En junio del 2009 fue subido a facebook un video que muestra a tres muchachos atormentando con ayuda de dos pitbull y luego dando muerte a golpes a un perro, que luego se le bautizó como “callejerito”. El video levantó una ola de manifestaciones de indignación por la saña de los potenciales asesinos seriales en 19 Estados de la República; así también en E.U., Gran Bretaña, Austria, Chile y Canadá exigiendo leyes más severas contra el maltrato a los animales. Qué bien por las reacciones (en varios idiomas) descritas. Sin embargo, aflora la ironía de nuestra idiosincrasia.
Anuar Salvador, de 5 años, estudiaba en el kínder Amado Nervo en Tepic, Nayarit, participaba en el proyecto de intercambio epistolar México-Argentina-España. Fue muerto junto con su padre por balas de los sicarios. ¡Nada! Nada justifica este hecho deleznable y nefando. Matar a un niño es matar al núcleo más grande de amor de una familia. Es matar la esperanza de una mejor vida de un País. Más se conoció y difundió la muerte del pequeño Anuar en Argentina y España que en su lugar de origen. Desde allá primero, se enviaron las fraternales condolencias a la familia y a la comunidad educativa. Desde allá primero se mostraron los sentimientos de indignación y tristeza por el trágico hecho.
Aquí en Nayarit, con Anuar van 15 (QUINCE) niños menores de 12 años que mueren por las balas de los sicarios en 2010 y lo que va de 2011. QUINCE desgarramientos en las familias cuya estela durará toda la vida. QUINCE vacios de esperanza. QUINCE casos de ya no será. QUINCE reproches a la ineficiencia de nuestras autoridades que justifican su parálisis con el argumento de que son delitos federales. En Nayarit tienen miedo de hablar de este vergonzoso hecho. Ni las autoridades de seguridad, ni las autoridades educativas; ni las sociedades de padres de familia han hecho referencia a esta cauda de tragedias. ¿Será normal? Será normal que el callejerito merezca más manifestaciones de enojo que los quince niños muertos a tiros? Ante esto, no deberíamos exigir eficiencia o la renuncia a las autoridades? No nos avergüenza nuestro silencio?
Y fíjese que curioso, se está pidiendo protección policiaca para los funcionarios del régimen actual por tres años una vez que termine su mandato (en 4 meses). En el Congreso se está analizando esta solicitud. Lo bueno es que este caso, como dicen los licenciados, ya sentó jurisprudencia; o cuando menos ya hay un antecedente fresco. El procurador del régimen anterior, de apellido Bañuelos solicitó esta misma protección y le fue negada. Y como son las mismas leyes (a menos que estas se modifiquen y adecuen) la solicitud debiera ser negada.
¡Ira que agusto! Quieren para ellos la seguridad que no supieron (o no pudieron) proporcionar a la sociedad. ¿Sera justo? ¿Ud como la ve?