Un posible síndrome recaudatorio de Antonio López de Santa Anna

Bueno, pues al parecer el Reglamento para el Bienestar Animal, del municipio de Tepic, sigue dando de qué hablar. He oído a varias personas decir que se va a multar a la gente que no registre a sus mascotas, y que la supuesta multa irá de una a 50 Unidades de Medida Actualizada (UMA). Sin embargo, también he oído y leído en las redes sociales que esto es falso, incluso, aparecen imágenes con la supuesta ley, atravesadas en diagonal con la leyenda en letras mayúsculas de color roja, diciendo “FALSO”.
Pero también he oído decir a algunas personas que el contenido de dicha ley para que la gente registre a sus mascotas, sí está contemplado en dicha ley y de que va, va. Así que, buscando en algunos medios informativos al respecto, en el portal de internet de NNC.MX, se encontró lo más reciente, y es una nota firmada por Julio Alejo, con fecha del 19 de mayo de 2022, en donde señala claramente que, “Multarán a quien no registre su mascota en Tepic”, y que se aplicará una multa de hasta $4811.00 pesos a toda persona que no tenga registrada a su mascota ante el Ayuntamiento.
Se entiende que la información vertida por el reportero Julio Alejo, tiene buena base y sustento, desde luego, pues también informa sobre la incomodidad que esto pudiera generar a todas esas personas que se dedican a recoger a perros y gatos en situación de calle y que los albergan mientras les encuentran acomodo con quien los quiera adoptar. Y, en este entendido, ¿cómo registrar a tantos y tantos perros que deambulan por las calles de Tepic y que, cuando son rescatados por alguien, son tantos que el tener que registrarlos se podría hacer muy pesado y más, porque ni nombre tienen esos canes rescatados, y menos saber de qué raza son.
Así que en este entendido y de que, se llegara a aplicar este reglamento en este caso de tener que registrar las mascotas, pues sí que sería un duro golpe al ya de por sí depauperado bolsillo de la mayoría de los tepiqueños de ambos sexos, pues es bueno recordar que, es la gente de menores recursos económicos, es la que más mascotas llegan a tener en sus casas; y no nada más perros y gatos, sino pericos y otras aves. Canes y mininos suplen en muchas veces la falta de más familiares y, precisamente por lo mismo, hay gente que llega a considerar a sus mascotas como integrantes de la familia; y si bien podría haber personas que pudieran tomar como un accesorio más de la casa, estos podrían ser los menos; aunque por lo regular, es esta clase de gente, la que no considera como un miembro más de la familia a sus mascotas, quienes los abandonan cuando les llegan a enfadar o porque nada más tuvieron mascota para darle gusto al niño o niños de la casa; pero que, al ya no quererlos cuidar nadie, van y los tiran como trastos viejos, sin tomar en cuenta quizás, de que perros y gatos de ambos sexos, tienen sentimientos y sufren el  abandono; un abandono que ellas -las mascotas- jamás harían a sus humanos. Cuántas veces no se han documentado casos de perros que mueren sobre la tumba de sus humanos o de que, al estar hospitalizados, jamás abandonan la entrada del hospital con la esperanza de ver salir a sus humanos. No es romanticismo, en lo absoluto; es pura realidad.
Sería bueno que, en caso de que no fuera falso tal y como señalan algunos ciudadanos respecto a las notas aparecidas en las redes sociales, ¿cómo le van a hacer las personas de escasos recursos y más, los indigentes, gente que, así no sean los mismos, desde siempre ha sido una costumbre de estas personas que por lo regular pernoctan en la calle o bajo un puente o bajo un árbol, etcétera, rodearse de perros de ambos sexos; canes que, tuvieron la desgracia, al igual que quienes los adoptan como compañía, de tener que vivir en la calle y sobrevivir a como dé lugar, teniendo que alimentarse de lo que caiga, de lo que se pueda y donde se pueda. 
Ahora bien, en dado caso de que se tenga que registrar de todos modos a las mascotas, quienes aprobaron esta ley, no consideran como seres vivientes, pensantes y que sufren y sienten la crueldad humana, pues los toman como si fueran vehículos, ya que, en dado caso, se les compararía en forma similar como el pago de tenencia de algún vehículo automotriz, pues también se habla de tener que ponerles placa a las mascotas y, una especie como de verificación para circular, sería vacunarlos, quedando el registro como su tarjeta de circulación.
¿Será acaso esto una especie de síndrome recaudatorio de Antonio López de Santa Anna?
Sea pues. Vale.