100 mil personas desaparecidas de 1964 a la fecha, y que podrían ser muchas más
Sergio Mejía Cano
19 de Mayo de 2022
No me sorprende que, muchas de las veces al leer algo, quien lee tergiverse lo que leyó o que entienda otra cosa; y tan no me sorprende porque por lo regular, creo que a la mayoría nos ha pasado más de una vez, hasta que se vuelve a releer y así darse cuenta del posible mal entendido. Esto viene a colación, debido a que me llama un viejo camarada que no sé por qué, le tiene mucha tirria al presidente Andrés Manuel López Obrador, siendo que más de una vez le he preguntado el porqué de esa animadversión, y jamás ha podido explicar por qué le cae mal el actual presidente de México.
La llamada fue para decirme que “ahí está” que ya eran más de 100 mil las personas desaparecidas en nuestro país. Le pregunto a la vez si ya había leído bien la información, respondiéndome que sí. Entonces le dije que esa cifra que había aparecido en los medios informativos decía que esos 100 mil desaparecidos estaban contabilizados desde el año de 1964 hasta abril de este año de 2022; pero siguió en las mismas diciéndome que en donde había leído la nota no decía nada de 1964, y no dijo en cuál medio lo había leído, y seguía pensando que esas 100 mil personas desaparecidas eran de este actual sexenio.
Y si bien en la nota de referencia que apareció en la mayoría de los medios de comunicación a nivel nacional y desde luego que también en portales de internet, se podría decir que podrían ser muchos más de esas 100 mil desapariciones, debido a que los medios de comunicación no estaban tan avanzados como hoy en día, por lo que tal vez, tan solo en la sierra de Guerrero que fue en donde prácticamente sentó sus reales la llamada “guerra sucia” desde los años 60 del siglo pasado, en donde se ha documentado que el ejército se dio gallo persiguiendo campesinos con el pretexto de que eran guerrilleros. De ahí que, para que de veras tuviera argumentos el entonces gobierno federal, surgió la guerrilla, resaltando en esta los profesores Genaro Vázquez Rojas y Lucio Cabañas Barrientos.
Y se agrandó la persecución y desaparición ya no nada más de campesinos, sino de jóvenes que tenían la ilusión y el sueño de poder cambiar al país por tantas injusticias hacia la clase trabajadora y campesina y, obviamente ya después, contra el estudiantado, en el que posiblemente el gobierno federal intuyó una seria amenaza por la decisión de lucha de aquellos jóvenes que, habían organizado un ataque al cuartel militar en Madera, Chihuahua, precisamente el 23 de septiembre de 1965, un desaguisado que no resultó con las expectativas generadas en aquellos arrojados jóvenes; pero que sirvió de pretexto al gobierno federal para iniciar una persecución inmisericorde de jóvenes de los que de muchos de ellos, ya jamás se supo nada, he ahí el caso emblemático de Jesús Piedra Ibarra, hijo de la recién desaparecida luchadora social, doña Rosario Ibarra de Piedra y, desde luego, de la desaparición de infinida de jóvenes de cuyo paradero aún no se sabe nada. Y tan no se sabe nada, porque en su momento se rumoraba que jóvenes y campesinos después de ser atrapados por las fuerzas federales, eran arrojados a Mar abierto, ya fuera con cadenas alrededor de su cuerpo o con pies de cemento, para que sus cuerpos no salieran a flote. Ojo, se rumoraba, nada más.
Otros que pudieron haber sido desaparecidos pero que, afortunadamente no los desaparecieron, fueron unos muchachos, tapatíos, sinaloenses y de otras entidades del país, integrantes del Frente Estudiantil Revolucionario (FER) y de la Liga Comunista 23 de Septiembre, porque cuando cayeron al penal de Oblatos, en la ciudad de Guadalajara, Jalisco, en el año de 1977, acusados de secuestro, robo y asesinato, además de colocar explosivos en diversos lugares. Al estar presos, se enteraron que quien tenía bajo su mando el gobierno interno del penal de Oblatos y que extorsionaba a todos los presos, había recibido la orden de acabar con los guerrilleros, estos le ganaron el tirón, apoyados por los demás presos que ya se sentían hartos de los abusos de ese mandamás al interior del penal, por lo que los guerrilleros acabaron con ese gobierno interno.
Entre estos guerrilleros estaba Eduardo Manzano Muñoz (el Castor) quien, después comentaría que, cuando fue sentenciado pidió la palabra para decirle al señor juez que, ellos -los guerrilleros- no secuestraban, que tomaban garantías, que no robaban, que expropiaban y que no asesinaban, sino que ajusticiaban. Y los explosivos los colocaban en la madrugada para no lesionar al pueblo.
Sea pues. Vale.
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