“La Diosa de La Tierra”
Rocío Alegría Treviño (Cielo)
24 de Noviembre de 2023
El cielo ese día estaba espléndido, era de un hermoso color azul claro, las nubes blancas simulando hermosas figuras bogaban surcando el infinito, mientras varias familias gozaban de la frescura del agua en un bello lago, donde caían estrepitosamente caudalosas cascadas, que salpicaban de agua su entorno, los niños reían, pero a la vez temían ver semejante fuerza de esa agua que caía haciendo remolinos en el lago.
Ellos se bañaban alejados del lugar donde se hacía como un embudo por la fuerte corriente que arrastraba todo, tenían prohibido acercarse ahí, pues era muy peligroso, sin embargo, los más grandecitos, se aventuraron a nadar bajo el agua y llegar atrás de la cortina espesa de agua,
Se encontraron en una inmensa cueva, misma que permanecía húmeda y llena de musgo, hongos y plantas que se daban por el agua que alcanzaba a llegar ahí.
Se internaron en ella, haciéndose cada vez más oscuro, llegaron a una bifurcación y no sabían hacia dónde dirigirse, entonces, uno de ellos decidió echar un a moneda que traía en su pantaloncillo, y que la moneda decidiera. . . Así lo hicieron y se fueron hacia la derecha, la cueva raramente por lo lejos de la entrada, estaba iluminada, una luz brillante se veía a lo lejos; decididos y a la vez un poco temerosos, decidieron avanzar, ellos eran cuatro jóvenes adolescentes ávidos de aventuras.
Riendo un poco nerviosos avanzaron y la luz se hacía presente cada vez más. Llegaron a una enorme entrada, iluminada en su totalidad, pero para su extrañeza, todo era de cristal, era transparente y bajo sus pies corría el agua y veían inmensidad de peces, serpientes, plantas y flores hermosas que se daban en el fondo del lago.
¡Qué extraño! . . . Pensaban. . . ¿Dónde estaremos?
Era todo aquello tan bello, mágico que parecía que estaban soñando, Larisa, que era la única mujer que los acompañaba, estaba fascinada agachada viendo pasar debajo de ella infinidad de peces de colores distintos y formas, a ella le encantaban los peces; los demás veían que caían cascadas en las paredes cristalinas, pero suavemente, adornando la estancia. Como si fuesen cortinas, pero éstas, eran de agua.
Estaban asombrados observando todo, cuando escuchan sonidos extraños, eran unos seres m uy raros, ricamente vestidos, muy altos y delgados, con ropas ajustadas a su cuerpo, traían algunas cosas en sus manos, brillaban mucho, se acercaron a ellos cuidadosamente para no asustarlos.
Uno de ellos, llamado Elliot, recibía mensajes vía telepática, Escuchaba claramente que le decía: No teman, no les haremos daño, estamos aquí para ayudar a la Diosa de La Tierra, quien está muy triste por ver lo que están haciendo con ella. Solo deseamos pedirles ayuda y que lleven un mensaje a los hombres.
Sorprendido Elliot, al escuchar eso, volteaba a todos lados, sacudía su cabeza sin saber si era verdad lo que escuchaba. . . Si lo es. . . Le vuelve a hablar el hombre aquél, queremos hablar con ustedes, solo no se asusten, en unos momentos saldrá a saludarlos La Diosa de La Tierra.
Se asombran al ver a una hermosa mujer, era altísima, con vestidos hechos de plantas hermosas, entretejidas con hijos de oro y plata, en sus muñecas portaba adornos bellísimos con piedras preciosas engarzadas en finas lianas e hilos dorados, de igual manera en sus tobillos, su piel era morena clara, su cabellera era abundante y sus rizos caían en roles por su espalda, llevaba hermosas flores por todo su cabello.
Era muy linda, los jóvenes no sabían qué hacer, solo recibían órdenes mentales de permanecer quietos y callados. Así lo hicieron, la Diosa de la Tierra, se sentó en una bella silla de cristal, adornada con flores hermosas de distintos colores.
Les habló tiernamente: Queridos niños, los he hecho traer porque quiero pedirles su ayuda, he visto con tristeza como los hombres están acabando conmigo, bueno. . . Con la Tierra, yo solo soy su Diosa, la encargada de conservarla para bien de la humanidad.
En las paredes de cristal comenzaron a aparecer imágenes de diferentes lugares de la tierra, como una película, en unos aparecían paisajes desoladores, áridos, secos, animales muriendo de hambre, por la sequía, en otros aparecían casas y cerros destruidos, la tierra se abría tragándose todo en el momento: en la Antártida el hielo deshaciéndose, haciendo crecer los mares que inundarían Países que estaban bajo el nivel del mar, En otros lugares volcanes haciendo erupción lanzando lava y ceniza por doquier; plagas de insectos que arrasaban con ciudades. Y sin embargo, pasaron unos paisajes hermosos, llenos de bosques frondosos y aves multicolores, animales de diversas especies, que felices se paseaban entre esa bella jungla.
