Tepic, Nayarit, jueves 21 de noviembre de 2024

Destrucción forzada en aras del progreso de nuestro país

Sergio Mejía Cano

01 de Febrero de 2022

La senadora jalisciense Verónica Delgadillo García, del Partido Movimiento Ciudadano (MC), no ceja en su empeño de denostar a cada rato la construcción del Tren Maya, hasta demostrando en imágenes vía Tuit, las zonas por donde pasará dicho tren. Y así, al igual que esta senadora, hay otras voces que, posiblemente nada más tratan de asustar con el petate del muerto, señalando, al igual que la senadora en cuestión, la destrucción de flora y fauna por donde se instalará la vía férrea.

Desde luego que aquí se podría aplicar a la señora Delgadillo García que nada más ve la astilla en el ojo ajeno; pero no ve la viga en el propio, ya que en su mismo estado natal y más, en la zona conurbada de Guadalajara, son constantes los sospechosos incendios en el bosque de la primavera; sospechosos, porque en varios de los lugares incendiados, poco después se utilizan para el levantamiento de edificios departamentales y de otros usos, lo mismo la deforestación que ha sufrido esta zona en aras de construir más y más edificaciones, supuestamente debido al crecimientos de la urbe. Tampoco se le ha oído decir esta boca es mía ni referirse a la posible desaparición de un área verde en el periférico y la Calzada Independencia, al norte de la Perla Tapatía, para construir un emporio inmobiliario. Y lo más raro en esta senadora de MC, es que no se le ha oído pronunciarse porque se limpie el río Santiago ni la ribera de Chapala, sobre todo en las cercanías de Poncitlán, Jalisco, en donde se ha documentado sobre la intoxicación que sufren los habitantes de este lugar, sobre todo en los menores de edad que al nacer, ya presentan males congénitos. Y también, no se le ha oído decir nada respecto a la gran contaminación que hay en la laguna de Cajititlán, en donde cotidianamente salen a flote enormes cantidades de peces que, posiblemente, se hayan envenenado por lo tóxico del agua que contiene esta laguna.

Pero volviendo a lo del Tren Maya, esta senadora se enfoca en la destrucción que sufre la zona por la construcción de la vía férrea; sin embargo, no se pone a pensar o decir que, el estado de Quintana Roo, desde que se le echó el ojo para construir ahí un emporio turístico, también se tuvieron que destruir muchas hectáreas de terreno para tener que construir la zona hotelera. Desde luego que lo hecho, hecho está y pues ya ni modo, pero en su momento casi nadie dijo nada del atentado que sufrió la flora y fauna y posiblemente hasta desaparición de muchas especies y sus hábitats. Tal vez porque significaba progreso para el país al impulsar la llamada industria sin chimeneas como se le dice también al turismo. Entonces, ¿qué no acaso el Tren Maya podría significar también progreso para la península de Yucatán?

Es bueno recordar que, históricamente, está documentado que el primer ferrocarril en el país se construyó a mediados del siglo XIX, allá como por 1856, que corría de la ciudad de México a Veracruz y que, desde ese primer ferrocarril, también hubo protestas e incluso, se habla de personajes de aquella época que no creían que se pudiera construir un ferrocarril en esa parte del país “erizado de montañas”. Sin embargo, se construyó. Y no quedó nada más ahí, sino que, con el tiempo y ya en tiempos de don Porfirio Díaz, se les dio la concesión a los gringos para construir sus vías férreas de acuerdo a sus sueños de siempre: de norte a sur. Y si bien, precisamente a Porfirio Díaz se le atribuye el haber traído progreso al país por haber permitido la construcción de las vías del ferrocarril a lo largo del país, ese progreso relativo, fue únicamente para las zonas por donde pasaban dichas vías, porque las otras partes del país siguieron en la misma situación de atraso.

La senadora Verónica Delgadillo, así como los demás detractores de la construcción del Ten Maya, quizás no tomen en cuenta que todas las vías férreas, carreteras y autopistas hoy existentes a lo largo y ancho del país, no nacieron ahí, sino que también se tuvieron que destruir flora, fauna y hábitats naturales de muchas especies para poder construirlas al tumbar, destruir y perforar cerros y montañas, y he ahí el resultado en cuestión de comunicación, conectando infinidad de ciudades entre sí. 

Obviamente que suena cruel decir que por fuerza tiene que haber destrucción en aras del progreso; pero esto no es privativo nada más de nuestro país, sino en prácticamente todo el mundo se han tenido que pasar sobre ruinas arqueológicas, desviar cauces de ríos, arroyos, etcétera.

Sea pues. Vale.

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