondía--- ¿Qué pasaría? --- Fausto---- Fausto --- le llamaban, más él no contestaba.   Estaba muerto…  ¡Si Muerto!   ¡Oh!  ¡No no puede ser

¡Qué le haría el sapo, si sólo estuvo arriba de la batea?   Con cuidado voltearon a Fausto, quien tenía muestras de haber sentido un terror indescriptible.

Y Al voltearlo boca abajo… debajo de la camisa…   ¡Oh Dios! ¡Qué cosa tan rara!  Tenía sobre su espalda bien dibujada la figura del horrendo sapo, como si se lo hubieran tatuado.  Por fin el sapo se había salido con la suya --- Dijeron todos, quería llevarse a Fausto---Y lo logró.  Consternados no podían creer lo que había pasado.  --- Y dijo uno de ellos.  Les dije---los sapos son de muy mala suerte.  Ahí tenemos la prueba. - - -

Y colorín colorado…. Este cuento… se ha terminado.

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