Tepic, Nayarit, jueves 21 de noviembre de 2024

“El Hombre de Goma y la Diosa Irún”

Rocío Alegría Treviño (Cielo)

17 de Diciembre de 2022

Existía un pueblo grande y lleno de bellezas, había enormes palacios de Cristal, con espejos relucientes que reflejaban la belleza de los lagos que adornaban los Palacios de los gobernantes, reyes y emperadores. La gente del pueblo se dedicaba a cosechar goma, de los árboles de caucho que adornaban los bosques y alrededores, la goma que sacaban de estos árboles, era utilizada para hacer barcas, telas hermosas, techos de casas, en fin la goma que salía de esos árboles era muy bien elaborada de manera que era el sustento de ese exuberante pueblo.

Un día estando los hombres y mujeres, algunos niños cosechando la goma de esos árboles que salía al corar parte de sus cortezas, escucharon una débil voz que los llamaba: Por piedad, ya déjenme en paz, cada vez que ustedes cortan los árboles yo me debilito, la goma que extraen es como si me sacasen la sangre de mi cuerpo.

Todos, trataban de encontrar de dónde procedía esa voz melancólica y triste. Sin pensar que de cada árbol lacerado o herido por los filosos cuchillos, era parte de esa voz, pues todos en sí eran uno que formaban al Hombre de Goma. Este subsistía porque era parte de cada uno de esos árboles, al ir acabando con ellos, el moría lentamente. Asustados, todos dejaron de cortar la corteza de los árboles y regresaron al Pueblo, donde el Gobernante los regaña……. ¿Cómo es posible que los asuste una voz?  Puede ser el Viento, que susurra palabras, eso es común. . .. Les decía el agrio gobernante.

Los pobladores, no sabían si obedecer o no, pues sentían que era verdad lo que habían escuchado.

En eso, entre la bruma que existía en esos momentos aparece un hombre altísimo, goteaba goma de sus dedos, parecía como si se estuviese deshaciendo. El Dueño de esas tierras lo ve y se asusta. En verdad parecía un monstruo, cuando en sus años de juventud, antes de que cortaran las cortezas de los árboles, él resplandecía en belleza y poderes.

Por favor. . . Les dice, ya no soporto más, estoy muriendo, cada vez que ustedes cortan los árboles y mana la goma, es como si me cortaran a mí, eso es lo que corre por mis venas, soy el Dios del Caucho, me llaman el Hombre de Goma, mi función es ayudar, pero ustedes se han pasado, han talado casi todos los árboles, me estoy muriendo. ¡Por favor hagan algo!

Asustado Nord, que así se llamaba el Gobernante, solo se alejó sin decir nada, el cuerpo le temblaba ante tal visión, consultó a sus sabios y éstos le dijeron que debía de dejar de cortar caucho, pues entonces de no hacerlo, desaparecerían para siempre.

Se paseaba sin saber qué hacer, mientras tanto, la hija de Nord, asistía al pobre Hombre de Goma, que había caído y ella lo sostenía. ¿Qué puedo hacer por ti? El Hombre de Goma, apenas podía hablar, parecía derretirse, entonces, llega El Gran Sabio, le da a tomar una bebida hecha con goma del caucho fuertemente aderezada con polvo de estrellas, que él guardaba desde hace muchos años.

El Hombre de Goma bebe el brebaje y comienza a sentirse bien, deja de gotear goma y se levanta, irguiéndose en toda su belleza; ante los ojos atónitos de la hija de Nord, cuyo nombre era Set Chin, quien sin saberlo tenía poderes, pues ella era La Diosa de Los Árboles de Caucho.

El Hombre de Goma decide retirarse no sin antes pedir, que dejen de cortar en demasía esos árboles, que de vez en cuando pueden hacerlo, para él poder reabastecerse, no talarlos de forma grotesca y ambiciosa.

Nord recibe el mensaje del Hombre de Goma y de cómo puede salvarse gracias a lo que su Gran Brujo, le dio a beber, siendo asistido por su hija Set Chin, quien sin saberlo, había reencarnado en ella la Diosa de Los Árboles de Caucho. 

Los hombres recibieron órdenes de cortar poco a poco sin sacar demasiada goma de los árboles, sin embargo, eso venía a obstaculizar las riquezas que ambicionaba Nord.

