Chisgarabís

SIN DESAYUNAR

Más de una treintena de amigos y familiares se dieron cita, este sábado 25 de noviembre, en restaurante ubicado en acera de enfrente al edificio de la Fiscalía de Nayarit con el firme propósito de festejar 79 años de edad del profesor Erasmo Vázquez López. Se trataba de opíparo desayuno, derramar infinidad de vivencias verbales y, lo trascendental, provocar la felicidad del cumpleañero, en un tiempo dirigente de la sección 20 del SNTE.

Invitado por mi entrañable amigo Víctor Carlos Montoya Castellón nos unimos al grueso de festejantes, sólo que media hora después de la cita, es decir, a las 9:30 de la mañana. Todos los lugares, en formación de herradura, estaban ya debidamente ocupados. Los jóvenes (mujeres y hombres) empleados del restaurante habilitaron al centro la unión de dos mesas con sus respectivas sillas para la ubicación de seis personas. Allí tomamos asiento.

Una vez instalados, se acercó una joven mujer con el interés de anotar petición de desayuno que hicimos cada uno de los que con retraso llegamos al lugar.

Empujado por el profesor Luis Alberto Acebo Gutiérrez en silla de ruedas desde el sitio de honor hasta el lugar cercano al micrófono que utilizaba un conjunto musical, el maestro Erasmo Vázquez López dirigió a los asistentes elogioso discurso.

Erasmo quedó a un metro de distancia de la mesa donde nos encontrábamos Fernando Campos Dorado y yo. Por ello el afamado escultor le preguntó a Vázquez López algo que Fernando a mí no supo responder: ¿cuántos años cumples, profesor? Y contestó: 79, y todavía pico…cebolla, jitomate, papa.

Pocos minutos faltaban para las once de la mañana, los seis de nuestra mesa éramos los únicos que no nos servían desayuno. Los demás digerían los alimentos parados, al margen de sus asientos, en grupos que seguramente conversaban sobre temas políticos de actualidad.

Fue entonces que, de súbito, sin meditarlo dos veces, decidí retirarme del local del convivio. Lo hice sin despedirme de nadie, de los anfitriones. No me habían servido el desayuno.

DESNUDEZ CITADINA

Ese mismo día, como a las dos de la tarde, me dirigí a la Plaza Antigua que en Tepic se localiza por la calle Zacatecas entre Hidalgo y Lerdo. Lo hago cotidianamente para abordar el camión de transporte urbano que cerca me deja de mi casa en Infonavit El Mirador, al norte de la ciudad.

Esperé pacientemente el arribo de la unidad. Cuando miré que venía por la calle Hidalgo para dar vuelta en Zacatecas y estacionarse para el arribo de pasajeros, cruce de inmediato la calle.

Para mi sorpresa, en ese instante un joven demente, enteramente desnudo, se acercaba. Una mujer policía municipal, chaparrita, perseguía al encuerado dándole golpes con una especie de cinturón. El demente, como podía, se defendía de la golpiza. Incluso le arrebató el cinturón y el demente lo arrojó a la rúa por donde transitan los vehículos. La agente lo recogió y continuó con los azotes.

En el momento que esperaba bajarán de la unidad unas mujeres, el encuerado se vino de espalda hacia mí, tratando de evitar el suplicio, pero con el antebrazo derecho sostuve el encontronazo.

Ante el asombro de pasajeros en espera de camión, la mujer policía continuaba con el castigo corporal. A ella se le veía bastante molesta, seguramente por el descaro del joven demente que exhibía sus genitales sin vergüenza alguna.

Subí al camión y la escena continuaba. Observé entonces que una joven mujer pasajera se levantó de su asiento y se dirigió a la entrada del camión, pero lanzaba desde allí el grito desesperante: ayuda, ayuda, ayuda. Con ello daba entender que los allí presentes ayudaran a la mujer policía.

Creo que, en lugar de los azotes, lo más sencillo resultaba que la agente, vía telefónica o radial, pidiera apoyo a sus compañeros policías. Pero le ganó la rabia de ver a un hombre con los testículos al aire en la vía pública.