Tepic, Nayarit, jueves 21 de noviembre de 2024

Una tragedia en la Perla Tapatía que no se olvidará jamás

Sergio Mejía Cano

22 de Abril de 2022

22 de abril de 1992, día negro que enlutó a muchas familias tapatías y posiblemente a sus familiares residentes en otras entidades del país y del extranjero, debido a las explosiones en la calle de Gante, en el otrora Sector Reforma de la ciudad de Guadalajara, Jalisco.
Se dice, y se dice bien que, cuando sucede algún acontecimiento relevante es muy difícil que se borre de la mente, por lo que si a quienes no sufrimos en carne propia esta desgracia no se nos olvida ni olvidará jamás, lo más probable es que a los sobrevivientes y demás familiares de los afectados directamente, menos se les llegue a olvidar; aunque por desgracia, a las autoridades subsiguientes en el gobierno del estado de Jalisco y a los municipales de Guadalajara, tal vez sí se les haya olvidado esta terrible tragedia, porque aún siguen los reclamos de justicia y reposición de los daños causados por esta explosión que, en sí, lo más fuerte fue en esta calle de Gante, entre la calzada del Ejército y la calzada Independencia; pero también hubo otras réplicas más hacia el sur de la ciudad, en las inmediaciones de los parques González Gallo y el Agua Azul.
A priori, se le echó la culpa a una aceitera ubicada precisamente por la calzada González Gallo, por verter líquidos tóxicos al drenaje; sin embargo, poco después se determinó que la culpa era de la planta de Pemex 18 de marzo, ubicada precisamente por la avenida de este nombre, cercana al Rastro Municipal y de la Zona Industrial. Incluso, a los días y después de algunas averiguaciones, se llegó a decir que también tenían mucho qué ver las instalaciones del taller de máquinas del otrora Ferrocarril del Pacífico, ubicado en aquel entonces en el cruce de las avenidas Circunvalación Agustín Yáñez y Enrique Díaz de León (antes Tolsá), por derrames al drenaje de diésel, aceite y otros líquidos contaminantes; aunque después esto se puso en duda, debido a la lejanía relativa entre la ubicación de estos talleres de máquinas del ferrocarril y el lugar de las explosiones. Y si bien, la topografía de la Perla Tapatía, en al menos 700 metros a ambos lados de la calzada Independencia que, por cierto, anteriormente fue el río San Juan de Dios, y que en el primer tercio del siglo XX fue convertido en el colector mayor de aguas negras de la ciudad, por lo que por gravedad, todos los drenajes o la mayoría de ellos, van a dar a este colector que corre bajo dicha calzada Independencia, para ir a dar a la barranca de Huentitán o de Oblatos, cayendo todas estas aguas negras de drenaje a las aguas del río Santiago contaminándolo aún más y que recorre tanto el estado de Jalisco como el de Nayarit para ir a desembocar en las inmediaciones de San Blas, Nayarit.
Sin embargo, otras investigaciones serias, se referían a una especie de sifón que se había construido en el cruce de la referida Calzada Independencia y la avenida Juárez-Javier Mina, para dar paso a la línea 2 del tren ligero que se estaba construyendo en ese entonces, ya que el túnel del tren ligero pasaría por debajo del colector; sin embargo, se decidió que, mejor el colector pasara por debajo de túnel del tren, por lo que se construyó ese sifón, una especie parecido al tubo del desagüe de los lavabos, bajando el nivel del colector para pasando el túnel del tren subirlo a su cauce original, por lo que, de acuerdo a estos estudios se dijo en su momento que, la mayor parte del excremento humano que produce gas metano, se fue acumulando en esa curva hacia abajo del sifón, enviando sus gases a la mayor parte de la red de drenajes que confluyen con dicho colector a tal grado que, al acumularse de tal manera, fue inevitable la explosión que destruyó varias cuadras de la calle Gante, así como otras un poco más alejadas.
Sin embargo, la información oficial quedó en que fue gasolina la causante de la explosión y, si bien hubo voces que señalaban que cómo era posible que fuera gasolina si lo que hubo fue una explosión y no hubo ningún incendio, pues se tenía y se tiene entendido que la gasolina causa incendios, y si bien sus gases podrían causar explosión, la presencia de la gasolina hubiese generado incendios; de los que no hubo ningún conato y ni tan siquiera alguna flama por pequeña que fuera.
Por cierto, los malos olores a drenaje jamás se han podido erradicar del cruce de la calzada Independencia y Juárez-Javier Mina; aromas fétidos que se acrecientan en tiempos de secas, lo que hace suponer que, el excremento se sigue acumulando en el sifón de ese cruce.
Sea pues. Vale.

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