Tepic, Nayarit, jueves 28 de marzo de 2024

Posible pérdida de la capacidad imaginativa

Sergio Mejía Cano

08 de Enero de 2021

Ante el problema de la educación a distancia, en donde no todos los escolares reciben la enseñanza como en una escuela, aparte de que ciertos sectores no tienen acceso a ella por carecer de aparatos electrónicos con qué hacerse llegar la comunicación escolar, a esto habría que aunarle el que gran parte de las nuevas generaciones no han desarrollado de bien a bien el ejercicio de la imaginación.

A principios de las años 80 del siglo pasado, oí a una profesora ya mayor de edad, quejarse  por la falta de atención de algunos de sus alumnos, y ponía como motivo el que desde la llegada de la televisión, muchos niños habían dejado de lado el imaginarse lo que seguía en muchas cuestiones, porque la televisión no era igual que la radio, pues las generaciones que habían crecido oyendo programas de radio probablemente desarrollaron más la capacidad de imaginación que los pequeños que crecieron mirando programas de televisión.

Y en cierta forma esta profesora podría tener razón, ya que los que crecimos oyendo la radio, sobre todo cuando mamá estaba planchando y a la vez oyendo sus radionovelas, al oírlas también sus críos, nos imaginábamos lo que ahí se narraba, tal y como cuando se lee un libro de aventuras en que nos llegamos a imaginar a los personajes; si oíamos el galope del caballo de Porfirio Cadena, el ojo de vidrio, lo veíamos imaginariamente cabalgar en su corcel del primer color que nos llegaba a la mente, lo mismo con las aventuras de Chucho El Roto, Corona de Lágrimas, Kalimán, etcétera. Sin embargo, al mirar los programas televisivos, casi no quedaba margen para imaginarnos lo que seguía, pues se nos presentaba tal cual mediante las mismas imágenes.

Y ahora, con los avances tecnológicos, ya casi tienen todo las nuevas generaciones tanto en computadoras, tabletas y hasta en los teléfonos móviles; aunque eso sí, sorprende que infantes de dos años de edad ya le saben mover a estos aparatos, pues no es raro que los mismos pequeños menores de cinco años de edad accedan a las aplicaciones de su preferencia, teniendo que recurrir a los adultos únicamente cuando se les descarga la batería del aparato que estén usando o se les trabe o bloquee por alguna razón.

Sin embargo, y a pesar de que la imaginación tenía mucho qué ver al leer notas periodísticas, hoy en día algo les pasa a los nuevos reporteros, pues no es por decir que tiempos pasados fueron mejor; pero rememorando cómo se redactaban antes las notas, llega el recuerdo de que eran más explicativas que ahora, con más santo y seña referentes al tema que se tocaba, sobre todo en la nota roja que, ahora por lo regular es muy escueta, tanto así, que comentándolo con algunos amigos y conocidos, se llega a la conclusión, a veces, de que eso y nada es lo mismo en cuanto a información se refiere.

Y no es por morbo, ¡claro que no! Queda claro que de acuerdo al nuevo sistema penal acusatorio, debe prevalecer la presunción de inocencia en todo momento, por lo que ahora no se dejan claras las fotografías de los presuntos imputados, y tampoco se menciona el nombre completo de los mismos, y desde luego tampoco el de las víctimas; sin embargo, tengo entendido de acuerdo a pláticas con personas versadas en estas cuestiones policíacas, de que queda la salvedad de que si las víctimas autorizan que se citen sus nombres en una nota informativa en la que están involucrados se podría hacer, y respecto a los imputados, se dice que ya una vez que fueron juzgados y sentenciados culpables, sí se pueden dar los nombres completos y exponer sus fotos en los medios informativos, para que en su caso, al verlos publicados, algunas otras personas que hayan sido afectadas por los declarados culpables, puedan levantar las denuncias correspondientes.

Pero donde llama más la atención hoy en día, es en la nota roja, ya que la mayoría de las veces no se cita el nombre de algún fallecido si lo hubiere o lesionado ya sea a balazos, golpes o por arma blanca. Igual, cuando se da la información de un accidente automovilístico, pues no se informa cómo circulaban los vehículos involucrados, si hubo huellas de frenada, más o menos a qué velocidad se desplazaban los vehículos, cuál de los conductores podría ser el responsable, y esto, porque da la impresión de que los reporteros no quisieran investigar más allá de lo que les informan las autoridades. Por ejemplo, cuando hay alguien atropellado, pocas de las veces se investiga el nombre, si es vecino de la zona o más o menos cómo se dieron los hechos.

Sea pues. Vale.

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