Tepic, Nayarit, jueves 28 de marzo de 2024

Muérete para que hablen bien de ti

Sergio Mejía Cano

09 de noviembre de 2020

El 7 de noviembre se celebra aquí en nuestro país el día del ferrocarrilero, oficialmente desde el año de 1944, debido a la gesta heroica de Jesús García Corona, quien exponiendo su propia vida, evitó que carros de dinamita que componían parte de un tren de una compañía minera y que se estaban incendiando, explotaran cerca del poblado de Nacozari, en el estado de Sonora.

Y si bien anteriormente la gran familia ferrocarrilera se aprestaba a festejar esta fecha con torneos deportivos y concursos durante el día, y culminando con un gran baile por la noche, hoy este día al parecer pasó sin pena ni gloria, quizás por irse perdiendo esta tradición que antes prevalecía precisamente, por ser la mayoría de los trabajadores hijos y familiares de anteriores generaciones de ferroviarios.

Todavía hasta 1997, aquí en Tepic, los días 7 de noviembre desde temprano comenzaban los torneos deportivos en lo que era denominado como “El Moscú 80”, a un lado de donde estaban las instalaciones de la casa de máquinas, así como también en lo que fue alguna vez el “Club Deportivo Ferrocarrilero”, frente a la estación del ferrocarril, en donde también se hacían concursos de diferentes índoles para que participaran los hijos, familiares e invitados de los ferrocarrileros y, ya en la noche, cerrar el festejo con tremendo baile en donde más de un día 7 de celebración tan especial para los ferroviarios, llegó a haber hasta dos grupos musicales, precisamente ahí, en donde fue alguna vez el club deportivo ferrocarrilero.

Y si bien todo fue por lo acaecido en el poblado de Nacozari, Sonora, en donde debido a su heroísmo perdió la vida Jesús García Corona, quien tiene un famoso corrido musical y cuenta en varias ciudades del país con monumentos y calles y avenidas con su nombre, también es menester que han existido otros héroes ferrocarrileros, los que han ofrendado su vida y cuyos nombres permanecen hoy en día en el anonimato; sin embargo, de los más recordados, están otros dos héroes, uno por la parte laboral y otro por la parte sindical.

Está por ejemplo Felipe Pescador Valles (1880-1929), quien contribuyó con mucho para que se mexicanizaran los ferrocarriles, pues a principios del siglo XX, los puestos de despachadores, maquinistas y conductores de trenes, estaban ocupados única y exclusivamente por personal gringo; sin embargo, ya había muchos mexicanos ferrocarrileros que estaban capacitados para trabajar en esos puestos a cabalidad; así que aprovechando una huelga de los gringos que estaban disgustados porque poco a poco algunos mexicanos ya estaban desempeñando esos puestos, esto fue aprovechado por Felipe Pescador quien le sugirió al entonces presidente Porfirio Días, por intermediación de su secretario de Hacienda y Crédito Público, José Yves Limantour Marquet, de que los ferroviarios mexicanos estaban preparados para hacer correr los trenes y que no necesitaban al personal gringo, lo que fue aceptado por don Porfirio Díaz, con la promesa de Felipe Pescador de que si los mexicanos fallaban, él ofrecía su cabeza.

Y por la parte sindical, está el bien recordado y verdadero líder Demetrio Vallejo Martínez (1910-1985), a quien gracias a él, se le deben la mayoría de las conquistas laborales que, infortunadamente fueron derogadas tanto por las empresas concesionarias como el actual y nefasto dizque “líder” sindical, Víctor Félix Flores Morales, quien aceptó de buen grado que se derogaran todas las conquistas que se lograron gracias al tesón y lucha de los ferrocarrileros encabezados por Demetrio Vallejo en los años 1958-1959.

Demetrio Vallejo Martínez, fue encarcelado junto con otro luchador social, Valentín Campa y otros trabajadores ferroviarios, bajo el cargo del “delito de disolución social”, permaneciendo en el “Palacio Negro de Lecumberri” durante más de 11 años, siendo liberado en julio de 1970 al ser derogada del código penal federal la llamada disolución social, que estaba en vigor en el país desde finales de 1941.

Cuando falleció Vallejo Martínez, en diciembre de 1985, el entonces presidente Miguel de la Madrid, lo elogió a más no poder pintándolo como un prócer, quedando de manifiesto aquello de “muérete para que hablen bien de ti”.

Pero de acuerdo a una nota informativa de La Jornada de ayer domingo 7, firmada por Fabiola Martínez, se develó una placa conmemorativa en honor de Demetrio Vallejo Martínez, precisamente en lo que ahora es el Archivo General de la Nación, y en donde antes estuvo el Palacio Negro de Lecumberri.

Sea pues. Vale.

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