Roberto Sandoval con la soga al cuello

A los medios de comunicación nuestros el gobernador de Nayarit, Roberto Sandoval Castañeda, sacó la cara para dar muestras públicas de su tranquilidad ante los embates de la prensa nacional que lo relacionan con la investigación de la PGR por denuncia de enriquecimiento ilícito.

Dejó entrever el mandatario estatal que no se alejará precipitadamente de su solar natío para evitar la detención, sino que enfrentará la justicia en el momento que sea llamado. Su interés es confirmar a la autoridad y a quienes lo acusan que no es verdad que a la gubernatura de Nayarit llegó sin la riqueza que hoy posee.

El patrimonio que ha logrado acumular, explicó Sandoval, es producto de 18 años de trabajo, no se obtuvo de la noche a la mañana. Hará uso de legítima defensa para comprobar que un solo cinco no se ha robado del erario estatal, que ha desempeñado el cargo con honestidad a toda prueba, y por lo demás está tan despreocupado que duerme como niño escasos días de haber nacido.

Aunque tengo la impresión de que la realidad es otra. La acusación de enriquecimiento ilícito no es asunto menor, sólo el que no dimensiona la gravedad puede conciliar el sueño. Y es así, porque uno a uno se ha venido desvelando acontecimientos encadenados nada edificantes en el desarrollo de casi seis años de la administración sandovalista.

Al contrario de Ney González, todo hace suponer que Roberto Sandoval no dio manga ancha a sus colaboradores, sino más bien hubo algunos que abusaron de su ingenuidad, limitada inteligencia en ciencia de gobernar, falta de experiencia política y escasa cultura general para enriquecerse a costas del dinero público.

Repito el caso del informe de auditoría 2012 presentado por el Órgano de Fiscalización Superior (en aquel tiempo nombrado así) a cargo de Salvador Iñiguez Castillo sobre el primer año de administración del gobernador Roberto Sandoval, en el que se especificó actos de corrupción (por citar un ejemplo) como lo fueron el millonario pago por obras que no se realizaron. Este enjuague lo hizo la Secretaría de Obras Públicas que tenía en ese entonces como titular a Gianni Ramírez.

En varias ocasiones he echado mano de este informe de auditorías, porque fue un suceso relevante. Ocasionó la inmediata renuncia del Auditor General, Chava Iñiguez, seguramente por lo descarnado de la exposición escrita que tuvo acceso público una vez presentada al Congreso del Estado. Iñiguez dimitió por así convenir a sus intereses, pero trasmano la decisión debió haberla tomado el gobernador Sandoval, inconforme porque puso al descubierto actos de corrupción. La opacidad permeó en los sucesivos informes anuales de auditoría a la cuenta pública del ente fiscalizador.

Durante el transcurso de su administración el gobernador Sandoval intentó blindar  acciones en su contra con la colocación de incondicionales (con años de vigencia en el cargo, más allá del término de su mandato) en organismos como Fiscalía General del Estado, Auditoría Superior del Estado de Nayarit, Tribunal Superior de Justicia, Tribunal de Justicia Administrativa, entre otros, además de imponer al PRI candidatos a diputados en el reciente proceso electoral (perdieron). Sin embargo, endeble quedó su posición toda vez que el fiscal Edgar Veytia en los últimos días de marzo anterior fue detenido en EU acusado de narcotráfico.

Casos en su contra se le acumulan al gobernador Sandoval. La detención del fiscal Veytia, uno de sus funcionarios favoritos, compadre además, fue el detonante para destapar la cloaca. No siente lo duro sino lo tupido. Muchos de los afectados por acciones negativas de la justicia nayarita hoy exhiben públicamente, lo gritan a los cuatro vientos, haber sido víctimas. Y la explosión de su inconformidad de cientos o miles de personas están dispuestos a manifestarla ante la competente autoridad judicial que sea.

La central denuncia penal de enriquecimiento ilícito contra el actual gobernador de Nayarit se deriva de las malas maneras políticas que utilizó Roberto Sandoval, en connivencia con el fiscal Edgar Veytia y algunos más de sus incondicionales, para poner continuos obstáculos de diversa índole a la administración municipal en Tepic del doctor en medicina humana Polo Domínguez, con el interés de mostrarla incompetente y de ser posible hacerla fracasar.

Pero el interés superior del gobernador Sandoval y compinches fue evitar a toda costa que el panista Polo Domínguez fuera gobernador de Nayarit. Y lograron su objetivo, éste ni tan siquiera fue candidato muy a pesar del empuje político sin precedente del perredista Guadalupe Acosta Naranjo.

Hoy al gobernador Sandoval se le voltea el chirrión por el palito. Acosta Naranjo, en su calidad de diputado federal, entra a la puja en el intento por llevar a prisión al mandatario estatal, secundado por el propio Polo Domínguez y Rodrigo González Barrios, quien fuera secretario del ayuntamiento de Tepic que presidió el galeno panista, entre otros.

La oportunidad de hacerle la vida de cuadritos a Roberto Sandoval se les presenta a las mil maravillas. El gobernador ha caído de la gracia del poder central. En el PRI le hacen el fuchi porque de las tres elecciones para gobernador el pasado 4 de junio, solo Nayarit perdió. Al parecer en el presidente Peña Nieto existe la voluntad política de darle palo, puesto que la PGR anuncia que sigue su marcha la investigación por enriquecimiento ilícito.

Por si lo anterior fuera poco, es muy probable que el panista Polo Domínguez asuma el 18 de agosto próximo la presidencia del Congreso del Estado. Desde allí habrán de revisar con lupa todos los rubros la administración sexenal de Roberto Sandoval ante la mirada complaciente de los diputados priistas que serán minoría en la trigésima segunda legislatura. En los actuales tiempos de corrupción e impunidad oficiales, los legisladores nuestros jamás de los jamases deberán renunciar su responsabilidad fiscalizadora. Pero si existe acuerdo tras bambalinas entre Roberto Sandoval y Antonio Echevarría García (gobernador electo), como ha sido pregón de la opinión pública, entonces será otro cantar.