Tepic, Nayarit, jueves 28 de marzo de 2024

La fotografía que quema la conciencia

José Luis González López

02 de julio de 2014

...si está entregando el país
                                                                                                                                                                 y habla de soberanía,
                                                                                                                                                               quien va a dudar que usted es
                                                                                                                                                               soberana porquería
                                                                                                                                                                                       Mario Benedetti

Los partidos entregan el país mientras nos montan una farsa electoral; pero mi abuelo firmó el decreto de expropiación que entregó la tierra a los campesinos, es mi herencia histórica que me convoca a expresar:

¡EL PRI, NARANJO, EL PAN Y ECHEVARRÍA ¡SON LA MISMA PORQUERÍA!

Estamos ante la fotografía de la dignidad agrarista por excelencia. La escena fue odiada casi de inmediato por las élites y caciques, porque simboliza la irrupción a la historia de los agraviados de siempre, la gran hazaña de los nayaritas más humildes, los que carecían hasta de un pedazo de tierra donde vivir. Actualmente se encuentra resguardada con mucho respeto y dignidad por los agraristas de Tuxpan, porque les rememora el más grande triunfo del pueblo sobre sus opresores y por tener la convicción, de que no hay victoria más brillante en nuestra tierra que la alcanzada por sus antepasados.

En la imagen, se advierte incólume la voluntad del General Cárdenas para abrir paso a la Revolución Mexicana en Nayarit y hacerles justicia a los campesinos; en ella quedó grabada muy hondo la impronta de un instante de verdadera grandeza histórica, instante que forjó nuestro futuro tras liberar nuestra tierra del yugo extranjero y desterrar para siempre la injusticia y sus horrores. La escena de la fotografía también es repudiada por la dignidad del consenso histórico alcanzado entre el Presidente y los agraristas, ahora visibles, reconocidos y escuchados en la determinación final de expropiar la tierra de unas cuantas manos extranjeras para repartirla a miles de campesinos nayaritas. El momento captado en la fotografía, tiene concentrado el máximo esplendor de la Revolución en Nayarit, es la defensa realizada por Lázaro Cárdenas de los olvidados contra la arrogancia extrema de los ricos extranjeros y sus aliados criollos; ni antes ni después, se conoció una acción de la justicia que derramara tanta de luz sobre las tinieblas de la opresión; hoy en la actualidad, todavía sus rayos nos orientan con la intensidad de su brillo. De ahí, que para los reaccionarios y caciques, esa fotografía estaría mejor si quedara devorada por el tiempo y el olvido, son tan grandes el rencor y los resentimientos que evoca hasta en nuestros días, que llegan al extremo de borrarla de la memoria y mantenerla excluida de los libros oficiales de texto.

La fotografía está dedicada al recuerdo del encuentro sostenido por el Presidente Cárdenas y los hombres libres de Nayarit, en ella el tuxpeño Ismael R. Verdín, vestido de blanco y en primer plano, está representando a los hombres recios del campo en la Comisión Agraria Mixta y tuvo la encomienda de interpelar al Presidente para solicitar su amparo y protección; el efecto acumulado en su mirada lo convierte en el protagonista histórico que acapara la atención, está al frente y nos incita a participar del drama histórico para conocer del valor y sacrificio de nuestros mártires, y traerlos del olvido provocado con pleno reconocimiento y dignidad. A ése día los arrechos y nobles agraristas, se acercaron como pudieron, pero ahora por fin recibían del Presidente Cárdenas el abrazo solidario y el reconocimiento pleno de sus derechos, lo que les permitiría derrocar para siempre el dominio de unas cuantas familias, al aplicar la Ley de Fraccionamiento de Latifundios del Estado, decreto número 1186 firmado por el gobernador Francisco Parra y Tomas López Partida; era el desagravio por todo el despotismo padecido que les negaba hasta el derecho a la vida. El General Cárdenas honró la memoria de los héroes caídos, al entregar las parcelas y resolver las urgentes necesidades de sus pueblos, que hasta entonces vinieron a conocer: el agua potable, la electricidad, las clínicas y hospitales, las escuelas; aunque nada fue tan valorado por los campesinos como el derecho a la educación que recibirían sus hijos. En cierta ocasión, Don Ismael verdín me expresó conmovido: “por eso apoyamos a los estudiantes, porque cada escuela es una ventana de luz en medio de la oscuridad”. Nuestro movimiento estudiantil que defendió la Universidad Autónoma de Nayarit de la violencia de Estado, siempre contó con la simpatía de los grandes líderes agrarios.

