Ni muerte ni violencia para un México que es de todos
Alfredo Padilla
04 de Mayo de 2022
Tras los trágicos sucesos ocurridos en el mes de marzo donde se reportaron 2 mil 657 homicidios dolosos, de acuerdo con la información presentada por la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana del Gobierno Federal, a lo que se suman los acontecimientos lamentables acaecidos a su vez en el estado de Nuevo León, como el feminicidio de la joven Debanhi Susana Escobar Bazaldúa y el caso de Ángel Yael Ignacio Rangel, asesinado en el estado de Guanajuato por integrantes de la Guardia Nacional, la ciudadanía no puede hacer más que mostrarse perpleja ante los contrastantes discursos oficiales, presentados en las tradicionales ‘mañaneras’ que encabeza el Presidente de la República, del que “todo está bien”, o los índices delincuenciales van a la baja, con lo que se intenta explicar o dar una connotación de control de la situación.
Sin embargo, es evidente que uno de los elementos más importantes de la narrativa gubernamental y por ende de todo el sistema que se desprende, no está funcionado, que es la capacidad de reconocer en tiempo, forma y con total veracidad lo que acontece, a la par de mecanismos precisos de prevención inteligente, lo cual permita asimismo la conexión con poderosos canales de comunicación que sumen y coordinen con los actores indicados, de ahí que no haya mayor operatividad que la de personajes (a)políticos del mismo partido que siguen posteando en las redes sociales que todo está bien, cuando día tras día mueren más jóvenes, y eso que en su momento se anunció como parte de la estrategia de combate contra el crimen organizado, el respaldarlos e impulsarlos en pro de un futuro de mejores oportunidades.
La estadística expone una cruda verdad: cada día mueren 10 mujeres en promedio, por esta razón no resulta ya extraño el ver en las redes sociales o al transitar por las calles y avenidas, en este caso del centro de Tepic, un coyuntural mensaje que al leerlo impacta, conmueve y lleva a la obligada pregunta: ¿por qué se ha llegado hasta este punto? La leyenda reza así: “Este lugar es seguro, cuando tengas miedo puedes venir y nosotros te vamos a resguardar”. Un duro mensaje, pero necesario para manifestar que no ha sido suficiente la actuación de la autoridad, y es la ciudadanía, vía negocios particulares que está organizándose y tomando decisiones trascendentales, disponiéndose a ayudar a las mujeres a tengan un lugar seguro en el cual resguardarse frente a circunstancias de peligro.
Tal vez suene fuerte, pero es lamentable que la manifestación masiva, los movimientos de protesta organizada o la presión social, se estén convirtiendo en la vía para que las víctimas o los familiares sean escuchados por las instancias oficiales, e incluso para el planteamiento de cualquier otro problema, necesidad o demanda ante los gobernantes, que por un lado se publicitan atentos y cercanos al pueblo, mientras que por el otro ya fuera del encuadre de las cámaras y los reflectores, son totalmente distantes y ajenos a cualquier esfuerzo que entrañe escuchar, atender y solucionar. Queda claro entonces por ahora la frialdad y la marcada ausencia de una verdadera política de comunicación en todos los niveles de gobierno para entender siquiera el sentimiento de la sociedad de una nueva normalidad. ¿Llegará el momento en que todo esto cambie, y el pueblo reciba ya el trato que por derecho constitucional merece en los hechos?
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