Chisgarabís
Oscar González Bonilla
10 de Agosto de 2022
Andrés Martínez Estrada, para muchos conocido como “El Pájaro”, institución en la locución pues por años en cabina radial ha estado frente al micrófono, en la actualidad ya jubilado, en alguna ocasión me dijo: si quieres experimentar emociones fuertes, de peligro, súbete a camión de transporte público de la ruta Llanitos-Mololoa en Tepic, sobre todo cuando de la avenida Insurgentes, a la altura de La Loma, de bajada se desliza a gran velocidad por la calle Querétaro hacia el norte.
Sin embargo, en la actualidad el peligro de viajar en unidades de transporte público (camiones y combis) está latente más que nunca.
Debido a la falta de rehabilitación material de varias calles del centro histórico de Tepic y en cantidad de colonias de la ciudad, el tránsito vehicular se ha dificultado, no se diga la movilidad de transeúntes por estrechas banquetas. Aquello está convertido en pandemónium, es decir, hay gran confusión y estruendoso ruido de motores y cláxones. Los embotellamientos son cosas de todos los días.
Es la razón por la que camiones y combis que cubren rutas con base en horario preestablecido se retrasan, ya que los atascos son continuos. Entonces, el tiempo perdido tratan de recuperarlo cuando abandonan el primer cuadro de la ciudad. Los conductores, tanto de camiones como de combis, lo hacen a gran velocidad. Rebasan, no respetan preferencia en cruceros y es elevado el riesgo de atropellar a persona, chocar, entre otros posibles accidentes.
El lector(a) puede imaginar como el pasajero va con el alma en un hilo, agarrado hasta con lo que no por el temor, el vaivén es constante por los continuos frenazos, en espera de lo peor. Por fortuna, hasta este momento no se ha sabido oficialmente de alguna contingencia de elevada gravedad, pero por lo descrito es muy probable la consecuencia fatal, o cuando menos daños físicos a los viajeros. Ojalá y nunca suceda.
SARCASMO
Sergio Ramírez Barba, mejor conocido en la farándula periodística y artística como Pica Lica, es rey en el manejo del sarcasmo, aderezado con el chascarrillo.
Citaré dos ejemplos de su autoría:
En esta vida todo es pasajero, menos el chofer.
Después de los 60 años de edad, el varón se convierte en el hombre de las seis p: pelón, panzón, pedorro, persignado, pendejo y puto.
CIERRE: El escritor debe saber nadar contra la corriente.
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