Crítica al neoliberalismo desde la fe cristiana: dios y el dinero son incompatibles
Octavio Camelo Romero
12 de Septiembre de 2021
Desde 1981 la Asociación Española de Teólogas y Teólogos Juan XXIII ha hecho una teología crítica a través de congresos que reúnen a personas interesadas en sus aportes. Ha realizado importantes reflexiones sobre algunas de las complejidades y problemáticas actuales pretendiendo llegar a su raíz para encontrar líneas de acción que transformen las estructuras de violencia, desigualdad, explotación, opresión e injusticia en un mundo de paz con justicia y dignidad para todos.
“Con ese propósito, del 3 al 5 de septiembre tuvo lugar virtualmente en Madrid el 40 Congreso de Teología, cuyo tema fue El neoliberalismo mata: no se puede servir a Dios y al dinero. Como afirmó el comité organizador, la primera parte del título está tomada de uno de los más severos críticos de este sistema económico de dominación: el papa Francisco, quien ha calificado al neoliberalismo de injusto desde su raíz. La segunda, afirman, son palabras de Jesús, quien contundentemente declaró la incompatibilidad entre Dios y el dinero.”
Sin embargo, es conveniente reflexionar sobre el “neoliberalismo”. El neoliberalismo es, en primer término, un movimiento político que surge en la década de los 70 del siglo pasado en contra de la propiedad colectivo-social principalmente bajo la forma de propiedad del Estado, bien fueran estas de la URSS o de los Estados-Benefactores. Para la época de los 70 la economía del bloque soviético había perdido dinamismo e iba en franco declive. Declive que culmina con el colapso de la URSS en la década de los 90 del siglo pasado.
Con la caída del mal llamado bloque socialista, se desata la avaricia por las empresas estatales y paraestatales, la cual se complementa con la exigencia de su enajenación a favor de los grandes capitales nacionales y extranjeros. Esto se conoció como la privatización de las empresas de los Estados.
El neoliberalismo además de concentrar y centralizar las riquezas estatales en pocas manos, y producto de la avaricia desmedida, hizo quebrar a las microempresas familiares y desarrolló la ciencia y las tecnologías a tal grado que mando a la calle a mucha mano de obra y la fuerza de trabajo contratada la pagó relativamente por debajo del nivel de vida requerido en las naciones. Como resultado de todo esto, el neoliberalismo se caracterizó por ser antimoral, antiético, antisocial, antihumano, antirreligioso, etc.
El 40 Congreso de Teología, cuyo tema fue El neoliberalismo mata: no se puede servir a Dios y al dinero, al término publicó un manifiesto conclusivo que plantea como alternativa al neoliberalismo, la economía de la solidaridad. Se establece que la injusticia estructural, la pobreza extrema, las desigualdades crecientes, la violencia de género, los discursos y prácticas de odio contra personas migrantes, refugiadas y desplazadas forzadamente, y contra la comunidad LGBT, son consecuencias del neoliberalismo. Por lo que llaman a trabajar por la humanidad siguiendo la visión de Jesús de Nazaret. En fin.
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