Tepic, Nayarit, viernes 29 de marzo de 2024

La revolución bolchevique marca el inicio del socialismo ruso

Octavio Camelo Romero

16 de Octubre de 2017

El Gobierno provisional ruso se formó en Petrogrado después de la abdicación del zar durante la revolución de Febrero de 1917. Consistió en una sucesión de gabinetes de coalición entre liberales y socialistas moderados, quienes infructuosamente trataron de resolver los graves problemas a los que se enfrentaba el país, entre los cuales se encontraba la impopular Primera Guerra Mundial.

Estos primeros Gobiernos realizaron una amplia labor de reforma política, pero no resolvieron los problemas más importantes para la población: a) el fin de la guerra, b) la reforma agraria, c) los cambios en las condiciones de los obreros urbanos y d) las aspiraciones de las minorías.

A mediados del otoño, la situación de crisis y la debilidad del Gobierno llevaron a la discusión abierta de un cambio de Gobierno y la formación de uno puramente socialista. Mientras en el campo los sóviets aceleraban una reforma agraria oficiosa y se independizaban de hecho de la administración central, en las ciudades crecía el apoyo a la izquierda radical.

El 25 de octubre según el calendario juliano o el 7 de noviembre de acuerdo al gregoriano, de 1917, los bolcheviques derribaron al Gobierno Provisional en la llamada Revolución de Octubre, por medio del Sóviet de Petrogrado y el Comité Militar Revolucionario. El alzamiento coincidió con el 2.º Congreso Panruso de los Sóviets de Obreros y Soldados, en los que los bolcheviques tenían 390 delegados de un total de 650.

Poco después de comenzar la sesión, los delegados oyeron los disparos de la fortaleza capitalina contra el Palacio de Invierno. Inicialmente, el congreso había aprobado por unanimidad la propuesta del dirigente menchevique internacionalista Yuli Mártov de proclamar un Gobierno democrático conjunto de todos los partidos que formaban parte del Sóviet de Petrogrado, con el fin de evitar un mayor derramamiento de sangre. La propuesta recibió el apoyo de Anatoli Lunacharski en nombre de los bolcheviques y de Serguéi Mstislavski por los socialrevolucionarios de izquierda.

Sin embargo, al saberse que el Gobierno provisional había sido derrocado y que sus miembros estaban sitiados, dentro de los cuales se encontraban los ministros socialrevolucionarios y mencheviques, provocó que algunos congresistas de estos partidos representados en el Sóviet de Petrogrado denunciaron estos hechos y abandonaron la sala en señal de protesta. Las principales fracciones de los socialrevolucionarios y de los mencheviques se oponían a las acciones de los bolcheviques y decidieron unirse a la marcha convocada por el ayuntamiento de la capital hacia el Palacio de Invierno para mostrar su apoyo al Gobierno. Sin embargo la retirada de los moderados facilitó el objetivo de Lenin de formar un nuevo Gobierno exclusivamente bolchevique.

Por su parte los socialrevolucionarios de izquierda al contrario que otras fracciones permanecieron en el congreso con el objetivo de tratar de moderar la postura de los bolcheviques y lograr un acuerdo entre los diversos socialistas. La noticia de la caída del Palacio de Invierno y los informes que llegaron de las diversas unidades militares desataron la euforia entre los delegados. Una tras otra de las unidades enviadas desde el frente para aplastar el levantamiento estaban comunicando su apoyo al Comité Militar Revolucionario de la capital.

La lectura de la proclama que anunciaba la toma del poder, redactada por Lenin, que por cierto aún no había acudido al congreso, correspondió a Lunacharski. En ella no solo se anunciaba la toma del poder por el congreso, sino también el programa fundamental del nuevo Gobierno:

“El Gobierno soviético propondrá inmediatamente una paz democrática a todas las naciones y el establecimiento de un armisticio inmediato en todos los frentes. Asegurará el traspaso de la tierra de los terratenientes, de la Corona y de los monasterios a los comités campesinos sin compensación; protegerá los derechos de los soldados mediante la introducción de una democracia completa en el Ejército; establecerá el control obrero de la producción; asegurará la convocatoria de la Asamblea Constituyente en la fecha fijada; se encargará de abastecer de pan las ciudades y de productos básicos a los pueblos; garantizará a todas las naciones que pueblan Rusia un genuino derecho de autodeterminación.”

