Tepic, Nayarit, viernes 29 de marzo de 2024

El papel de Pablo Gómez

Miguel González Ibarra

09 de agosto de 2015

Ahora que el Consejo Nacional del PRD ha nombrado a Pablo Gómez integrante de la comisión que trabajará la construcción del gran frente nacional de las fuerzas progresistas hacia la sucesión presidencial que viene, se fortalece la posibilidad de sacar a la derecha, representada por el PRI y el PAN, de Palacio Nacional; ello, en virtud de que el citado personaje, ha sido de los grandes arquitectos de los saltos logrados por la izquierda mexicana desde la existencia del Partido Comunista y, está convertido, hoy, en el más esclarecido teórico de la coyuntura nacional actual, influyendo con sus claras ideas, en el rumbo progresista de la nación, al cual, se oponen, radical y violentamente, quienes gobiernan la geografía comprendida entre las fronteras de Estados Unidos y Guatemala y desde el Golfo al Océano Pacifico.

El acuerdo solaztequista debe ser completo; tajante; contundente. Ningún tipo de alianza electoral con Acción Nacional. “En casos excepcionales”, se podrán suscribir “alianzas con el PAN”, se anota en el resolutivo votado este sábado que pasó en un hotel de la ciudad de México, el cual, remata con una burda contradicción, “con el PRI” ningún tipo de alianza, cuando estos dos institutos, son lo mismo y, en términos del desarrollo histórico, sostienen al modelo que tiene al país, hundido en la barbarie y que urge sacarlo de ese fango que está a punto de ahogarlo.

El único criterio de verdad es la práctica. Las uniones entre estos dos partidos, han sido desastrosas y es la razón fundamental de la pérdida sufrida por el PRD en el pasado proceso electoral federal, siendo responsabilidad absoluta de quienes se adueñaron de tal organismo; de nadie más.

De haber mantenido el Partido de la Revolución Democrática una postura vertical desde su fundación, otros fueran los resultados en 2015 y, el país, definitivamente, estaría en otras condiciones; obviamente, mucho más, muy, pero muy favorables, para las grandes masas trabajadoras mexicanas.

La historia es severa. El camino de Cruickshank y Aguilar Talamantes conduce al abismo, tal cual, está más que comprobado. Es la ruta seguida, casi al pie de la letra, por quienes se apoderaron de la organización política fundada por el Ingeniero Cárdenas, cuyo personaje, en Mayo de 1989, interpretó, científicamente, el sentir y el mandato de la conciencia social nacional. Allí están las cuentas. Evidentemente, el hijo de uno de los dos mejores presidentes mexicanos, fue traicionado.

Pero, nunca es tarde. Un viraje puede ser para bien, no solamente, en este caso, para el instrumento partidario, sino, para bien de la república entera.

En los actuales momentos de la nación, el PRD es un instrumento necesario. Adoptando y regresando a la línea correcta, este destacamento fortalece la posibilidad de que las fuerzas progresistas del país, tomen las riendas de la nación, el próximo sexenio, desde la titularidad del Poder Ejecutivo Federal. Esta figura nos ha costado al pueblo de México. No es obra de la pandilla que se apoderó de ella. Surgió a la vida nacional después de la gran movilización del 88, cuando los mexicanos decidimos avanzar en la ruta de la transformación democrática de nuestra inmensa república; siendo, por añadidura, hay que expresarlo sin regateos, pieza clave en los pasos históricos que indiscutiblemente logramos hacia el cambio progresista de la nación, en 2006 y 2012.

Para el 2018, la fruta está madura. Tenemos que cortarla aplicando la técnica que nos ordena la ciencia política. De otra suerte, se puede echar a perder en el mismo árbol o caer al suelo partida en mil pedazos y de nada nos servirá porque sólo lamentos lanzaremos y, éstos, son la vil exclamación de la derrota.

El pueblo de México es sabio. El pueblo de México ordena que las fuerzas progresistas deban gobernar el próximo sexenio. Ésta, es una urgencia insoslayable. El país, ya no resiste más. La república está destruida. La han aniquilado los gobiernos de la derecha, igual que Porfirio Díaz, que dejó ruinas en todos los rincones de la patria. En aquel período histórico, el país se unificó y echó a la dictadura y, sobre aquellas cenizas, edificó nuevas relaciones de producción promotoras de impetuosas y colosales fuerzas productivas que cubrieron de gloria,  esperanza y felicidad el territorio nacional.

El rumbo progresista de México es el camino que construye América Latina. No podemos ni debemos quedarnos atrás. Como no nos quedamos rezagados en 1810, en 1860, en 1910 y en el sexenio del General Cárdenas, éste, la Revolución de la Revolución Mexicana.

Es el papel de este gran mexicano que se llama Pablo Gómez, el mejor parlamentario del momento histórico que vive la nación.

Tenemos fe en Pablo. Estamos seguros, por tratarse de una urgentísima necesidad histórica, que Pablo unificará a las fuerzas progresistas de México, para que en el 2018 derrotemos a la barbarie e iniciemos la construcción de la República Democrática y floreciente en nuestro gran y hermoso país.

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