Se añoran los trenes de pasajeros

El 18 de febrero de 1998 dejaron de haber trenes de pasajeros en nuestro país. Se dice que esto se debió a una condición que pusieron los nuevos concesionarios, porque lo único que les interesaba era el arrastre de carga de todo tipo, y porque los trenes de pasajeros, que por ley se les debería dar prioridad de paso, les estorbarían; además, de no ser productivos económicamente hablando, pues no dejan ningún tipo de ganancia.

El servicio de trenes de pasajeros se consideraba más bien como un servicio social y sin fines de lucro, así lo dijo en su momento, siendo Presidente de la República el general don Lázaro Cárdenas del Río, cuando nacionalizó los ferrocarriles en 1937, al decir que: “Los trenes de pasajeros se conservan para las necesidades de viaje, principalmente de las clases más menesterosas”.

Hoy en día, hay muchas personas que se sorprenden cuando se habla de que algún día en México existieron trenes de pasajeros, hay treintones y cuarentones que recuerdan como un sueño haber viajado algún día en tren; sin embargo, también hay personas de todas las edades que dicen no haber viajado jamás en tren y, que mirando alguna antigua película se dan más o menos una idea de lo que era viajar en tren de pasajeros, viendo con sorpresa que no era igual a viajar en camión, al ver que la gente podía desplazarse por todo el tren para estirar las piernas o estacionarse en uno de los vestíbulos para mirar más completamente el paisaje, aunque esto de ir en los vestíbulos estaba prohibido debido al riesgo que esto significaba en determinados casos, sobre todo en caso de un posible accidente, pues ahí no había ningún tipo de protección como en el interior de los coches.

Ahora, nada más predomina el transporte de carga, aunque sí hay trenes de pasajeros, pero turísticos, como los denominados “tequileros” que salen de la ciudad de Guadalajara hacia Amatitán y Tequila, en el estado de Jalisco. Trenes que, al llegar a estos lugares, a sus pasajeros los llevan a visitar las fábricas de tequila en esa región tequileras por excelencia. Y también quedó en servicio, el famoso CHP, tren de pasajeros que atraviesa la Sierra Tarahumara, entre Los Mochis, Sinaloa y Ojinaga, Chihuahua; lo bueno de este tren, es que cuenta aparte del turístico, con el servicio de primera y segunda clase para la gente que habita los lugares en dicha Sierra en donde por la topografía tan erizada de montañas y cerros, no se llega por otro medio de transporte más que por tren.

Y a propósito de los trenes de carga, la otrora orgullosa ruta de la costa occidental que fue el Ferrocarril del Pacífico, S.A de C.V., y que en 1987 pasó a ser parte de los Ferrocarriles Nacionales de México, decayó poco a poco en lo que al transporte de carga se refiere, pues en los años 80 del siglo pasado, cuando llegó a Sinaloa como gobernador el señor Francisco Labastida Ochoa, se comenzó a desmantelar el muelle fiscal del bello puerto de Mazatlán, Sinaloa, muelle del que casi a diario salían hasta siete trenes de carga rumbo al sur, por lo que la bonanza del ferrocarril devenía prácticamente de este muelle, aunque también en temporada de zafra, el transporte de grano de los estados de Sonora y Sinaloa; sin embargo, el muelle de Mazatlán, fue el que más vida dio tanto al puerto mazatleco, como al mismo ferrocarril.

Se dijo en su momento que, como Labastida Ochoa era de Los Mochis, Sinaloa, mandó desmantelar el muelle de Mazatlán para darle vida al puerto de Topolobampo, cercano a Los Mochis; sin embargo, este puerto no sirvió para recibir barcos de gran calado, porque, según los expertos, se azolva constantemente, por lo que el hecho de estarlo desazolvando constantemente, haría que el caldo saliera más caro que las albóndigas. Pero había otro motivo, de acuerdo a los conocedores, y esto era que, como el entonces Presidente de la República, Miguel de la Madrid Hurtado era de Colima y, como buen colimense, decidió hacer de Manzanillo, Colima un puerto de altura, por lo que lo mandó modernizar de tal manera, que quedó listo para recibir todo tipo de embarcaciones de gran calado, por lo que este puerto se internacionalizó y así sigue.

¿Y Mazatlán, Sinaloa? Pues se decidió dejarlo como puerto para recibir cruceros, quedando el muelle de carga desmantelado casi en su totalidad, si acaso recibiendo barcos de carga; pero ya no como antes en que la carga era la que predominaba sobre los barcos turísticos, por lo que, en cuestión de trenes, esta línea decayó considerablemente.

Sea pues. Vale.