A 11 días de realizarse la jornada electoral para renovar poderes en Nayarit, el vacío de autoridad es evidente, pues los conflictos sociales crecen y se multiplican como los panes de la Biblia, mientras que el gobernador Ney González, no obstante su excesivo gusto por los reflectores, ahora brilla por su ausencia. Sin embargo, a pesar de esta situación de relativa ingobernabilidad, los priistas quieren conservar a toda costa el poder, aunque no gobiernen o lo hagan mal, tal vez porque éste representa un codiciado botín, pero también para dejar a quien les cuide las espaldas o les brinde impunidad.
Uno de los más claros ejemplos del caos reinante en nuestra entidad es sin duda la incesante ola de inseguridad propiciada por un lado por la supuesta disputa por la plaza de Nayarit entre grupos rivales del crimen organizado que han sentado sus reales en nuestro estado, así como el aumento de delitos del fuero común que tienen asolada a la ciudadanía por el otro, mismos que han exhibido la incompetencia o complicidad de las autoridades. Aunado a esto, han emergido una serie de conflictos que reclaman la intervención urgente y eficaz del gobierno, pero su actitud ha sido la misma que en el problema de inseguridad: de ausencia total.
El plantón que mantienen policías estatales, municipales y custodios desde hace casi una semana (hasta el momento de escribirse estas líneas) en las afueras del palacio de gobierno y del palacio municipal respectivamente, representa el colmo de la negligencia e incompetencia del gobierno priista para atender los conflictos. Por cierto, este movimiento resulta inusitado no sólo en la historia de nuestro estado sino seguramente del resto del país. Los policías reclaman sus derechos más elementales como mejoras en sus magros salarios, pagos de bonos federales, dotación de uniformes, armamento adecuado, parque suficiente, seguros de vida, etc., acordes con el alto riesgo de su profesión, sobre todo en este momento donde los distintos grupos de sicarios demuestran contar con un poder de fuego muy superior. Pero no obstante la evidente gravedad de este problema, durante los primeros días de estallado este conflicto, el gobernador no sólo no daba la cara sino que en su espacio de Facebook, su preocupación central-secundada por sus paleros y alcahuetes-, era acerca de cuál va iba a ser el primer partido de fútbol que se jugaría en el nuevo estadio llamado “Arena Cora”, construido con dinero público y que él quiere concesionar a un grupos de empresarios. Este grado de puerilidad mostrado por el gobernador nos hace preguntarnos por su salud mental.
El plantón de los policías, particularmente el que sostienen en el Jardín de los Constituyentes y en un tramo de la calle México, ha obligado al cierre de varias arterias viales generando un espantoso caos en el tráfico vehicular, el cual de por sí resulta complicado ante tanto vehículo, el mal estado de las calles o por obras inconclusas, sin olvidar el mal diseño de la circulación que obliga a dar enormes rodeos, etc., Por si no bastara, ocasionalmente salen contingentes de policías con sus familias a bloquear otras calles o a marchar por las calles del centro desquiciando todavía más el tráfico vehicular. Pero como se dijo, éste no es el único conflicto existente sino también hay otros muchos como el de los frijoleros que reclaman un precio justo a su producto sin ser escuchados por nadie, de los distintos grupos ciudadanos que marchan una y otra vez exigiendo paz, etc., además de las múltiples inconformidades de muchos ciudadanos por las deficiencias de los servicios públicos como el agua, la basura, etc., aunque éstas no pasan de ser quejas individuales y aisladas. Otros inconformes más son los damnificados que no reciben sus pagos o les llegan tardíamente, tanto proveedores como trabajadores de diversas instituciones públicas (en especial los del Ayuntamiento de Tepic), y otros que no se manifiestan más que declarativa y tibiamente como los universitarios que denuncian que el gobierno del estado les debe 100 millones de pesos y otros más que sólo callan y se resignan como los becarios que tampoco reciben su beca porque ya no hay dinero.
Este desastre financiero podría explicar los intentos de Ney González de intentar un maximato a través de su cachorro Roberto Sandoval que también ha cometido excesos parecidos. Pero no conforme con ello, el primero ha venido implementando una serie de medidas cuya intención es proteger sus intereses, desde el nombramiento excesivo de magistrados que son incondicionales suyos, y anteriormente, los cambios que realizó a la ley de notarías para ajustarla a sus propios intereses, hasta las más recientes propuestas como la “ley guarura” que pretende que los altos funcionarios salientes cuenten con escoltas por un tiempo determinado a cargo del erario público, privatizar el nuevo estadio construido con dinero público y dejar a un procurador transexenal que le cuide las espaldas. Si bien estas últimas iniciativas del ejecutivo no han prosperado, es porque su injerencia en el proceso de selección de candidatos de su partido ocasionó divisiones y resentimientos que se reflejó en la actitud de varios diputados priistas que en consonancia con algunos legisladores de oposición, votaron en contra de sus propuestas, cuando antes venían votando dócilmente bajo su consigna.
La falsificación de la realidad que tozudamente se realizó desde la propaganda oficial, se fue desgastando a raíz de la aparición de los hechos de violencia que desde hace dos años no han cesado: balaceras, cientos de muertos, levantados, secuestros, extorsiones, colgados, despellejados, etc. Todos recordamos que al principio se trató de encubrir la realidad diciendo que se trataba de “hechos aislados”, que los facinerosos “eran de otros estados”, que eran “coletazos del hampa”, etc. Recordamos también aquel desplante del gobernador de ponerse dizque a patrullar para ponerle el ejemplo a sus policías, o el reclamo y exhibida a Roberto Sandoval: “siempre que hay una balacera te escondes: ¡da la cara!”, para luego curarse en salud diciendo que sus policías llegaban veinte minutos tarde a los sucesos dando entender que eran cobardes o cómplices de los sicarios, pero claro, sin cuestionar nunca a los jefes policíacos puestos por él que son los verdaderamente responsables. Finalmente, llegó admitir públicamente su impotencia trayendo una virgen de Europa (la virgen de Medjugorje) porque según él, sólo un milagro podría detener la ola de violencia. Sin embargo, este auto reconocimiento de su incompetencia no lo llevó a seguir la recomendación del señor Martí, aquella de que “si no pueden renuncien”.
A pesar de este panorama desolador, todavía tienen el descaro de querer seguir en el gobierno, pero lo peor es que haya gente que no le cae el veinte de que el desastre que vivimos en Nayarit es responsabilidad del PRI y desde luego también del PAN desde el gobierno federal. Con razón decía “El Valedor” Tomás Mojarro: “no me admiro de ellos (los políticos) que están para eso, para enriquecerse ilícitamente y para engañar a la gente, sino de ésta que se deja engañar o que sabiendo del engaño no se les opone.”