Lo oscuro de las concesiones en el fútbol mexicano y en los ferrocarriles
Sergio Mejía Cano
13 de Diciembre de 2022
El pasado 9 de diciembre del presente año que está por terminar, en la conferencia matutina que ofrece el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), el periodista Amir Ibrahim, presentó un amplio reportaje bajo la denominación de “El cártel del gol”, en donde señala varias anomalías en lo que sucede en el fútbol mexicano, sobre todo evasión de impuestos y que representan grandes ganancias para las televisoras tradicionales en nuestro país.
Amir Ibrahim también se refirió a serias deficiencias en la privatización del Club Deportivo Guadalajara, AC, pues hasta hoy no se ha aclarado de bien a bien cómo es que pasó a manos privadas no nada más le membresía del equipo de fútbol en sí, sino hasta de las instalaciones deportivas “Los Colomos” que, en su momento, se decía que dichas instalaciones en las que había canchas del balompié, de frontón, frontenis, de básquet, albercas, gimnasios, etcétera, esas no entraban en la membresía; sin embargo, también se las decomisaron a la anterior Asociación Civil, y ahora en su lugar hay un centro comercial y torres de apartamentos de vivienda.
En su momento se rumoró, aclaro, se rumoró que los socios civiles de la membresía habían sido amagados obligándolos a soltar sus acciones para así, poder privatizar a dicho equipo de fútbol tan tradicional para infinidad de tapatíos de ambos sexos. Así que esos miembros de esa asociación civil que durante muchos años habían sostenido tanto al equipo como a sus instalaciones deportivas no tuvieron más opción más que doblar las manos y entregar sus acciones y que el Club Deportivo Guadalajara ya no fuera Asociación Civil, sino de un posible solo dueño o quien sabe y más permaneciendo en el anonimato.
El que les hayan quitado también las instalaciones deportivas de Los Colomos a los antiguos miembros socios del equipo de fútbol también conocido como “las chivas”, dio mucho en qué pensar en su momento, ya que, si no entraban en la polla de la entrega de la membresía nada más del equipo, entonces ¿por qué también meter en el ajo las instalaciones deportivas para en su lugar crear viviendas?
Todo esto me hizo recordar que había algo similar con la concesión de los Ferrocarriles Nacionales de México (FERRONALES) a la iniciativa privada, pues en dicha concesión no entraban las salas de espera ni los restaurantes de las estaciones, así como las bodegas de exprés y carga de menos de carro entero; sin embargo, en la ciudad de Mazatlán, Sinaloa, la empresa Ferromex se adueñó de la calle Ferrocarril que, antes de la concesión y cuando había trenes de pasajeros, dicha calle era por donde entraban camiones, taxis y vehículos particulares para el descenso y ascenso de los pasajeros que iban a viajar o que llegaban de viaje y, a pesar de que en el año de 1967 cuando se inauguró esa estación de pasajeros, esta se construyó en forma tripartita entre los gobiernos federal, estatal y municipal, por lo que se entiende que la calle que cercó Ferromex, le pertenecía al municipio que anteriormente era la que le daba mantenimiento tanto a alumbrado público como a la carpeta de concreto hidráulico.
Y, en la ciudad de Guadalajara, Ferromex se adueñó de toda la estación de pasajeros, sin que tuviera derecho debido a la concesión a tomar posesión a la sala de espera y del restaurante; pero sabe a qué arreglo llegarían que Ferromex se adueñó hasta del estacionamiento enfrente de la estación, privatizando todo aquello. En la estación construyeron las nuevas oficinas de Ferromex y al estacionamiento nada más tienen acceso los directivos de esa empresa ferroviaria; algo peor todavía que lo sucedido en Mazatlán, Sinaloa, en donde eso sí, las bodegas de carga y exprés, alguien se las renta a una empresa cementera.
Y a propósito de cementeras, en Culiacán, Sinaloa, también se rentan las bodegas de carga y exprés a una cementera y, la estación de pasajeros ahora está abandonada y en claro deterioro casi destruida por lo mismo.
En Tepic, Nayarit, se dijo en su momento que Ferromex quería hacer lo mismo que en Mazatlán y Guadalajara: cercar la estación y la prolongación de la avenida Allende dejando nada más la banqueta de las viviendas enfrente de la estación; sin embargo, al parecer Ferromex desistió de esto tal vez por así convenir a sus propios intereses y por no ocupar en sí el terreno que se quería agenciar. Aunque eso sí, lo que fuera la sala de espera y el restaurante siguen supuestamente abandonados, pero en su interior se ve que se utilizan como bodega.
Sea pues. Vale.
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