Tepic, Nayarit, martes 03 de diciembre de 2024

Los problemas de la UAN

Salvador Mancillas

26 de Marzo de 2023

1. El Corporativismo político. Definición: Práctica de distribución de puestos y posiciones remunerativas (monetarias y en prestigio), en función de negociaciones entre grupos fuertes, unos sindicales y otros familiares. La gente y el gobierno confunde el corporativismo sindical, ꟷque es normal que exista en los gremiosꟷ, con el corporativismo político; y creen que, al desarticular los sindicatos, acabarán con el segundo. En realidad, favorecen la concentración del poder de un solo grupo en la UAN. Es el corporativismo político el que enferma a los gremios incoándoles el virus del charrismo sindical, no a la inversa.

2. Burocratismo de la gobernanza. Es la “jaula de hierro” famosa, que sirve para encerrar a sus operadores en un entramado de relaciones que desconectan sus prácticas de la realidad. La jaula de hierro estatal opera más para satisfacer las necesidades sistémicas de su propia estructura burocrática, que las de la realidad. Pasa lo mismo con la burocracia universitaria, que opera movida por intereses corporativos, en gran medida estimuladas por las políticas de la Secretaría de Educación Pública. Es la propia SEP, la que ha convertido en una entidad parasitaria de sí misma a la universidad: una pequeña jaulita de hierro pegada a otra más grande, como una sanguijuela. ¿Por qué? Porque en última instancia son una misma cosa: son parte del estado.

3. Corporativismo académico: es resultado de lo anterior. Es decir, debido a la imposición de objetivos descabellados e irreales por parte de la burocracia de la SEP y, por ende, de la UAN, los académicos terminan realizando prácticas de simulación y fraude académico. Los maestros hacen grupos de amigos (o más bien “camarillas”) que se ofrecen mutuamente recomendaciones y consejos de cómo conseguir puntos para las becas, de cómo conseguir privilegios relacionados con los distintos programas de SEP y de cómo obtener reconocimientos individuales y de los cuerpos académicos. Todo estaría bien, lo malo es que estas camarillas suelen estar en competencia con otras. La SEP ha convertido a los académicos en alebrijes. Este es un término acuñado por profesores del sureste de México, considerando que un alebrije es un monstruo compuesto de varios animales. En comparación, un profesor es alguien que debe cumplir una lista de responsabilidades insólitas, difícil de articular entre sí. Además de docentes, los maestros de

ben ser tutores, gestores, investigadores, articulistas, guardianes de la responsabilidad social, asistentes psicológicos de los estudiantes, paños de lágrimas y, si de plano, te toca el “privilegio” de ser coordinador de programa o de cualquier otra cosa que represente una jodida “compensación económica”, resígnate a morir o, por lo menos, a enfermar de estrés por todos los días de tu vida. Si el tiempo es lineal y nuestro reloj biológico tiene 24 horas, según la flecha termodinámica, el profesor trata de acortarlo y retorcerlo para cumplir tales responsabilidades. A todo ello hay que sumar la novísima responsabilidad de otorgar “evidencias” de todo eso que hace ante la contraloría interna. Es para darse un balazo.

4. Clases Sociales “académicas”. La existencia de clases sociales dentro de la UAN. El corporativismo ha creado grupos de personas que conforman, en efecto, una especie de realeza académica: por métodos oscuros, nada igualitarios y discrecionales terminan disfrutando de las becas más altas y de las posiciones más elevadas, con una facilidad que asombra al pobre profesor (o profesora) que ha dedicado toda su vida a establecer estrategias de cómo remontar todos los retos del sistema meritocrático impuesto por la SEP y la universidad. Parientes, amantes, tíos, hermanos, o cuñados de personajes que forman parte de los grupos poderosos hacia el interior, ganan en el juego meritocrático de “serpientes y escaleras”, con una facilidad pasmosa.

5. ¿Cómo Acabar con TODO eso? Está en chino. Si le piden opinión al Peje, dirá: hay que “poner otra universidad en Huajicori”. Pero lo que NO ve el presidente es que los académicos “aspiracionistas” no son los causantes directos de ese estado de cosas. Los verdaderos causantes son la burocracia de la SEP, en alianza tersa con el corporativismo político interno (como lo definimos en el punto 1). Si se quieren mejorar las universidades:

a) hay que establecer nuevas bases de relación entre el Estado, la Universidad y la Sociedad: signar un nuevo contrato social.

b) En ese contrato, es necesario acordar un esquema concreto de desarrollo regional, para lo cual el estado debe constituirse en el respaldo (no en el obstáculo) de los investigadores y académicos, para la consecución de los objetivos acordados. También, el estado debe ser el convocante de otros participantes de la sociedad, como la IP, instancias del gobierno federal (e inclusive del extranjero, aunque ya sería mucho soñar).

6. Esto no supone “abolir” lo programas de la SEP. Supone privilegiar los objetivos de desarrollo local y regional, en calidad de objetivos estratégicos con resultados evaluables, para buscar un sistema “meritocrático” adecuado, capaz de potenciar esos resultados. bajo ese tamiz, la universidad verá cómo aprovechar mejor los programas federales (de lo contrario, seguirán siendo dinero perdido).

7. Claro está, esto sí supone cambiar la estructura académica interna: hay que departamentalizar la academia para estimular el trabajo cooperativo y establecer un sistema de liderazgo académico que permita la autogestión colectiva de la carrera profesional de cada profesor (o profesora) individual.

8. También supone que el mérito se centraría ahora en logros efectivos, no en “papeles”, ni en documentitis.

9. A lo mejor no va servir de nada el catecismo aquí expuesto. El gobierno como los universitarios están embebidos en la politización de los temas que consideran “importantes”. La política, como arte de hacerse pén… dulo para pasarla bien.

10. Favor de no utilizar estas ideas para “acomodarlas” a intereses personales y corporativos. Si, lo hacen, CHASPM.

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