Tepic, Nayarit, jueves 28 de marzo de 2024

Julián Gascón Mercado, el mejor gobernador

Ulises Rodríguez

23 de marzo de 2015

La mañana del sábado 21 de marzo pasado fue especial y la esperé con ansia infantil desde que supe que se organizaría un homenaje al Dr. Julián Gascón Mercado, ex gobernador del estado.

Para muchos es el mejor gobernador que hemos tenido, el fundador de la Universidad Autónoma de Nayarit, el gobernador más honrado y el mejor administrador, médico de prestigio y patrono del Hospital de Jesús, para mí, el doctor Julián representa el protagonista de las anécdotas que me contaba mi abuelita -originaria del ejido de Aután-, sobre un joven estudiante de medicina que cuando crecía el río Lerma y sólo se podía llegar al rancho en una lancha, absorto de la conversación de todos los que viajaban junto a él, aquel estudiante se concentraba en la lectura de gruesos libros de medicina. Serio, respetuoso, educado y muy inteligente, así era aquel joven hijo de campesinos humildes ¿su nombre?, ese joven se llamaba Julián Gascón Mercado.

Teodoro Gascón, hermano mayor de Julián, Alejandro y José solía pedir apoyo en las asambleas ejidales de Aután para que sus hermanos pudieran continuar estudiando, eran muchachos que estaban internados en la escuela para hijos de trabajadores que había fundado el presidente Cárdenas. Haber nacido en cuna humilde y la educación popular que recibieron, fueron quizá elementos que forjaron a una generación como aquella a la que perteneció el doctor Gascón Mercado, sus hermanos y los condiscípulos de ambos. Ansioso llegué –por primera vez- temprano al anillo central de la Alameda, lugar en el que sería el merecido homenaje. Acompañado de mis amigos, Lenin y Lepe, nos apersonamos en una buena ubicación y vimos el desfile de los más variados personajes de la política local. Una fila atrás de donde mis amigos y yo habíamos tomado asiento, se acomodó al Ing. José Gascón Mercado, ex diputado federal y embajador, hermano menor del homenajeado. Arribó pronto el presidente municipal de Tepic, doctor Polo Domínguez, que en honor a la verdad, desde que le conozco, siempre ha sido puntual. Algunos minutos después de las once –hora a la que se había programado el evento- por uno de los pasillos que conducen al centro de la alameda, se distinguió un gentío de algunas 60 personas, al frente de aquel contingente venía el doctor Gascón Mercado, flanqueado a su derecha por el también ex gobernador Celso Delgado y a la izquierda por el senador y líder nacional de la CNC, Manuel Humberto Cota Jiménez. Aquello, quizá fue un espaldarazo político para las aspiraciones del senador, puesto que el contingente que acompañaba al homenajeado, en su mayoría estaba conformado por personas cercanas a Cota Jiménez. La forma es fondo.

Al templete, subieron Celso Delgado, Manuel Cota, el doctor Polo, la Dra. Amelia Gascón Cervantes y la Licenciada Gómez, hija del doctor Rafael Gómez Aguilar. Al finalizar el homenaje, nos enteramos que los primeros dos, subieron sin estar invitados al presídium. Fueron varios los oradores que hicieron uso de la palabra, un hijo del Dr. Joel Robles Uribe, ex presidente municipal de San Blas durante la primera mitad del gobierno de Gascón Mercado y el Licenciado Jorge Careaga Pérez, sucesor del primero en la alcaldía porteña. La enfermera Andrea Cibrián Pérez y el Mtro. Francisco Castellón Fonseca, ambos candidatos a diputados federales por Tepic –una de MORENA y el otro del PRD-, así como el arquitecto Javier Ríos Ávalos, quien fuera secretario del departamento de obras públicas y responsable de la construcción de la Cd. Universitaria durante el gobierno del homenajeado, todos, fueron discursos impecables, pero ninguno como el de don Salvador Castañeda O´connor.

Cuando subió –con dificultad y del brazo de Miguel González Ibarra- al templete, no pude evitar la emoción. Había leído mucho sobre su elocuencia, que lo había convertido en uno de los grandes y combativos oradores de aquella época en que su generación construyó una etapa importante en la historia de Nayarit. El discurso de don Salvador no me defraudó.

Hubo un momento en que Castañeda O´connor –de quien Alejandro Gascón Mercado decía que era el hermano que él había elegido-, reconoció a Julián por lo que NO hizo durante su gobierno, poniendo énfasis en que NO había asesinado, perseguido, ni reprimido opositores. El ex gobernador Celso Delgado, quien se encontraba a la izquierda de don Salvador, no pudo ocultar un gesto de desagrado ante tal reconocimiento, quizá recordando el trágico episodio de diciembre de 1988, conocido como “El zorrazo” donde corrió sangre de manera innecesaria y donde mucho tuvo que ver él.

Me llamó mucho la atención que el doctor Gascón Mercado no reaccionara frente al halago, a pesar de que la mañana del sábado, los reconocimientos hacia su persona, su trayectoria y su legado, fueron la constante durante 3 horas. Apenas esbozó una sonrisa durante el discurso de don Salvador Castañeda y otra cuando habló su amigo, el ex gobernador sonorense Samuel Ocaña. A sus 91 años, el doctor Julián Gascón se agigantó frente a los políticos que lo acompañaron en el presídium. Les dio una muestra de clase, de altura, de ética y moral, sin decir palabra, los empequeñeció con su ejemplo.

Ese evento significó mucho para quien esto escribe, fue una lección de historia para mí y no me podía quedar sin un recuerdo. Junto con Lenin, me acerqué a nuestro amigo, el ex diputado Miguel González Ibarra y le pedimos de favor, nos ayudara a conseguir una fotografía donde estuvieran Salvador Castañeda O´connor, el doctor Samuel Ocaña, el doctor Julián Gascón Mercado, el propio Miguel y nosotros. Para mi sorpresa, al terminar el evento, la voz potente de don Salvador me llamó a acercarme y me pidió que fuéramos donde el doctor Ocaña, a quien llegó regañando en broma y conminó a que subiéramos al templete para lograr la foto solicitada, así lo hicimos. Hablé por unos minutos con el doctor Julián, me firmó un libro suyo que recientemente me había obsequiado un amigo y compañero de trabajo, después nos tomamos la foto que acompaña este escrito. Por un momento, Lenin y yo quedamos entre las bromas de aquellos personajes a los que admiramos, el doctor Ocaña nos aconsejó a “siempre hacer política”, don Salvador Castañeda me firmó, a nombre de su gran amigo Alejandro, el libro “Por las veredas del tiempo”, en fin… aquella mañana, pudimos ser testigos de la historia, tuvimos la oportunidad, mis amigos y yo, de caminar entre gigantes. ¡Larga vida a esa generación!

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