Pero luego las guerras, gente inocente muriendo, sobre todo niños y mujeres, jóvenes abatidos por las balas peleándose el petróleo, el oro, la plata.
Esto, es lo que está sucediendo, no debe pasar, el hombre debería pensar que vino a este mundo a cumplir una misión, vivir felices, amarse unos a otros, ayudar al prójimo, al necesitado; sin embargo se matan entre sí, hay violencia, secuestros, asesinatos; esto ya no debe continuar, y ustedes queridos míos me ayudarán a llevar estas esferas a cada gobernante, la explotación de las minas debe parar también, la extracción de petróleo, pues eso ocasiona contaminación y hacen hoyos en el planeta que luego ocasionan terremotos, éstos a su vez Tsunamis, algo mortal e innecesario; cuando deben luchar por preservar la vida tanto humana como animal y vegetal.
Estaban asombrados al ver todo lo que sucedía en el mundo, ella los abrazó tiernamente diciéndoles, ustedes son el futuro de esta tierra y deseo me ayuden a ser mis consejeros, pondré miles de esferas en una bolsa especial, y las águilas que esperan fuera de esta cueva de cristal, los llevarán a cada ciudad, les hablarán de mí y si no tratan de evitar todo esto, la vida humana, animal y vegetal perecerá.
Cada gobernante, por pequeña que sea su tierra o pueblo que gobierna, debe ver estas esferas, en ella van las imágenes de lo que están ocasionando, sé que tomarán medidas y se reunirán para detener todo esto, de no hacerlo así, en la esfera viene lo que verán antes de morir, el fin del mundo, por tanta intolerancia, maldad, afán de poder, cuando solo deben enseñarse a amar, ayudarse unos a otros, ser felices. . . Esa es su misión, luchar por sus sueños y dar felicidad a todos los que aman,
En eso, la toma de la mano y suavemente los acompaña fuera de la hermosa cueva de cristal, sus puertas daban exactamente al lugar más alto de la montaña donde nacían las cascadas y bajo ellas vivía La Diosa de la Tierra, aunque se desplazaba por los confines en sus hermosas y enormes águilas, viajando de día o de noche, ellas tenían mucha fuerza y poder.
La Diosa de la Tierra, poseía castillos en cada uno de los Puntos importantes de la tierra, poseía naves exóticas para desplazarse por el infinito cuando enviaba a las águilas a supervisar los océanos o los lugares donde había contaminación, violencia o destrucción.
Se despidió de ellos diciendo que sus padres no los buscarían pues en poco tiempo, las águilas los llevarían a todos los lugares del mundo, eran súper veloces y mágicas. Y que cuando desearan hablar con ella, solo pensaran lo que deseaban decirle y ella los escucharía, pues había entablado un enlace telepático con cada uno de ellos, de hoy en adelante, ustedes serán mis ayudantes, los llenaré de fortuna para que nada les falte y si alguno de esos gobiernos no hace nada por cambiar, serán los primeros que caerán ya sea destruidos por volcanes, tsunamis, o terremotos.
De eso, los quiero librar, pero tienen un alma oscura y solo tienen ambición por el dinero y el poder, cosa que no piensan, que, al morir, nada podrán llevarse, atesoran fortunas que ni disfrutan, pues se les mandan graves enfermedades que ellos atraen por su maldad y codicia. Su misión es dar amor, amor y más amor, vivir para ser felices, luchar por sus sueños y ayudar a los demás.
Vayan. . . Hijos míos, estaremos en comunicación y no olviden quedarse cada uno, con una esfera, para que la muestren a sus familias y sepan, que no están solos, estoy aquí para ayudar al que se deje hacerlo, de no ser así, perecerán irremediablemente.
Llegaron las águilas, eran enormes sus alas larguísimas, las agitaban esplendorosamente, al verlas se atemorizaron, pero las águilas también les hablaban telepáticamente, diciéndoles, que estaban para ayudar, no para lastimar. Uno a uno se fue subiendo en ellas, traían una especie de cincho de donde se sujetaban y de ahí mismo las bolsas con las bellas esferas mágicas, que con solo agitarlas iban apareciendo los diferentes sucesos que acontecían en la tierra.
Emprendieron el vuelo, aun dudando que esto era un sueño. . . Felices reían de haber sido partícipes de esa bella misión y de conocer a esa hermosa Diosa. . . La Diosa de La Tierra. . .
Y colorín colorado, este cuento, se ha terminado.
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