Sergio Mejía Cano
10 de Junio de 2021
Se entiende, y se entiende bien que en una elección democrática unos ganan y otros pierden; y ambos, tanto ganadores como perdedores, si son personas bien centradas no hacen aspavientos de ninguna índole, sino que quienes ganan lo hacen sin triunfalismos y los que pierden, así hagan de tripas corazón, reconocen su derrota como buenos perdedores y perdedoras.
Y desde luego que tienen que hacer de tripas corazón los que pierden, pues son seres humanos y obviamente les tiene que doler su derrota, ya que son de carne y hueso, y al no cumplirse sus expectativas ven sus ilusiones y aspiraciones irse por los suelos.
Y si bien entre algunos de los que triunfaron en las urnas no muestran ni demuestran ningún triunfalismo que ofenda y sobaje a quienes perdieron, este triunfalismo se ve más en los seguidores de quienes ganaron haciendo mofa de los derrotados, y cosa curiosa, las exaltaciones, señalamientos y denuestos hacia los que ganaron, provienen más de los seguidores y simpatizantes de los que se quedaron en el camino.
Y queda claro que no es ético en ninguna forma hacer leña del árbol caído, pero el problema es que al parecer en nuestro país, esto de señalar a los perdedores en forma despectiva, prácticamente para mucha gente se convierte en un deporte nacional. Lo malo está en las personas que hacen caso y aplauden las ofensas hacia los derrotados; pero peor aún es que los ofendidos también se enganchen en las burlas y les dé por responder a las burlas en vez de tranquilizarse; obvio que como seres humanos les tienen que doler las burlas y ofensas, pero dice más de sus personas el permanecer estoicos ante los malos señalamientos que ponerse al tú por tú con quienes se burlan de su derrota.
Y hablando de derrotados, lo mejor que podrían hacer es un análisis a fondo de lo que pasó, tratar de descubrir en dónde estuvo la falla, qué fue lo que más los perjudicó y que los llevó a la derrota; reconocer los lastres que tuvieron que cargar tanto por disciplina como por sumisión. Pero lo mejor que podrían hacer ya a toro pasado y después de reconocer su derrota sin apasionamientos, sería tratar de recomponerse y no hacer caso a las malas lenguas y gente mal intencionada que los podría mal aconsejar de seguir atacando a los que les ganaron, y al contrario de todo esto, tratar ahora de trabajar en conjunto aunque sea extramuros en el entendido de que la unidad podría ser más benéfica para el estado y por ende para todos sus habitantes.
Es justo reconocer que en el camino quedó gente valiosa políticamente, y que en caso de haber ganado hubieran desempeñado un buen papel en sus cargos de elección popular; y desde luego, que se podría decir también justamente, que de los que se alzaron con el triunfo, algunos dejan mucho qué desear por carecer de una carrera política sólida o con un poco más de experiencia, de ahí el clamor de muchos ciudadanos al decir que más de alguno de los que ganaron, tendrán que ser asesorados, lo que indica que habrá gente detrás de ellos y ellas, que los podrían manipular a su antojo, precisamente por esa falta de colmillo político.
Lo que sí es un hecho, es que por lo que respecta al ahora gobernador electo, doctor Miguel Ángel Navarro Quintero y la que presidirá el municipio de Tepic, no la tendrán nada fácil, principalmente porque tendrán que responder y arreglar el asunto de los aviadores, de los que se dice, está infestada la Universidad Autónoma de Nayarit, varias dependencias de gobierno, y en el municipio ni se diga, pues sobran los señalamientos de que mucha gente cobra sin devengar el sueldo que se les paga, por lo que el vulgo los considera por esto como viles aviadores.
Y desde luego que para Geraldine Ponce, lo que tendrá en manos será una papa caliente por todas las anomalías que se ha documentado cuenta el municipio tepiqueño, porque aparte de los aviadores, está el eterno problema y conflicto en que se ha convertido el SIAPA, la recolección de basura, el alumbrado público, el bacheo de calles, pero sobre todo también, el saneamiento del río Mololoa.
Y desde luego en otro problema que prende cada vez que alguien se acuerda de ello: una zona de tolerancia tan necesaria en Tepic; necesaria, porque sería mejor a que la prostitución se haga abiertamente en las calles del centro de la ciudad. El problema sería en dónde ubicar esa posible zona roja; pero algún lugar se podría considerar, pues en donde la pusieran, siempre sería mejor que en las céntricas calles, como se usan hoy en día.
Sea pues. Vale.