El medio ambiente ¿confronta o solución integral?

EL pasado lunes 09 de mayo, el Gobernador del Estado, Miguel Ángel Navarro Quintero, anunció la aplicación de medidas contundentes para combatir lo que denominó el “ecocidio” que está destruyendo el cerro de San Juan, luego de que durante años, según informó, ha sido explotado por empresas mineras para la obtención de materiales pétreos; y lo dice de manera correcta el Gobernador: no solo es lo ocurrido desde hace 4 o 5 años, sino que este problema se viene presentando desde hace más de 30 años. No obstante, la cuestión que no se dejó esperar en diversas voces, es de qué tan grave es realmente el mal, de qué dimensiones y quiénes intervinieron para el consabido clímax en el que incluso la reprensión del Ejecutivo se hizo extensiva a la administración capitalina, en su propio campo de competencia,  convocándole a asumir responsabilidades con el resguardo y protección del medio ambiente -independientemente de qué intereses pudieran tocarse-, a partir de sus propios proyectos, como el del saneamiento del Río Mololoa; porque de lo contrario, dijo, no tendrían sentido ni utilidad.  

En este marco, la expectativa popular también se enfocó entonces a la urgente atención que requiere la problemática ambiental del norte de la Entidad, con la destrucción de manglares en el poblado de La Ticha, Municipio de Tuxpan, en febrero del presente año, o lo acaecido en el Municipio de Acaponeta, donde se taló de igual manera zonas ricas en manglares. 

En consecuencia, más allá de lo que pudiera pensarse tocante a la posibilidad de medidas a destiempo con un trasfondo totalmente distinto al de rescatar y proteger de veras la flora y la fauna en aras de renovación o imposición de nuevas hegemonías políticas y económicas, lo que si queda claro es que en el Municipio de Tepic se empieza a ver una afectación mayúscula por incendios y la subsecuente emisión de gases nocivos a consecuencia de la quema constante de lo que alguna vez se aprobó fuera la reserva ecológica del San Juan. Hoy vivimos tiempos sumamente coyunturales donde los problemas ambientales, son una referencia de todos los días y a toda hora: sobre qué está pasando con nuestro planeta, y por tanto hacia dónde nos dirigimos, y qué le depara a las venideras generaciones. 

Sin dejar de ser lamentable que a nivel federal parezca que esto ha quedado en segundo plano por la naturaleza de la agenda particular de tanto el partido mayoritario y en el poder como de la oposición, de lo anunciado a contracorriente en el plano local, es factible rescatar que ya se puso abiertamente el daño sobre la mesa, y difícilmente los actores involucrados podrán sustraerse de pactar una solución para el mediano y largo plazo.

Queda esperar pues que la -por ahora- divergencia entre el Ejecutivo con las fuerzas depredadoras y quienes las respaldan, llegue a ser fuente para el establecimiento de un parteaguas en el que se regule a cabalidad  el desenvolvimiento de todo complejo empresarial con impacto en el entorno, como Biósfera, o Plaza la Cantera,  a fin de hacer garante el respaldo gigante de un gigante que suma, atiende, se comunica y previene el efecto negativo de los desafíos respectivos, en vías del cuidado integral y transversal de Nayarit, de cuyo significativo potencial en flora y fauna, comporta sin duda el bienestar presente y futuro de los nayaritas.