Tepic, Nayarit, jueves 28 de marzo de 2024

Infortunado desmayo

Sergio Mejía Cano

13 de Febrero de 2017

Pues por más que el presidente Enrique Peña Nieto y sus allegados no quieran que lo critiquen, él mismo da pie para hacerlo debido a sus comentarios a veces fuera de orden, infortunados o inverosímiles, como ahora en lo referente a un cadete que cayó desmayado casi frente a él en donde Peña Nieto califica la caída de mucha gallardía, entre otros calificativos.

Según la información al respecto en los medios, el presidente Peña Nieto se refirió al desmayo de este cadete en los siguientes términos: “Caer así de manera firme, serena y sin meter las manos ni doblarse, no es más que señal precisamente de ese carácter, de esa (sic) valor, de esa gallardía, de ese coraje que distingue a los integrantes de nuestras fuerzas armadas. Haberlo hecho de otra manera era no caer con honor, había que hacerlo de esa manera”. ¿Pues qué acaso estaba programado que así cayera el cadete?

Obviamente que la mayoría de los miembros de nuestras fuerzas armadas muestran carácter, valor, gallardía y coraje en momentos determinados de sus funciones; sin embargo, ¿de qué otro modo podría haber caído el desmayado? Porque de acuerdo a lo dicho por Peña Nieto, la mayoría, si no es que todos los que se desmayan también muestran esas aptitudes al caer, porque es muy raro que alguien que se desmaye meta las manos siquiera cuando cae al suelo, porque habrá quien caiga o ya esté en una silla o cerca de personas que detengan la caída de alguien que se desmaya; pero por lo regular quien está de pie y se desmaya, cae como un costal, pudiendo sufrir daños mayores al golpear su cabeza contra el suelo, porque se podría descalabrar, dejar los dientes en el piso o hasta desnucarse, debido a que el cerebro se desconecta completamente, de ahí que ni las manos meta al caer quien cae desmayado.

¿De qué otra forma podría haber caído el cadete que se desmayó? Porque por más firmeza, serenidad, carácter, valor, gallardía y coraje que pudiera tener el desmayado, si su cerebro ya no controla su cuerpo, es obvio que tenía que caer al suelo como fardo, como algo que en ese momento no tienen impulso propio.

Y sí pudo haber caído de otra manera si es que sus compañeros de al lado hubiesen hecho algo para no permitir que diera contra el piso. Pero según comentan personas enteradas en la disciplina militar, sus integrantes tienen prohibido dar la mano al caído ya sea estén en una conmemoración de pie como en este caso o en algún desfile, so pena de sufrir arresto por haber ayudado a un compañero caído. De  ahí que se vea en las imágenes cuando el cadete va cayendo, que sus compañeros de al lado ni parpadean ni hacen algo por el que se ha desmayado. Y según estos enterados, es una práctica común porque en una posible campaña de guerra, un soldado no puede distraerse para ayudar a un compañero que haya sido herido o haya caído por equis circunstancias. De acuerdo, pero esto es en una posible guerra y oficialmente nuestro país en este momento no participa en ninguna guerra, por lo que no es congruente que la orden de no atender a un compañero en circunstancias difíciles esté vigente en tiempos de paz, debido a que se supone que un soldado está para proteger la integridad física de los demás, sea quien sea, y más en un caso como este en que así como fue este cadete, bien pudo haber sido cualquiera de los que estaban ahí de pie.

Y a propósito de los soldados caídos en eventos o desfiles, hace mucho tiempo, al estar mirando un desfile militar a través de una televisión en blanco y negro, un soldado va montado en un caballo y el equino como que resbala en el pavimento y cae al suelo encima del militar que lo montaba, y no se me ha olvidado nunca que los demás militares siguen su marcha como si nada, sin atender ni tenderle la mano al caído. El caballo logra levantarse pero no así el militar, quien se hace a un lado nomás para no ser pisado por los demás caballos que siguen pasando. Ese día fue cuando supe por primera vez que en estos casos los soldados no aplican aquello de “dad la mano al caído”, entre sus mismos compañeros, porque sí los he visto jugársela machín cuando aplican el plan DN-3, ayudando a damnificados en alguna catástrofe.

Mejor hubiera informado el señor presidente sobre el estado de salud del cadete desmayado y no sobre la gallardía que mostró al caer en que ni las manos metió este militar e indicarle a alguno de sus voceros que informara a la opinión pública sobre las posibles causas que provocaron el desmayo del cadete en cuestión. Pero en fin. Sea pues. Vale.


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