La reforma eléctrica, las libertades y la paz

A unos días de haberse votado la reforma a la ley de la industria eléctrica en la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, ha empezado una ¿nueva guerra? en México, no solo hablando en términos del precario sistema de seguridad que vive el propio país, sino la que detonó, por así decirlo, el partido político que se encuentra en el poder, Morena, luego de que tanto su dirigente Mario Delgado Carrillo, como la Secretaria General de dicho instituto, Minerva Citlalli Hernández Mora, se erigieron en los principales autores de la campaña en contra de los 223 diputados que votaron en contra de la propuesta energética oficial. Por consiguiente, tras no lograr obtener la mayoría necesaria para consumar su objetivo, el Presidente López Obrador, marcó la pauta en su tradicional conferencia mañanera, para que los integrantes de Morena orquestaran el consabido linchamiento llamando ‘traidores a la patria’ a los legisladores de la oposición. 

El pasado domingo 24 de abril inició en Querétaro la citada campaña de desprestigio a altos niveles, donde el representante de Morena en esa Entidad, Mauricio Ruiz Oláes,  encabezó un evento ex profeso en el que convocó a un “fusilamiento pacífico”,  de los diputados opositores queretanos, mostrando su fotografía en lo que llamó “el paredón”, y que “por instrucciones del presidente nacional, Mario Delgado, se exhibía a los siete diputados traidores panistas que votaron en contra, no sólo del presidente, sino de México”. 

De esta manera, una vez más el partido en el poder deja en claro que cualquiera que no vaya acorde con la línea del Presidente, será considerado ‘traidor a la patria’, lo cual se vuelve cada vez más grave, ya que se trata de un verticalismo riesgoso para la libertad y la democracia misma. 

Existen posturas diversas sobre si la reforma se tenía que aprobar o no, pero de lo que no queda duda, es que esto ha escalado a una peligrosa campaña de odio en contra ya de lo que Morena percibe como enemigos, ya no tan siquiera adversarios políticos o ideológicos con los cuales debatir y contrastar ideas, propio de todo sistema gubernamental que se precie de promover y respetar la pluralidad de pensamiento, la libertad de expresión, la democracia y el disenso político, y en este caso parlamentario, que para el caso de México, es un derecho inalienable plasmado en la Constitución, y más importante aún, respetar su postura aunque no se comparta; lo cual hace pensar entonces en la siguiente reflexión: qué se puede esperar finalmente con las personas de la sociedad en general, que no poseen un cargo de elección o de responsabilidad como funcionario público, cuando de pensar diferente se trate. Bastante se tiene ya con el magro escenario de violencia e inseguridad en el país, como para recrudecer la situación, que paradójicamente, vale decir, es alimentada por una defensora de los derechos en pro de la mujer, Citlalli Hernández, pero que ha puesto en entredicho tal misión al llamar como traidoras a sus propias congéneres parlamentarias, exhibiéndolas y arriesgándolas sin sentido a amenazas, hostigamientos o incluso a cosas peores.

Mientras tanto, la respuesta de los Legisladores afectados no podía ser menor, y los últimos días también presentaron una denuncia ante las instancias correspondientes para detener este acoso por parte de Morena, de la cual informó la Diputada Mariana Gómez del Campo Gurza. Solo queda esperar que todo esto termine en los mejores términos para la paz de todos, el derecho a la libertad de expresión, la democracia y el Estado de Derecho.