Carlos Loret de Mola no simboliza la libertad de expresión
Sergio Mejía Cano
15 de Febrero de 2022
Es un hecho contundente aquello de que para todo hay gente; y desde luego que es muy respetable lo que piense cada quien, pues a fin de cuentas cada quien tiene sus propias convicciones. Sin embargo, hay de pensamientos a pensamientos, unos incongruentes, otros prudentes y otros más, analíticos, entre otras tantas formas de pensar porque también es un hecho de que cada cabeza es un mundo.
Ahora con el affaire entre el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y el periodista Carlos Loret de Mola, ciertos sectores de la sociedad se han cargado hacia un lado y otro, y hay quien dice que en cierto modo y forma, entre estos sectores, se ha polarizado la situación a tal grado de criticarse unos a otros, sobre todo más quienes defienden a Loret de Mola ahora con el emblema de “todos somos Loret o yo soy Loret”; incluso hasta algunos militantes de uno que otro partido político, han fijado su postura a favor de Loret de Mola con el consabido pretexto de defender la libertad de expresión; y otros tantos, al igual que determinados personajes, así como de la población, con el supuesto de que ya no se sigan atacando a los periodistas, y también, porque según señalan varias de estas personas que, por el hecho de que AMLO dio a conocer lo que supuestamente ha ganado Carlos Loret con sus trabajos periodísticos, se ha cometido un delito al darse a conocer dichos montos económicos; y hasta el mismo Loret de Mola ha dicho que lo pone en peligro con esta falacia de que gana o ha ganado tanto dinero.
Lo que sí es un hecho contundente es que, Loret de Mola es un ente periodístico bastante desprestigiado y más, desde que se dio a conocer que la captura de la francesa Florence Cassez y su supuesta pareja sentimental, Israel Vallarta por un posible secuestro, había sido un vil montaje preparado a propósito para destacar la eficiencia de la policía que comandaba Genaro García Luna, porque después de haberse descubierto esta mentira, gran parte de la opinión pública puso de inmediato en duda todo el trabajo de Loret de Mola como conductor de un programa de noticias, de si todo lo que informaba este comunicador tenía cierto grado de veracidad o todos eran montajes o informaciones a modo tanto para distraer la atención como para desviarla para mantener entretenida a la parte de la sociedad que veía sus noticieros, comentarios y deducciones.
Quien haya visto la película mexicana “La dictadura perfecta”, se habrá dado cuenta de que en dicha película pintan a Loret de Mola -claro que sin mencionarlo; pero sí simbolizándolo- en cuerpo y alma, además de una cobardía tras las cámaras, sobre todo en la escena que en sí se hace una parodia del hecho de la aprehensión de Cassez y Vallarta, cuando en la película se va en busca de los secuestradores de unas gemelas y, ahí precisamente, ponen en boca del actor que la hace de reporteo, las mismas palabras que, en su momento, a la hora del montaje de Florence Cassez, al decir que sin importar su integridad física, se arriesgaba de tal manera, todo con el fin de tener a la audiencia bien informada y, desde luego que se da a entender que este rescate es un montaje, porque los secuestradores ya están muertos, porque los mató un militar que estaba en contubernio con la televisora de ficción que simboliza en esta película a una televisora nacional muy conocida; aunque obviamente, con otro nombre, pero que de inmediato hace intuir al público de cuál televisora se trata. Y así por el estilo a lo largo de esta película en donde se pone en evidencia tanto a los directivos de la televisora, así como a sus presentadores de noticias y reporteros.
Loret de Mola no simboliza en forma alguna la libertad de expresión ni mucho menos la libertad de prensa, por lo que, todas esas personas y posiblemente hasta los mentados “boots” o algo así, de los que se dice que son los que sacan en serie un montón de opiniones iguales, al decirse que “todos somos Loret o soy Loret”, en sí no están defendiendo la libertad de expresión ni la libertad de prensa ni mucho menos la integridad y defensa de los periodistas, sino que se están poniendo de lado de la mentira, a favor de los montajes y de que se trate de engañar al público ávido de noticias en todo tipo de medios informativos. Claro que se engaña a quien se deja engañar o le gusta que lo engañen; sin embargo, hoy en día, por fortuna, ya existen muchas formas de hacerse de información veraz en tiempo y forma y no estar atenidos a los que mienten abiertamente.
Sea pues. Vale.
Comentarios