Zaga del Ingenio de Puga...
José Pilar Escalante
04 de Junio de 2023
(SE PREPARA LA ESTOCADA FINAL)
Aún tengo fresco en mi memoria, gratos recuerdos de los veinte años que trabajé como obrero al servicio del ingenio de Puga, que existía una actitud de dignidad individual de cada trabajador en problemas laborales particulares y colectivos, cuando se revisaba el contrato ley y se emplazaba a huelga por mejores condiciones de trabajo.
Individualmente, el obrero libraba una lucha desigual para que sus superiores le trataran con más respeto al momento de ordenarle la ejecución de sus labores y evitaran el trato despectivo que mucho lastimaba el orgullo; individualmente, también, exigía su derecho a tener un par de zapatos, casco, lentes, guantes para su seguridad y protección, cuando a pesar de convenios firmados se le negaban; personalmente luchaba porque se le hiciera el reembolso de deducciones indebidas o de sueldos no pagados y devengados; como también individualmente exigía y gestionaba, proponía, mejoras a su área de trabajo cuando a su juicio debería la empresa hacerlas.
Colectivamente, participaba en las asambleas y respetaba las decisiones que por mayoría se tomaban; se apoyaba la constitución de equipos o grupos calificados para competir con experimentadas empresas por pequeños contratos de trabajo para ampliar o dar mantenimiento al ingenio; se peleaba colectivamente para obtener un mejor salario departamental: obtener uno o dos centavos más para el departamento de bodega por cada costal de azúcar estibado o embarcado; dos o tres pesos por cada tanda de azúcar centrifugada; significativos incrementos por el exceso de calor, polvo, ruido o altura, causantes todas de riesgos y enfermedades a las que los obreros se exponían... Existía, pese a todo, ese espíritu de lucha y unidad, el orgullo y la dignidad de quién se sabe parte de una clase explotada y se opone a ser pisoteado, abusado y humillado.
Las cosas hoy en día son opuestamente diferentes: individual y colectivamente no hay ese espíritu de lucha y dignidad, solo un triste y apático conformismo en el que se espera ocurra un milagro y sea por compasión o conveniencia propia, los empresarios se apiaden de la situación tan precaria por la que están pasando y sufriendo los desvalidos trabajadores, los cuales casi ruegan porque se abra de nuevo la fuente de trabajo aún a costa de renunciar a derechos, prestaciones y hasta de sus salarios ya ganados. Qué lamentable ver, conocer, la pusilánime y cobarde actitud de los dirigentes sindicales y los mismos obreros ante tan críticos y delicados momentos, que exigen actuar con determinación y coraje para cambiar su destino.
Los últimos acontecimientos apuntan a que el grupo GAM se apodere del Ingenio utilizando a los obreros: la propuesta es que los obreros sean los dueños vía adjudicación, derivada de la huelga, siempre y cuando se comprometan a venderle de inmediato al grupo GAM, quien les promete liquidarles conforme a la ley (¡¡¡n’ombre, que gran favor!!!). Qué aberrante canallada, utilizar de esa forma a la masa obrera. Se pudiera escribir un libro o un tratado completo de esta inédita situación por la que atraviesa la empresa ingenio de Puga, pero me reservaré delicadas opiniones no por cobardía, sino para evitar mayores cargos de conciencia, presiones y señalamientos a los que se encuentran sometidos los neófitos dirigentes locales, todos ellos amigos personales.
Y AHORA UN POEMA:
Nadie supo, nadie sabe
Cómo sucedió el quebranto;
Hoy solo se escucha el llanto,
Dolor ya en Puga no cabe...
Obreros y campesinos lloran
Lo que defender no han podido:
Ver al ingenio caído;
Y piedad al rico imploran.
Sea de Dios o del destino,
Busquemos, unidos los pasos,
Seguir un solo camino,
Sin abrazos ni balazos;
Que aquí necesitamos hombres
¡De valor y no payasos!
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