Tepic, Nayarit, martes 16 de abril de 2024

El romanticismo de nuestra Historia Nacional

Sergio Mejía Cano

16 de Diciembre de 2016

Desde siempre se ha dicho por parte de supuestos enterados y estudiosos, que la historia oficial de México está plagada de romanticismo, que está adaptada y diseñada para que quienes la leyeran o a quienes tuvieran la tarea de enseñarla, se les inculcara a las jóvenes mentes que engrandecieran a ésos héroes patrios y así se les sembrara un fuerte patriotismo creándoles héroes a modo para que los admiraran  y los enaltecieran a tal grado que los llegaran a creer como semidioses, como seres sobrehumanos, dejando de lado un hecho de por sí fundamental: que también como seres humanos que fueron, tuvieron muchos errores.

Cosa que no ha podido pasar en la historia más reciente, sobre todo la de los acontecimientos desde la Revolución Mexicana hasta nuestros días, debido a que existe más documentación al respecto; y menos, hoy en día en que la tecnología informática hace correr en un instante lo dicho y hecho por nuestros gobernantes y personajes ilustres, cosas que ya quedan grabados de una vez y para siempre en los anales históricos digitales en donde si se llegaran a borrar hechos negativos, aun así ya están guardados y coleccionados por infinidad de ciudadanos que se anticiparon a otros que mejor hubieran querido que jamás se llegaran a conocer actos nocivos en perjuicio del país.

Y digo supuestos enterados y estudiosos, porque por más eruditos e historiadores que sean, solamente que hubiesen estado presentes en los hechos que describen, podrían tener más veracidad. Porque se dice que se van enlazando hechos y atando cabos para darse una idea de lo que pudo haber ocurrido en determinado momento histórico; pero la verdad en sí, así se haya trasmitido no a través de escritos, sino de boca en boca, es muy probable que con el paso del tiempo todo se haya desvirtuado, y más lo que se decía de voz a las generaciones porque posiblemente ya llevaba algo del pensamiento de quien trasmitiera algún hecho. Y en los escritos, pudo haber sucedido tal y como acontece en nuestros días en que se han omitido a propósito pasajes históricos que según quienes están a cargo de los libros de historia, se le cortan hechos que posiblemente no sucedieron o que podrían lastimar o abrir viejas heridas por afectar todavía algunos intereses personales de los familiares o descendientes de los próceres nacionales.

Es común que se aplique aquello de que la historia la hacen los vencedores, así que desde la era prehispánica ya nos hayan llegado historias fantásticas del comportamiento de los antiguos habitantes de este continente hoy llamado América. Y con la llegada de los españoles y el avasallamiento que lograron en contra de esos antiguos habitantes, los mismos ibéricos hayan puesto muchas cosas para dárselas más de benefactores que de criminales y asesinos de una cultura que aún se niega a morir.

Así que de los hechos de la guerra de Independencia, del enfrentamiento con los Estados Unidos, de las Leyes de Reforma y de la llegada de Porfirio Díaz al poder, solamente se nos haya contado lo que se supone que pasó, mas no lo más verosímil de lo que sucedió en realidad.

Desde hace muchos años, me ha tocado oír que a don Miguel Hidalgo y Costilla le gustaba empinar el codo, que era mujeriego y que nunca impedía los saqueos de sus huestes y tampoco le importaba mucho sacrificar a quienes lo seguían con tal de llegar a la meta fijada. Igual que Antonio López de Santa Anna fue un claro traidor y que fue el artífice para que los Estados Unidos se adueñaran de buena parte del territorio que se consideraba mexicano. También que los Niños Héroes ya no eran tan niños y que se borró de la historia que junto con ellos también había luchado Miguel Miramón, pero como después se volvió conservador, ya no convenía unirlo con los otros seis que hoy conocemos como los Niños Héroes, en donde por cierto, hay voces que afirman que la noche del 12 de septiembre de 1847 los cadetes que se encontraban en el Castillo de Chapultepec  se habían emborrachado y que al día siguiente estaban crudos, y que Juan Escutia no se aventó envuelto en el lábaro patrio. Igualmente, que Benito Juárez creía que los franceses no cagaban, y que siendo indígena no había hecho nada por sus congéneres. En fin, puros denuestos que para nada opacan ya todo lo que se nos enseñó anteriormente. Lo malo es que tal y como están las cosas, Lázaro Cárdenas del Río y Adolfo López Mateos serán borrados de la historia por haber nacionalizado los ferrocarriles, el petróleo y la electricidad, respectivamente.

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