Entre Juntas de Conciliación y Arbitraje te veas
Sergio Mejía Cano
16 de Febrero de 2022
En el periódico Nayarit Opina del día de ayer 15 de febrero, destaca una nota de la redacción, sobre la detención, en la ciudad de Tepic, de Noel Adolfo “N”, quien fungiera como presidente del Tribunal de Conciliación y Arbitraje del Estado de Nayarit, durante la anterior administración de 2017-2021, debido a su probable responsabilidad penal en delitos de tráfico de influencias y delitos cometidos por servidores públicos, en agravio de una persona de sexo masculino, así como de la sociedad. Por lo que el detenido fue puesto a disposición del juez de control de primera instancia, del Sistema Penal Acusatorio y Oral, que habrá de determinar su situación jurídica.
Las Juntas de Conciliación y Arbitraje (JCA), no nada más en Nayarit, sino prácticamente en todo el país, están muy desprestigiadas entre la clase trabajadora, debido a que la mayoría de los trabajadores que acuden a sus oficinas con la esperanza de que se resuelva algún tipo de conflicto laboral con la clase patronal, por lo regular salen con cajas destempladas, debido a que casi siempre se le da la razón a los patrones, por lo que muchos de los trabajadores, a veces inducidos por quienes están al frente de estas dependencias, les sugieren aquello de que “más vale un mal arreglo que un buen pleito”; porque si se van hasta donde tope, muchas de las veces las demandas de los trabajadores las ponen a dormir el sueño de los justos, dándoles más largas al asunto que hace que los trabajadores se desilusionen y mejor dejen el asunto por la paz desistiendo de su demanda o también, se ha documentado, porque su expediente se traspapeló o está perdido entre otros tantos expedientes sin solución alguna.
Hace varios años que se dio a conocer que, en la JCA en Tepic, se habían detectado infinidad de expedientes de las demandas laborales sin que se les siguiera ningún trámite; que estaban amontonados en las instalaciones de esta dependencia, lo que significaba que estas demandas permanecieran sin resolver.
Y a propósito de este desprestigio al no resolver muchos de los casos, dejando al garete a los trabajadores ávidos de justicia laboral, tal vez por esto se determinó que dichas Juntas de Conciliación y Arbitraje tenían que desaparecer; sin embargo, al parecer no ha funcionado de bien a bien esta disposición de pasar los conflictos laborales al Poder Legislativo o a otras instancias para atender estos asuntos laborales y así, desaparecer de una buena vez y para siempre, estas JCA que en sí, prácticamente no han dado la justicia debida a la clase trabajadora y sí, el beneficio de la clase patronal.
Cierta vez oí a un conocido recomendarle a uno de sus hijos poco antes de que este se graduara de abogado, diciéndole que se especializara en Derecho Laboral, pues era la rama de la abogacía que más ganancias dejaba, pues podría obtener ganancias de una parte y otra a la vez, es decir, de los trabajadores y de los empleadores o patrones, ya que muchas de las veces la clase patronal convencían a los de la JCA de que a ellos les correspondía la razón o que en sí, tratara de contentar a los trabajadores con algo más o menos conveniente, pero no lo que le tendría que corresponder y listo, porque así el abogado laboral obtenía el tanto por ciento de la demanda del trabajador y además, el agradecimiento de los empleadores o patrones.
Este conocido ponía de ejemplo a un abogado del bello puerto de Mazatlán, Sinaloa que, cuando agarró las primeras demandas de los ferrocarrileros, allá a mediados de los años 90 del siglo pasado, lo hacía en un despacho que rentaba prácticamente en un cuarto de azotea, sin embargo, ya para mediados de la década del 2000, ya contaba con un lujoso despacho en contra esquina de donde antes rentaba, y en un edificio nuevo que, según se rumoraba era propiedad de este abogado laboral; algo que desde luego pudo haber sido puro rumor, porque nada más se decía, pero nadie podía comprobar si ese nuevo edificio era propiedad de este abogado; pero lo que sí se pudo comprobar por parte de muchos ferroviarios fue que, el estatus de vida cambió radicalmente posterior al haber tomado las primeras demandas de trabajadores ferrocarrileros.
Y volviendo a la aprehensión de Noel Adolfo “N” en Tepic, se dice que, en agravio de una persona, tal vez si se le escarba un poco más, podrían salir a la luz más anomalías no nada más responsabilidad del hoy detenido, sino también de otros tantos que ocuparon el mismo cargo anteriormente y más atrás; es muy probable.
Sea pues. Vale.
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