La “quincenita”, en el “jale”

Por fin llegaste a mí, quincena míaentre mis manos te tendré un momento,para luego sentir el cruel tormentode que te esfumes en el mismo día.

Dos veces en el mes veo tu llegadase satura de luz el firmamento,más el estomago enjutado sientocuando llegas un poco retrasada.

Y te irás prodigando tus favoresa esa gente que muerta, ver quisiera,al abonero, agiotista, a la tenderaque devoran cuál buitres mis dolores.

Mi mujercita diario me pateaque la renta, los libros, la comida,ya hasta el amor "aquél" me regateay quiero encontrarla ya dormida.

Yo quisiera que fueras más gorditay que tuvieras menos pretendientes,para poder utilizar mis dientesy llegar a gozarte completita.

Y aunque sea  quince o día primerote hago siempre horribles desparpajostú me das cuando quieres el dineropero yo pura madre, ¡que trabajo!

No sé porqué fantásticas razoneste bautizaron por nombre “la quincena”pues con tus reducidas proporcionesse puede comer mal, más no se cena.

Con el impuesto y tantas deduccionesel puro sobre pelón, me llegasiento como se  bajan los calzonesy me dejas vacío de las talegas.

PERO BIENVENIDA SEAS, AUNQUE ME LAS VEA TAN FEAS…