Tepic, Nayarit, jueves 28 de marzo de 2024

Mover el agua para que quede igual de turbia

Sergio Mejía Cano

12 de Enero de 2017

Antes de la llegada la concesión al Ferrocarril Mexicano (Ferromex), el Sindicato de Trabajadores Ferrocarrileros de la República Mexicana (STFRM) tenía al menos en las secciones 14 y 33 de Mazatlán, Sinaloa y Guadalajara, Jalisco, respectivamente,  seis comisionados cada una de estas secciones, en donde todos y cada uno de estos comisionados ganaban sin trabajar de acuerdo al mejor salario que tuvieran sus respectivas ramas laborales, es decir, se les pagaba su salario como si estuvieran en servicio activo, siendo que no era así, pues su tiempo lo dedicaban a estar en el edificio de su sindicato respectivo.

Pero cuando llegó la concesión, Ferromex le impuso al sindicato que suprimiera esas comisiones, porque nada más les iba a pagar salario a quienes estuvieran desempeñando servicio y desconocía por completo esa prebenda de estarles pagando sin trabajar a los susodichos comisionados, por lo que con todo y pena todos se pusieron a trabajar quedando únicamente sin hacerlo, pero recibiendo su paga respectiva, el secretario general de cada una de esas secciones. Tal vez en las demás secciones a lo largo del país por donde pasa el ferrocarril haya pasado lo mismo.

Eso de los comisionados que ganaban sin trabajar era una práctica que se llevaba a cabo desde hacía muchos años, por lo que cuando todo acabó, muchos de esos comisionados mejor procuraron su jubilación por no estar impuestos a trabajar efectivamente. ¿Y qué pasó? Pues nada, el ferrocarril bajo la misma concesión siguió trabajando como si nada hubiera pasado, lo que quiere decir que esos comisionados en realidad no servían para nada más que para estar ganando su salario sin trabajar; y hasta el día de hoy para nada que se echan de menos esos comisionados, y más porque nada más estaban de adorno porque cuando se ocuparon para defender los derechos de los trabajadores, fueron los primeros en aceptar la reprivatización de los ferrocarriles amagando a los trabajadores activos que de no aceptar quedarían en la calle, cosa que a fin de cuentas ocurrió, aunque hayan aceptado dicha reprivatización.

Esto viene a colación, porque se dice que en los sindicatos de la Universidad Autónoma de Nayarit (UAN) y en la misma universidad, existes infinidad de comisionados que gozan de un salario el que no desquitan en forma alguna, eso se dice, porque no hacen nada de productividad sino nada más ser comisionados de los diversos sindicatos y del plantel académico y educativo dentro de la UAN, algo que ha sangrado desde su inicio a nuestra máxima casa de estudios por tener que soltar un dinero que podría aprovecharse en algo que en verdad beneficie a la Alma Mater.

Ahora con todo este desaguisado que ha comenzado a aparecer debido al conflicto financiero por el que está atravesando la UAN, conflicto que ya estaba en boca de todos los enterados, pero que colapsó en esta nueva administración de la rectoría, sería bueno preguntarle a todos los suspirantes que le pelearon el puesto al flamante rector Ignacio Peña, si aun así quisieran tomar las riendas de la UAN, a pesar de la punta del témpano que ha comenzado a aparecer nomás con tantito que se destapó la cloaca; porque todavía no se destapa del todo, y por lo mismo, en el fondo hay mucho más que posiblemente las autoridades universitarias ya hayan vislumbrado, pero que no quieren o pueden ni deben dar a conocer a la opinión pública porque posiblemente se tendrían que pisar muchos callos y tal vez por eso no destapan de bien a bien todo lo que hay debajo de este supuesto faltante y desviación de recursos.

Sin embargo, tal y como se ven las cosas, existe la posibilidad de que se haga algo para que todo quede igual, porque mientras siga habiendo esos comisionados o gente de todo tipo que cobra sin trabajar –porque se afirma que hay muchos de estos-, el problema no terminará con éxito. Todo es cuestión de hacer un padrón de bien a bien y que todos y cada uno de los que perciben salario en la UAN, demuestre fehacientemente qué es lo que hace o desempeña, cuánto gana y que se investigue si es bien pagado o se le está pagando de más. Es muy probable que queriendo de inmediato se descubriría a quienes nada más cobran su cheque sin hacer nada; todo es cuestión de querer llevar a cabo esta decisión. Y como dijo Miguel de la Madrid cuando mataron al periodista Manuel Buendía: “esto tendrá que llegar hasta sus últimas consecuencias, caiga quien caiga”. Aunque caigan puros charalitos, pero por el bien de la UAN, algo serio se tendrá que hacer.

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