Como Aurora no hay en la venta de periódicos y revistas

Sin cortapisas, Ignacio Palacios Murillo hace referencia que su madre Aurora Murillo Ruelas nació en Tepic, en el seno de una familia humilde. La madre de esta, Atanasia Ruelas, largo periodo de su vida se desempeñó como sirvienta.

Aurora tuvo la desdicha de estudiar hasta el segundo año de primaria. Cuando cumplía quince años de edad, inició labores en el periódico El Nayar de la capital nayarita. “No sé por qué cayó allí”, expresa Ignacio. Sí sabe que su madre comenzó haciendo el aseo, enseguida doblaba el periódico y luego adquirió práctica y conocimientos sobre manejo del linotipo. “A nosotros nos mandaba a vender periódico”.

Fue don Antonio Pérez Cisneros, director y propietario de El Nayar, y don Miguel, hermano de éste, quienes decidieron la instalación de puesto para la venta de periódicos y revistas al lado del edificio de la presidencia municipal de Tepic. “Estaba la lonchería Las Américas, se hallaba un pasadizo a unas habitaciones de la abuela de (José de Jesús) Hernández Guillén”, recuerda Nacho. Aurora Palacios Murillo fue designada como responsable de la nueva negociación.

Al tiempo, ya como propietaria única del puesto de venta, Aurora ubicó especie de tijera para la colocación de periódicos y revistas fuera de la mercería conocida como 33, en Lerdo y Veracruz. Por esas fechas el gobierno municipal ordenó el retiro de todos los puestos semifijos en las zonas de los portales, ubicados alrededor de la plaza principal de Tepic.

Aurora, ante esa situación que la afectó, contó con la benevolencia de la señora María de Wu, dueña del 33, quien canceló un aparador de su tienda con el propósito de rentar el local para la ubicación del puesto de periódicos, revistas, libros y demás.

Recuerda Nacho, su hijo:

“Fue la primera de Tepic en vender el periódico El Occidental. Era una persona innovadora. Su puesto lo tenía muy bien surtido, por ello cualesquier revista, periódico o libro que buscaban, allí lo encontraban. Tenía fama de corajuda, pero poseía ética, moral y responsabilidad.

Había tres competidores con mayor antigüedad, pero ella se ganó la confianza de sus clientes por ser responsable. Le pedían apartara el periódico y te lo apartaba. Si no ibas por él, allí permanecía tu periódico.

Recuerdo que hubo problemas con los distribuidores de revistas, razón por la cual le negaron la entrega. Pero entonces ella mandaba traer revistas de Guadalajara o Mazatlán para satisfacer a sus clientes. Si tú hacías algún trato con ella, se hacía porque se hacía”.

Alrededor de 65 años mantuvo el negocio, la mayoría de ellos en el portal Bola de Oro, donde trabajaba los 365 días del año. Al principio iniciaba venta a las cinco de la mañana hasta las nueve de la noche. Cuando mayor fue el conocimiento de la gente sobre su presencia, la apertura era a las ocho de la mañana con cierre a las 21 hora.

“Para ella no había día del estudiante, del policía, de la madre, festejo de navidad o cumpleaños. El puesto no se cerraba, mi madre trabajaba todos los días”.

Al margen del matrimonio, madre soltera, Aurora Murillo Ruelas procreó dos hijos: Rafael Mota Murillo e Ignacio Palacios Murillo. El primero ya falleció, mientras que el segundo concedió la entrevista actual, con base en la amabilidad que afianzó en el aprendizaje obtenido durante su presente permanencia de 23 años en la organización de Alcohólicos Anónimos.

Sus hijos le ayudaron con trabajo a que el negocio floreciera. Ignacio argumenta: “Yo le ayudé hasta que tuve 16 años de edad. Repartía los periódicos que muchas personas le solicitaban a ella se los apartara. Los llevaba a clientes como Menchaca, Hernández Guillén y enorme cantidad de médicos”.

Aurora inició la venta de periódicos, revistas, libros y chucherías en 1953, mientras que en el oficio permaneció alrededor de 65 años. Ignacio no quiso entrar en detalles, sobre todo políticos, para explicar el motivo que tuvo su madre para abandonar el local en el centro de la ciudad. Sólo afirmó que la situación era incosteable, y tenía que pagar 18 mil pesos mensuales de renta a la señora Wu. “Entregó el local, y pagó hasta el último mes de alquiler, no quedó a deber un centavo”.

Le cumplieron el ofrecimiento de un quiosco, mismo que instaló en las avenidas México y Colosio. Sin embargo, por enfermedades derivadas de la vejez, la atención al público perdió fuerza. Al día, cuando asistía al local, obtenía entre 80 y 100 pesos. Finalmente, Aurora Murillo Ruelas falleció a los 92 años de edad el 24 de junio del presente año.

Pregunto a Ignacio Palacios Murillo si es su deseo continuar la tradición laboral de su madre. Confiesa que no. Y enseguida explica:

“Mi madre me puso una librería por la calle Veracruz en Tepic, pero no la hice. Enseguida, casi igual que ella, un puesto para venta de periódicos y revistas por la calle Puebla, y tampoco, a pesar que le eché ganas (le ganó la bohemia). Zapatero a tus zapatos. Pienso que cuando algo te gusta hacer, le pones todas las ganas”.

Está profundamente satisfecho de que su madre le haya enseñado en la vida a realizar acciones prácticas. Con base a esas experiencias, dice, se ha abierto camino para vivir. Desde 1978 es chofer de taxi de su propiedad, oficio que le apasiona.

Sin embargo, la hija de Nacho posee un puesto para la venta de periódicos y revistas en México y Amado Nervo, casi en espacio de la plaza principal de Tepic. “Haz de cuenta que heredó a doña Aurora, su abuela”.