Sergio Mejía Cano
13 de Mayo de 2021
Reconozco que me sorprendió ver correr en internet felicitaciones a las enfermeras y enfermeros, ayer 12 de mayo, porque como el día 06 de enero ya se había felicitado a quienes tienen y practican esta noble profesión, y por ende a familiares, amigas y conocidos por lo mismo; sin embargo, ellos mismos aclararon que celebraron su día el 06 de enero, pero que ahora era el “Día Internacional de la Enfermería”, y que al parecer, ya oficialmente en lo sucesivo, se cambiará al 12 de mayo como única fecha para celebrar su día.
Algo parecido a como ahora se conmemora el día de la Libertad de Expresión el 03 de mayo, siendo que en nuestro país, era común celebrarlo el 07 de junio de cada año, y ahora también cambió de fecha para estar acorde a un solo festejo a nivel mundial.
Pero como sea, el caso es que se festeje a quienes ejercen el noble oficio de la enfermería, pues por lo regular, al igual que otras fechas de festejos, se recuerda únicamente un solo día, sin tomar en cuenta que sobre los hombros tanto de enfermeras como de enfermeros, recae el que los pacientes salgan avante de su convalecencia, pues a ellos –enfermeras y enfermeros- como se dice coloquialmente, les toca hacer prácticamente el trabajo sucio respecto a curaciones, limpieza de todo a todo de diversos pacientes, administración de medicamentos, sufrir regaños tanto de pacientes como de los familiares y hasta de trabajadoras sociales o médicos jefes de piso que les exigen de más respecto a sus labores, tal vez sin tomar en cuenta de que se hace lo que se puede y no se le pueden exigir peras al olmo.
La otrora orgullosa ruta de la costa occidental, el Ferrocarril del Pacífico (FCP), en sus buenos tiempos, tenía su propia escuela de enfermería, en las instalaciones de su propio Hospital en Guadalajara, Jalisco, en donde hijas e hijos de los trabajadores y trabajadoras del gremio ferroviario cursaron su carrera de enfermería, por lo que la mayoría del gremio, si no es que todos, contamos con hermanas, primas, amigas de la infancia y más allá y conocidas del barrio que se graduaron como enfermeras, llegando incluso varias de ellas y ellos, con el tiempo llegar a convertirse en médicos y hasta con especialidad.
El mismo Hospital Guadalajara del FCP abrió sus puertas empleando a los egresados de su propia escuela de enfermería, así como en los hospitales en Mazatlán, Sinaloa y Empalme, Sonora; pero cuando en 1982, desaparecieron estos hospitales al ser afiliado el personal ferroviario al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), de todos modos, la mayoría del personal médico del otrora servicio médico ferroviario, siguieron laborando para el IMSS, aunque hubo médicos, enfermeras y enfermeros y demás personal médico, que prefirieron buscar otros horizontes laborales en clínicas particulares, en donde afortunadamente encontraron acomodo, gracias a los altos estándares de estudio que ofrecía el antiguo Hospital del FCP, con buen grado académico, por lo que no tuvieron dificultad para trabajar en donde lo habían solicitado, y quienes quedaron en el IMSS, tampoco fueron rechazados al demostrar su profesionalismo y dedicación adquiridos en el hospital del FCP.
Y precisamente a propósito de dedicación, es por lo que cada día hace al personal médico de enfermeras y enfermeros, lo que los hace admirables y respetables, porque en verdad que se necesita verdadera vocación para dedicarse a esta profesión, debido en gran parte a la incomprensión de muchos dolientes de los pacientes a los que están atendiendo porque no quisieran estos dolientes que dejaran de estar atendiendo a sus enfermos ni un instante, tal vez sin llegar a entender que enfermeras y enfermeros no son de acero, y que necesitan descansar, alimentarse y también ver por los suyos.
Y ahora con esto de la pandemia que ya tiene más del año en que se está atacando, hoy en día, comentan varias conocidas y entre ellas una querida sobrina mía, que en sí ya bajó la presión porque ya no hay tantos enfermos, por lo menos en los Hospitales de Zona de Guadalajara, Jalisco, que ya no es lo mismo que al principio en que les tocó llegar a ver hasta ocho defunciones por día; pero que lo más doloroso no era tanto ya por los fallecidos, sino por los deudos, cuyo dolor lo transmitían al personal médico que, si bien habrá quien los tilde de insensibles, no es así, pues como seres humanos sienten el dolor ajeno como propio, pues por eso escogieron esa profesión: para tratar de aliviar precisamente el dolor ajeno.
Sea pues. Vale.