Felices vacaciones

[ENTREVISTAS EN EL CERESO DE TEPIC VENUSTIANO CARRANZA (ÚLTIMA DÉCADA DE LOS 90’S)]

Primera de dos partes

Todavía estaba fresca la mañana, los custodios como es su costumbre abrieron la puerta mayor del CERESO, los rechinantes baleros como queriendo protestar  hicieron su ruido común, pero pudo más la fuerza aplicada y abrieron paso a un hombre robusto de un metro 85 centímetros de estatura, unos 80 kilogramos de peso; un pelo entre cano hacía patente el sufrimiento que sin duda había pasado, sus ropas eran una camiseta blanca de resaque, un pantalón Levy’s muy desgastado, unos zapatos de minero y ningún otro equipaje.

El recién salido abrió sus brazos, con vehemencia y agradecimiento miró al cielo diciendo ¡soy libre! Por fin ¡libre! En ese momento en el boulevard Tepic-Xalisco iba rumbo al sur (Vallarta) un camión Elite panorámico; el hombre se sorprendió y dijo: ¡ah caray! esos no los conocía.

Los que estábamos formados para el ingreso al CERESO Venustiano Carranza, nos sorprendimos, pero más cuando aquel hombre besó la tierra hincado, su alegría era manifiesta, de repente reaccionó y dirigiéndose a nosotros dijo .-¿Alguien me puede dar un tabique, un tabiro o un cigarro?. El hombre X se lo ofreció y además le ayudó a prenderlo, intensas bocanadas y grandes chupetes, que ya los quisieran alguna tienda comercial para la televisión. De pronto de los custodios salió una voz que le gritó: que te vaya bien.- Otro dijo póngase buzo caperuzo.

Yo soy muy mitotero y como siempre me gusta andar picando, licando y calificando pretendiendo ser diferente me dije.- voy a ver a este compa y a platicar con él, quien quite y sea primo de Camelia la Texana o pariente de Lola la Trailera.

¿Cómo te llamas?- El Mexicali.- ¿Cuánto tiempo calentaste cemento aquí en la Península de Yucatán? (léase penitenciaría).- Quince años.- ¿Pues luego que hiciste carnal?  ¡Triple homicidio! ¡Ah chingao, chingao, chingao.- Cuéntame le dije, a mí me gusta y me empalaga el mitote (hasta parezco del MERIDIANO). Mientras esto pasaba aquél cigarro se había consumido y yo presto le conseguí otro, las bocanadas y tragadas de humo deleitaban al Mexicali.

Ándale vale cuéntame: hay amigo, fíjese que hace quince años, tres meses, ocho días, tres horas, vine a ver a un carnal que vive en la Col. 2 de Agosto. Yo estaba en la preparatoria de la capital cachanilla (Mexicali) y recibí una carta de mi hermano que me invitaba de vacaciones.- Accedí, me trepé al tren y llegué. Tomé un taxi para localizar el domicilio de mi carnal y rápido me vi tocando la puerta de su casa. Salió mi hermano, nos abrazamos, nos dimos los rituales de bienvenida y platicamos puras cosas triviales de nuestras casas y familias. Yo ese día cumplía mis 19 años.

Mi hermano atento me dijo (eran las once de la mañana) ¿quieres una ballena? ¡Hojas y me arrimas ramas!  Le contesté.- mira mientras vas por ellas me voy a echar un baño.- Ah, espera, dijo tocando la puerta de una recamara cerrada.- vieja, vieja, ya levántate aquí está mi hermano Marcelino.- yo agarré la toalla y jabón y me di un baño de aquellotes. Cuando salí ya estaba vestida mi cuñada y mi carnal abrió la “chela”  y “poninas dijo popochas”, churritos, cacahuates, salchichas así como jamón hacían digerible la “pacificota”. Después de cuatro ballenas yo le dije.- ahora me toca a mí traerlas, ¡dime donde!.- No, espera, yo te acompaño y fuimos los dos, antes de llegar al depósito estaban unos jóvenes en la banqueta y otros pegados a la acera platicando y chupando, lo más seguro es que ya le habían quemado las “patas a Josefina”, porque en tono burlesco le dijeron a mi carnal.-  ¿con que estrenando mayuyo nó?  Yo me sorprendí y le dije a mi carnal.- ¿Qué, les parto la madre? No, no, no,  luego te platico.  

Después supe que eran tres hermanos que a mi cuñada y a él los traían cacarizos, o sea de bajada, sin hacer caso a las provocaciones regresamos. Mi cuñada acusaba temor, sabía que algún día la mecha se iba a prender y después de otras tres ballenas, los tres hermanos desde afuera de la casa nos empezaron a retar.- ¡salgan cule….bras, no sean cobardes, miedosos y semillones! ¡Préstanos a tu vieja! Hasta ahí me pude aguantar, y le dije a mi hermano.- si tu no sales, yo le atoro; mi carnal salió de buena voluntad y en forma apacible y tranquila les dijo que por favor se fueran, pero uno de ellos le dio una patada y una cachetada. No pude más, salí repartiendo catos, trompadas, patadas, mordiscos, derechazos, mandogles, etc., y todo lo que había aprendido en defensa personal y artes marciales en Mexicali, cuando hacía mi servicio militar. 

El hombre tiene límites, tiene frenos, tiene paciencia, pero cuando se menoscaba su integridad, su honor, su patrimonio, aquel animal dormido y somnoliento despierta. La fuerza crece, el cerebro pierde la capacidad de control y ni el mismo Freud puede explicarlo, el instinto despertó y el Mexicali empezó a madrear y diezmar a los tres hermanos; su fuerza se impuso, los tres se doblegaron ante aquel gladiador que parecía Espartaco. Uno de los hermanos sacó una pistola, el primer blanco fue el hermano del Mexicali, que con un balazo en el cuerpo y otro en la chonteca, mellota o tatema, ¡quedó muerto!  El gladiador se lanzó sobre el victimario y logró quitarle la pistola, sin medir el peligro le disparó a los tres hermanos que quedaron bien tiesos. La guadaña de la parca había logrado su objetivo y cuatro cuerpos eran el mejor testimonio de su facultad de quitar vidas.

CONTINUARÁ....