Chisgarabís
Oscar González Bonilla
25 de Agosto de 2021
CHUPALETA MORTAL
Durante entrevista de fecha reciente Rigoberto Ochoa Zaragoza, quien gobernó Nayarit en el periodo 1993 a 1999, señalaba la trascendencia del periodista que no se queda solo con el dicho del entrevistado, sino que se dedica a investigar.
El profundo interés de Don Rigo es que mediante la investigación periodística se compare su gobierno priista (para él excelso en muchas áreas de la administración) con los que han transcurrido. Confía que saldrá airoso porque los precedentes han sido cubiertos por el lodo de la corrupción. Y así lo piensa muy a pesar de haber entregado el poder estatal a la oposición.
Fuera de la grabación comenté a Don Rigo que en Nayarit no se realiza periodismo de investigación, porque los que nos dedicamos a este oficio en nuestra formación inicial no recibimos esa enseñanza. Puede ser que las nuevas generaciones con mejor preparación académica y profesional lleguen a practicarlo.
Pero además aquel que se atreve a investigar, documentalmente por ejemplo, es denunciado ante el personaje que es objeto de indagación, y éste frena el trabajo del periodista a como dé lugar. O bien, quien se siente afectado, y más si es servidor público, habla con el director o propietario del medio para llegar a un acuerdo monetario y san se acabó.
La mayor parte de los centenares de periodistas asesinados en el país se han dedicado a la investigación periodística. En Nayarit a ningún reportero se le ha quitado la vida violentamente a causa de su trabajo de denuncia.
Don Rigo me escuchó sin pronunciar palabra. Y agregué: Como dice el doctor Lucas Vallarta Robles, en Nayarit más bien los periodistas mueren a consecuencia de la chupaleta (ingesta de alcohol).
NO SE JUNTE CON CABRONES
La siguiente es una anécdota que desde hace tiempo quería contar. Sobres:
Muchos años se mantiene mi casa materna por calle 5 de Mayo, ubicada atrás de la mansión de doña Carmen Sánchez, mamá de Ney González, que en paz descanse ella, en la colonia Mololoa de Tepic. Razón por la cual mutuamente éramos familias conocidas.
Bastante tiempo atrás, mi compañero de oficio Javier Rojo Fregoso me invitó ir a reportear a doña Carmen Sánchez, distribuidora de Maseca en Nayarit, con quien él tenía estrecha amistad, mucha confianza, se llevaban. Ella maltrataba cuando la ocasión lo ameritaba. Pero por lo común era seria y respetable.
Fuimos a su oficina en calle Durango al sur en Tepic. Con toda confianza Rojo dirigió la entrevista, al término de la cual doña Carmen indicó: “Pásenle con Ney”. Al interior éste tenía pequeña oficina, hacia allá nos dirigimos. De su escritorio sacó dinero (no recuerdo la cantidad) y nos entregó a cada uno.
Salíamos contentos, cuando doña Carmen apareció a la puerta para con fuerza decir: “Oscar, venga”. Estábamos a la mitad de la calle y de allí me regresé, mientras que Rojo alcanzó la banqueta de enfrente.
“Dígame doña Carmen”, le expresé. Parada ella en la entrada mencionó: “Por favor, no se junte con cabrones, lo van a echar a perder. Usted es gente seria, es gente nuestra, por eso no se junte con cabrones”.
“Sí, doña Carmen, está bien”, fue todo lo que le dije y adiós.
Jamás se me olvidó la sentencia.
Comentarios