Entonces la hija del Gobernante, Set Chin, tuvo un raro sueño, donde le decían que debía buscar a Irún. La Guardiana de los Árboles de Manzana, que ayudaban a los Dioses a conservar la Eterna Juventud y librarse de todas las enfermedades, para que ésta le diese unas manzanas al Hombre de Goma y así pudiera seguir conservando su juventud, gallardía y sobre todo la Eternidad.

Pero. . . ¿Cómo lo haría? Fue a buscar al Gran Brujo a que le dijera que significaba su sueño. El Brujo consultando sus viejos libros, le dijo que efectivamente si existía esa Diosa, que incluso, cuando cambian las estaciones del año ella interviene en todo eso.

Pero. . .  ¿Cómo encontrarla?  El brujo sigue investigando y le dice que ella se encuentra secuestrada por una Águila Gigante, que es Un Dios llamado Tiazo; el Gigante de hielo, que ella está en una congelada cueva, languideciendo por la falta de los rayos de sol, y como no quiso darle el Cofre donde guarda las Manzanas de la Eterna Juventud, pues la encerró en esa Cueva helada.

Ahora había que rescatarla. Busca al Hombre de Goma para pedirle su ayuda, éste le dice que lo haría con gusto, pero que se ocupa volar hasta lo altísimo de esa montaña donde está la Diosa Irún.

Todos se unen para pensar en cómo liberar a la Diosa Irún.  Se disponen a buscar a la Diosa Fresia que tiene alas de plumas de halcón, esta Diosa está molesta por lo que ha hecho Tiazo El Gigante de Hielo, ya que todos los Dioses están envejeciendo y padeciendo enfermedades, que requieren cada uno de esas manzanas que son los que los sostienen a través de la Eternidad.

Se alegra de que alguien quiera ayudar y se une a ellos. El Hombre de goma se pone las alas de Halcón de la Diosa Fresia, mientras ella cuida que todo salga bien, que buscaría a Loti Dios del Fuego para que entre todos vayan juntando hojas secas y por si acaso prenderles fuego, si el Dios Tiazo, quiere hacerle algo.

El Hombre de Goma, se pone las alas y remonta el vuelo con esas alas mágicas, cruzando altos picos llenos de nieve, buscando la caverna donde se encuentra la Diosa Irún, pero espera el momento preciso, en eso ve a Tiazo que sale a cazar por las tundras heladas, aprovechando para entrar a la Cueva heladísima, donde la Diosa Irún casi está desmayada, aterida del frío.

El Hombre de Goma la toma en sus brazos junto con su cofre lleno de manzanas de oro las de la Eterna Juventud y de la Vida, ya con ella en brazos salta del borde de esa altísima montaña, ya en vuelo, El Dios Tiazo, ve que El Hombre de Goma se lleva a su prisionera y trata de regresar a quitársela, pues él quería ser el único Dios sobre la Tierra, por ello se roba a la Diosa Irún, para que los Dioses mueran sin esas manzanas prodigiosas, pero la Diosa Irún, tampoco permitía que él tomara ni una sola de esas manzanas, por eso estaba muy enojado.

Abajo, Los demás Dioses y el Gran brujo, viendo que El águila persigue al Hombre de Goma con su preciosa carga, le prenden fuego a todas las hojas, leños, viruta secos que se encuentran y el Dios Loti, Dios del Fuego, hace que las llamas lleguen hasta Tiazo, que inmediatamente sus alas comienzan a quemarse y cae mortalmente herido, mientras que las plumas mágicas de Halcón de la Diosa Fresia son inmunes al fuego, logra salir.

Viendo todos que de entre las llamas e inmenso humo. . .  Sale El Hombre de Goma, trayendo en sus brazos a la Diosa Irún, con su cofre cargado de Manzanas de la Eterna Juventud.

Ahora los Dioses están a salvo, El Hombre de Goma, les dice a los hombres que pueden seguir cortando las cortezas de sus árboles, solo que lo hagan delicadamente y con precaución, pues si no, pasaría otra vez lo que ya vieron y ustedes me necesitan para poder intercambiar el caucho y la goma de éste por otras mercancías necesarias para vivir.

La Diosa Irún se abraza al Hombre de Goma y le da la más grande de las Manzanas. Mientras que Set chin, la hija de Nord, observa enamorada al Hombre de Goma.
 
Y Colorín, colorado, este Cuento, se ha terminado.

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