Marcelo Ebrard Casaubón, kaput

El partido político Movimiento Ciudadano (MC), por medio de su dueño, Dante Delgado Ranauro, le abrió una puerta al excanciller Marcelo Ebrard Casaubón, con la posibilidad de que llegue a la candidatura presidencial por este partido, ahora que al parecer el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) ya le dio palo a Ebrard definitivamente, pese a la lucha que promovió el excanciller.

Según varios analistas políticos, lo dicho por Dante Delgado, pareciera más bien una ofensa o una burla para Ebrard Casaubón, al decir que el gobernador del estado de Nuevo León, Samuel García es una opción interna y Marcelo una externa, como si nada más le hubiese dorado la píldora al también conocido como “el carnal Marcelo). Sin embargo, ahora habrá que ver la decisión que tome el propio Marcelo, debido a que constantemente decía que no se iría de Morena ni sería candidato independiente; tal vez por la esperanza de que el tribunal electoral le diera la razón y se llegara a otra ronda interna de Morena para la selección del coordinador de la cuarta transformación.

El problema es que Marcelo Ebrard ya no las tiene todas consigo o más bien, jamás las tuvo para llegar a ser el coordinador de Morena y, menos con el berrinche y encaprichada que se dio al no ser el ungido de acuerdo a las encuestas de Morena en donde salió favorecida la doctora Claudia Sheinbaum.

Aunque existe la posibilidad de que Marcelo sigua teniendo seguidores, lo más probable es que quienes aún lo siguen lo estén haciendo con alguna intención de interés y no porque estén convencidos de que llegará a algo o a alguna determinación legal que desplace a la señora Sheinbaum; aunque esto ya suena más a un sueño guajiro para don Marcelo.

Pero como hoy en día la situación política en el país ha dado muestras incongruentes en lo que es precisamente la política en sí, todo podría suceder y que Ebrard Casaubón pudiera salir con alguna sorpresa o que tenga un as bajo la manga; porque a la mejor a algo se está ateniendo y por lo mismo no ha perdido la esperanza y más, a sabiendas de que ya es su último tren político para seguir mamando del presupuesto en puestos de altura, de la política mayor, de altos vuelos y no uno más del montón.

Sin embargo, lo mejor sería que Marcelo Ebrard fuera el abanderado de MC para la Presidencia de la República, para que se dé cuenta por sí mismo de que no cuenta con el potencial para llegar a la grande, que no es lo que piensa de sí mismo ni lo que le dicen sus aún aduladores, porque de que los hay, los hay y, obviamente que quienes le siguen dando cuerda a Marcelo de que sí se puede, de que quién dujo que no se puede, que es el non plus ultra y de que nadie como él para tomar las riendas de la Nación mexicana, tal vez lo estén haciendo con algún fin avieso con la esperanza de que si Marcelo no llega a nada, de todos modos algunos de esos aduladores tal vez logren algo, lo que caiga.

Pero como sea, MC no tiene ningún futuro con ninguno de sus candidatos que presente, porque si bien las comparaciones son odiosas, a MC le podría ir todavía mejor con Marcelo Ebrard que con Samuel García, ya que si bien García ganó la gubernatura de Nuevo León fue de pura chiripa y no por ser un gran político, su mismo actuar ahora ya como gobernador lo dice todo y, tal y como dicen varios analistas: si no ha podido gobernar su propia entidad, qué se podría esperar en el hipotético caso de que llegara a presidente del país.

A nivel nacional Marcelo Ebrard perdió muchos simpatizantes debido a su comportamiento caprichoso y de niño malcriado al no resultar triunfador en la encuesta interna de Morena, por su berrinche y pataleo al no reconocer el triunfo de Claudia Sheinbaum, al impugnar de tal manera como si en verdad se haya sentido como el ungido por los dioses y la alineación de planetas a su favor, como si mereciera por derecho a ser el próximo presidente de México; pero la realidad lo ha bajado de su nube, un bajón que aún él no ve, no siente o no reconoce abiertamente o tal vez seguirá pensando que ha sido una injusticia lo que le ha sucedido con las fuerzas vivas de la política.

Marcelo Ebrard como secretario de Relaciones Exteriores dio muchas muestras de ser un diplomático de altura debido a su buen desempeño como tal al salir avante en varios conflictos serios de política exterior, salvando varios escollos para la administración encabezada por el presidente Andrés Manuel López Obrador; sin embargo, con su berrinche y pataleo demostró falta de madurez.

Sea pues. Vale.