El Congreso decreta que todo el poder en las poblaciones pasará a los Sóviets de los diputados de obreros, soldados y campesinos. Se aprobó el decreto con dos votos negativos y doce abstenciones. Al amanecer los delegados, agotados, levantaron la sesión para poder dormir brevemente. Mientras, los socialistas que se habían retirado del Congreso y se oponían a la toma del poder formaron un Comité para la Salvación de la Patria y la Revolución, el primer centro de oposición al nuevo Gobierno. Este Comité denunció las acciones de los bolcheviques, solicitó el apoyo de la población y anunció su intención de formar un nuevo Gobierno.

Al día siguiente, somnolientos delegados de todos los partidos socialistas volvieron a reunirse para tratar la composición del nuevo Consejo de Ministros; el Comité central bolchevique decidió la composición del nuevo gobierno denominado Soviet de Comisarios del Pueblo. Comisario fue el nombre que Trotski propuso para los nuevos ministros.

En la segunda sesión celebrada la noche del 26 de octubre según el calendario juliano o el 8 de noviembre de acuerdo al gregoriano, Lenin presentó una serie de mociones para consolidar su posición: el Decreto sobre la Paz, el Decreto sobre la Tierra y la formación del nuevo Gobierno. El primero, similar a las propuestas originales de los defensistas rusos, reclamaba el comienzo de negociaciones de paz inmediatas entre las naciones beligerantes con el fin de lograr un fin de las hostilidades que no conllevase indemnizaciones ni anexiones. Debía servir tanto para ganarse las simpatías de los soldados como para tratar de avanzar hacia el fin de la contienda. El Decreto de la tierra ratificó las acciones de los campesinos que se habían apropiado por toda Rusia de las tierras de la aristocracia y de los kuláks, que habían distribuido. La propiedad de la tierra quedaba abolida y los terrenos pasaban a manos de los sóviets para ser distribuidos entre los campesinos de acuerdo a sus necesidades. El decreto se basaba principalmente en el programa político de los socialrevolucionarios de izquierda. El decreto garantizaba a los bolcheviques el apoyo de estos, y además, facilitaba la legitimación del nuevo Gobierno ante el campesinado.

Antes de clausurarse, el Congreso eligió un nuevo Gobierno y un nuevo Comité Ejecutivo Central Panruso. El nuevo Comité quedó encabezado por el bolchevique moderado Kámenev y compuesto por 62 bolcheviques, 29 socialrevolucionarios de izquierda, seis mencheviques internacionalistas y cuatro miembros de otros partidos menores. A las 5 a. m. del día siguiente, el Congreso legitimó al Soviet de Comisarios del Pueblo como base de un nuevo Gobierno, hasta la convocatoria de la Asamblea constituyente.

Todos los comisarios gubernamentales eran miembros del partido bolchevique, ya que los socialrevolucionarios de izquierda finalmente se negaron a formar parte de un Gobierno que no fuese de coalición con el resto de fuerzas socialistas y estas se habían retirado del Congreso. Lenin presidía el nuevo Soviet de Comisarios del Pueblo  en el que Trotski ocupaba la Comisaría de Exteriores, Lunacharski la de Educación; Rýkov la de Interior; Noguín la de Comercio e Industria; Shliápnikov la de Trabajo; Miliutin la de Agricultura; Skvortsov, la de Finanzas; Lómov la de Justicia; Teodoróvich la de Abastecimiento; Avílov la de Correos y Telégrafos; Stalin la de Nacionalidades. Por último, las fuerzas armadas quedaban bajo la dirección de un triunvirato formado por Vladímir Antónov-Ovséyenko, Pável Dybenko y Nikolái Krylenko. A continuación, una vez elegido el nuevo Comité el Segundo Congreso de los Sóviets quedó clausurado.

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