En esa hora de dignidad y gloria, los agraristas reconocieron siempre en el General Cárdenas, al gran patriota que los rescató de la esclavitud y la miseria. Don Marcelino Ochoa, el último gran líder campesino de Tuxpan, durante los mítines de apoyo a Cuauhtémoc Cárdenas, les recordaba a sus compañeros campesinos: “seríamos unos ingratos si no le diéramos el apoyo al hijo del General, que fue quién nos entregó la tierra”. La memoria colectiva guarda con suficiente claridad la verdad histórica.

BREVE RESEÑA HISTÓRICA

El Presidente Cárdenas tenía un interés muy especial en conocer y escuchar a los verdaderos agraristas de Nayarit, quería asomarse sin engaños a toda la verdad de casi dos décadas de escarnio, asesinatos y agresiones contra los humildes hombres del campo; y con gran indignación vendría a comprobar, cómo una movilización legal y pacífica de solicitantes de tierra, surgida bajo el auspicio de la ley carrancista del 6 de enero de 1915, dejó tanta sangre de inocentes derramada por la fuerte acometida a cargo de matones a sueldo y la fuerza paramilitar de los hacendados; ellos resultaron ser los perpetradores intelectuales de los crímenes más abominables, y todo para impedir la devolución de las tierras acaparadas. La represión obligó durante años a los mejores hombres de las comunidades a vivir en la zozobra y a salto de mata, para salvarse de una violencia cada vez más envolvente y brutal.

Los poderosos terratenientes, por preservar sus privilegios pactarían hasta con el diablo para reprimir al pueblo, por todos los medios a su alcance. Sus operaciones punitivas contra el pueblo de Tuxpan, inician con especial saña desde 1912 para inhibir la capacidad organizativa de sus pobladores que aspiraban a constituir un ayuntamiento popular que garantizara el bienestar público y fuera ajeno a los intereses de los terratenientes; en respuesta fueron aprehendidos por sediciosos sus más notables activistas y conducidos a pie a Tepic, donde sufrieron el escarnio público al exhibirlos por las calles y fueron encarcelados, y algunos enlistados en el ejército contra su voluntad. Pero la lucha de los ciudadanos libres de Tuxpan, continuó con mayor entusiasmo logrando triunfar en las elecciones y elegir al primer ayuntamiento agrarista presidido por José Balcázar en 1915; quien después sería desconocido por el cuerpo edilicio porque había sido cooptado y lo obligó a renunciar, acusado de entregarse a los intereses caciquiles. Don Lauro García, herrero de oficio sustituyó a José Balcázar, llevando como su secretario al joven Antonio R. Laureles; enfrentaron amenazas de muerte  los miembros del cabildo, que vivían con la amenaza de ser encarcelados y desterrados.

Todos esos años, Tuxpan vivió con la población aterrorizada y se le embistió con tal saña que llegaron al extremo de ordenar el ahorcamiento en la Plaza Principal del destacado y carismático líder agrario Simón Sánchez “El Poleco”, quien fue ejecutado por el capitán Sánchez Llamas y su soldadesca por “revoltoso”, un medio día de 1921; ante el estupor general de los pobladores, que no pudieron encontrar en el lugar a Tomás López Partida, Presidente Municipal que hubiera podido parar el terror; los hacendados se habían manchado impunemente sus manos con la sangre del primer mártir tuxpeño. Un año después de la ejecución de Simón Sánchez, en 1922, los terratenientes cometerían el más artero crimen en contra de los máximos dirigentes agrarios Antonio R. Laureles y Prisciliano Góngora; quienes fueron salvajemente torturados y asesinados al interior del siniestro Palacio de Gobierno, ubicado por aquel entonces en la negra Casona Fenelón.

