Partidos políticos que, posiblemente lleguen a desaparecer
Sergio Mejía Cano
14 de Diciembre de 2021
Claramente se ve que los partidos políticos en nuestro país cada día se desvirtúan más y más, y que no aplican aquella frase tan coloquial de que “ven la tempestad y no se hincan”; ¿qué les está pasando que, a pesar de que cada día pierden más adeptos, simpatizantes y hasta militantes no se ajustan a sus propios estatutos y las bases con que o por lo que fueron fundados?
Cada día aparece la nota en la mayoría de los medios informativos que se están dando patadas bajo la mesa y hasta abiertamente entre los mismos militantes de todos las asociaciones políticas, por los bandazos que están dando sus dirigentes que ya no saben que bandera portan, que se han olvidado de los ideales de sus fundadores que, hoy en día por lo visto, los han olvidado o los omiten a propósito de acuerdo a sus propios fines e intereses, tanto de grupo como particulares, porque tal vez no les quedó claro el resultado de los pasados comicios en que se vio claramente que ya les faltó poco para desaparecer, de perder su registro no nada más a nivel local en alguna de las entidades del país, sino hasta a nivel nacional, pues cada día hay más gente que mira a los partidos políticos más como agencias de colocaciones y como empresas particulares, que como organizaciones que vean por el bienestar nacional.
Del Partido Acción Nacional (PAN), no extraña nada su comportamiento debido a que nació como un partido contrarrevolucionario y que, desde siempre, ha desdeñado a las clases populares sin pensar en beneficiarlos de algún modo y que su afán ha sido estar a favor de las privatizaciones y proteger en todo momento a la clase empresarial; sin embargo, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) que, nació de una lucha social, devenido de una Revolución y posterior lucha fratricida, ahora haya olvidado totalmente las bases con que fue fundado aliándose a su supuesto anterior antagonista, el PAN, concediéndole la mayoría de todo por lo que ha luchado desde su creación: relaciones con El Vaticano, reformas a los artículos 24 y l30 constitucionales para darles más reconocimiento a las Iglesias, sobre todo a una en especial, reforma laboral dejando de proteger a las clases trabajadoras, reforma energética favoreciendo a compañías privadas extrajeras, más que a las nacionales, tratar de privatizar la Educación y la Salud y un largo etcétera de prebendas, dejando de lado a la población de a pie.
Esto que, desde luego, tendría que colapsar más temprano que tarde, pues militantes priistas de cepa y comprometidos con los ideales revolucionarios que, aunque muchos no lo crean, aún hay militantes del PRI que piensan que, si sus dirigencias se basaran en los principios de sus postulados revolucionarios, muchos de sus militantes y simpatizantes volverían a voltear hacia el partido tricolor; pero al parecer ya no hay vuelta de hoja y el desfasamiento y lo desvirtuado en que se encuentra hoy el otrora partido aplanadora, lo están llevando a pique a este partido irremediablemente y sin tentar baranda. Aunque como quedó dicho, en caso de volver a retomar sus principios basados en una revolución social, podría resurgir; pero por lo que se ve, es prácticamente ya casi imposible que esto suceda, al menos en el corto o mediano plazo. A largo plazo tal vez ya no, porque lo más probable es que llegue a desaparecer el nieto del Partido Nacional Revolucionario (PNR) e hijo del Partido de la Revolución Mexicana (PRM).
Y del Partido de la Revolución Democrática (PRD), pues ¿qué se podría decir? Que no por nada lo dejó al garete uno de sus principales fundadores: Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, al ver que no había forma de hacer entrar en razón a las numerosas tribus que trataron de adueñarse de esta asociación política que, nació como una esperanza para gran parte de la población, que creyó en que ahora sí, habría un partido que vería por su bienestar; pero quedó claro que no fue así, y menos ahora en que, los llamados chuchos, Jesús Zambrano Grijalva y Jesús Martínez Ortega, han quedado claramente evidenciados como unos sumisos más al poder económico y empresarial. De Ortega Martínez no podría sorprender tanto su comportamiento; pero ¿de Zambrano Grijalva que, se dice fue guerrillero, militante del Partido Comunista, miembro de la Liga 23 de Septiembre, etcétera, y que ahora esté ligado claramente a la Derecha explotadora? Obviamente que esto indica que se desenmascaró totalmente y que su supuesta lucha social fue únicamente por ser víctima de las circunstancias.
Sea pues. Vale.
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