El río

Soy como el río que corre impetuoso por laderas y montes, se despeña, trata de detenerse, pero no puede, encuentra un recodo, quiere anidarse, pero la corriente lo empuja y sigue por las colinas, rocas abruptas saltando y buscar un refugio, donde encontrar un poco de reposo, de serenidad, mas avanza y avanza, corre cantando a la par del viento va en busca de su alma herida que siente perdida, mas sabe que su alma está ahí dentro de sí, y continúa su imparable viaje hasta llegar al mar y desbocado se arroja en sus aguas saladas, espumosas y profundas, no pudo parar. Está un poco loco, cuerdo en momentos, pero ante tal turbulencia se aturde, lo empujan las olas. Lo arrastra la corriente, decide volver, pero no puede, se perdió en el océano infinito en su inmensa locura.