Un héroe llamado Hugo
Ulises Rodríguez
24 de Noviembre de 2023
A Hugo Cervantes lo conozco desde hace años. somos amigos de esos que no se ven seguido, pero que cuando nos vemos, lo hacemos con gusto. Los últimos dos años fuimos compañeros en el Congreso, sin embargo, más allá de un saludo ocasional en los pasillos, no pudimos convivir mucho. La semana pasada me lo topé en las escaleras, inusualmente relajado y conversamos mientras bajamos las escaleras.
Nos despedimos deseándonos suerte en un par de concursos en los que nuestros trabajos están participando y en espera de resultados.
Mi sorpresa fue que, al regresar al edificio del Congreso, me enteré que unos minutos antes de la plática con Hugo, éste había salvado la vida de un hombre que intentó suicidarse lanzándose del tercer piso. Con sorpresa, me platicaban las compañeras que, pese a que todo fue muy rápido, llamó la atención que un hombre se acercó a uno de los ventiladores industriales que están ubicados en los pasillos y que por lo regular sólo se echan a andar cuando hay algún evento en el patio central.
El señor, mientras lloraba y balbuceaba frases a las que nadie le puso atención, tomó el largo cordón del enchufe del ventilador y lo amarró a su cuello con el ánimo de lanzar el aparato al vacío y que el peso del mismo lo arrastrara hacia una muerte segura.
El único que prestó atención fue mi amigo, que en ese momento merodeaba al otro extremo del pasillo y -según lo contó él mismo a algunos compañeros- le alarmó el hecho de que el señor en cuestión se estuviera atando el cuello con el cable.
Lo que siguió fue de película: Hugo se lanzó sobre el desdichado hombre y lo abrazó con su cuerpo, tumbándose ambos al suelo en espera de ayuda.
- ¡Nadie me escucha! ¡Nadie me atiende! - gritaba el hombre mientras se retorcía intentando librarse de quien es también uno de los mejores fotoperiodistas de Nayarit.
Llegó la ayuda y pudieron controlar la situación. Tengo entendido que la policía desalojó al señor, aunque personalmente creo que debió habérsele dado otro tratamiento, más integral, más humano.
No es la primera vez que Hugo Cervantes hace eso. En febrero del 2020, mientras esperaba la oportunidad para cruzar la avenida México frente a catedral, advirtió el malestar de un hombre que se encontraba a algunos metros de donde él estaba y pudo detener un camión urbano que seguramente hubiera acabado con la vida del señor, quien minutos más tarde recibió ayuda médica.
Después de que me platicaran lo del señor que intentó suicidarse, entendí que Hugo no solo es un extraordinario fotógrafo porque tiene un sentido de la oportunidad y porque es consciente de todo lo que lo rodea, sino que ese mismo instinto ha servido para que salve la vida de otras personas.
No pude felicitar a Hugo Cervantes ese día, porque él no mencionó lo que acababa de hacer hacía apenas unos minutos. Tampoco me mencionó que tenía media hora de haber sido despedido como fotógrafo del Congreso por el único delito de haber estado asignado a la diputada Alba Cristal Espinoza, defenestrada recientemente como presidenta del Congreso, como si el fotógrafo fuera responsable de algo más que de disparar su cámara.
En el caso de Hugo Cervantes, quien ha ganado cinco veces el premio estatal de periodismo en la categoría de fotografía, quizá esto último sea verdad: también es responsable de salvar dos vidas y tendrá qué vivir él mismo con eso en su conciencia.
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