Chisgarabís
Oscar González Bonilla
08 de Septiembre de 2023
De muy poco sirvió la manifestación pública que frente al edificio sede del Ayuntamiento de Tepic hizo un grupo de personas inconforme por la no aplicación (según su ver y sentir) de descuento en pagos anuales por el servicio domiciliario de agua potable y el impuesto predial.
El secretario del ayuntamiento, Saúl Paredes, quien asumió la voz cantante de la oficialidad municipal se mostró terco en su apreciación: el porcentaje de descuento en el pago obligatorio del impuesto predial es parejo. Aludió que, en caso del descuento del 50 por ciento a las personas de la tercera edad, en esa misma proporción la rebaja será para los ricos empresarios que, algunos, adeudan hasta 100 mil pesos, ejemplificó el funcionario.
Por su parte, Miguel González Ibarra, reconocido luchador social de izquierda, se mostró inflexible en su propósito de realizar sesión de cabildo abierto. Es decir, exige la participación de gente del pueblo para argumentar sobre el tema en la decisión que asuma el órgano colegiado municipal. Propuso que la dicha sesión de cabildo se efectúe en espacio de la plaza pública de Tepic, frente a la presidencia municipal. Ello en virtud que Saúl Paredes argumentó la prohibición de aglomeración en espacios cerrados.
Miguel demandaba a voz en cuello que el secretario del ayuntamiento en ese momento definiera día y hora para la celebración de la sesión de cabildo abierto. Saúl por su parte respondía que esa decisión no correspondía a él, sino a los integrantes del cabildo. Total, las partes no llegaron a ningún acuerdo.
Saúl Paredes dijo que la petición que los inconformes hace ocho días turnaron (al parecer por escrito), al secretario del ayuntamiento sobre la efectividad del descuento a las personas de la tercera edad, ha sido enviada para su estudio y aprobación a la comisión correspondiente del cabildo, pero a la fecha no hay resultado.
Llegó el momento que la situación se volvió ríspida. Miguel acusó al secretario del ayuntamiento de haber dirigido un discurso convenenciero y lo señaló como priista representante del Salinismo. Saúl por su parte etiquetó a Miguel de izquierdista radical, intolerante. Los caldeados ánimos no llegaron a más, privó la prudencia entre los actores principales.
Los manifestantes se retiraron del lugar con la idea en mente de que la oficialidad municipal les avisará día y hora de la celebración de la sesión del cabildo abierto, mientras que los funcionarios municipales se alejaron convencidos que los descuentos (en febrero cinco por ciento) en el pago anual del impuesto predial prevalecerá, y no el 50% que demanda la prole.
Lo sorprendente fue la mezquina actitud asumida por uno de los representantes de los inconformes de apellido Brieño. Durante el desarrollo de la manifestación, esta persona dio declaraciones a los representantes de los medios de comunicación con actitud beligerante, alzaba la voz como si estuviera bastante molesto por el cobro del ayuntamiento a los sin dinero.
Cuando Saúl Paredes estuvo haciendo frente al encuentro, el tal Brieño, ubicado al lado derecho del funcionario municipal, sacó un recibo del agua que a dos manos expuso a la vista de todos. Argumentó que el recibo es de una señora de avanzada edad, enferma y muy pobre. Brieño, por su propia cuenta, asumió la responsabilidad de pagar lo correspondiente, pero pidió, suplicó, al secretario del ayuntamiento le echara la mano. Este le respondió que ante tal situación la señora no pagará ni un cinco. Brieño ya no estuvo al frente, en el acto se retiró loco de contento.
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