La reacción virulenta de los poderosos y la heroica resistencia agrarista constituyeron el centro de la contradicción principal que trasformó Nayarit, la pugna fue resuelta al alcanzarse el reparto agrario; buscaban aplacar a los agraristas, pero del ejemplo de sus mártires sacaban todo el coraje y el heroísmo para continuar en pie de lucha. Los agraristas resistieron toda la represión y también la intentona que pretendió descabezar su movimiento campesino, con los crímenes del gobernador Pascual Villanueva en 1922, a quien el asesinar los líderes agraristas le costó la gubernatura.

El movimiento agrarista, padeció desapariciones y alevosos asesinatos en masa. De entre tantas atrocidades, existió un crimen sumario que contrasta por lo escalofriante, por lo que muy pronto se convertiría en el más emblemático de esos tiempos canallas, había calado tan hondo en la memoria colectiva que sería recordado para siempre, como el crimen del “El árbol de la navidad”; en este hecho macabro, nueve agraristas fueron colgados para “adornar” un árbol del transitado camino que comunica Tepic con el municipio de Xalisco, en el periodo invernal del año de 1919, buscando dar un escarmiento general; escena macabra fue ejecutada por el general golpista Francisco de Santiago, obviamente por encomienda de la Casa Aguirre.

El terror y la cruenta represión, más la cobertura política comprada en el gobierno federal por la Casa Aguirre, aunado a la defensa diplomática de sus gobiernos, fueron los medios que les permitieron resistir y lograr que los latifundios de extranjeros se mantuvieran casi intactos, hasta 1933; venidos abajo después del encuentro de los agraristas encabezados por Ismael Verdín con el Presidente Lázaro Cárdenas, la odiada Casa Aguirre (vascos), los Fernández del Valle (vascos), la Casa Delius y e Hildebrandt (alemanes) y William Lemke, Hotchins y Vance (estadounidense), finalmente fueron expropiados y abandonaron el país.

Nuestros agraristas habían vencido a los extranjeros, que al desmandarse se asumían como los dueños de vidas y haciendas. La arrogancia extrema, fue el peor vicio del poder despótico contra la dignidad humana de los humildes y ahora terminaban fuera, expulsados de México, arrasados por la energía revolucionaria desatada por tantos crímenes y su avaricia.

Lev Tolstoi, ilustra el vicio de arrogancia extrema en un cuento (recordado hace poco Leonardo Boff) donde exhibe la naturaleza de los que nunca se hartan ni conocen límite en su codicia. ¿De cuánta tierra precisaban para vivir aquí los extranjeros? Veamos cómo lo ironiza el gran humanista ruso, al explicar la causa de su perdición, tan válida para los ambiciosos de todos los tiempos. Los terratenientes nunca tuvieron medida alguna, y tal como el hombre del cuento se dedicaron a acapararlo todo. El personaje del cuento en su ambición, entraría hasta en un pacto con el diablo, que contenía el siguiente acuerdo: recibiría toda la tierra que consiguiese recorrer a pie. El hombre poseído de una febril ambición se puso a andar día y noche, sin parar, de valle en valle, de monte en monte. Hasta que extenuado cayó muerto. Viendo la estupidez humana, Tolstoi hace un comentario lacónico: si conociese su límite, sabría que apenas le bastaban unos metros; más que eso no necesitaba para ser sepultado. La declinación crepuscular de la clase hacendaria, también inicia cuando su poder comienza a menguar por una voracidad incontenible y porque en su arrogancia extrema se dedican a asesinar a los pobres solicitantes de tierra, lo que provocó finalmente su propia perdición. Ellos mismos terminaron haciendo que los agraristas cabalgaran hasta echarlos a la mar, expulsándolos por dónde llegaron; habían provocado el surgimiento de muchos héroes, que ofrendaron su vida por forjar el nuevo Nayarit, donde todos tuviéramos derecho a un pedazo de tierra.

NAYARIT EN LA CORRUPCIÓN PERPETUA

El histórico encuentro entre Agraristas y Cárdenas, se preservó en una fotografía que hoy quema la conciencia a los traidores participantes del Pacto para vender México, los que actualmente cometen la felonía de privatizar la riqueza material y colectiva de los pueblos (el agua, los ríos, los bosques o las tierras de cultivo); los conservadores han vuelto para entregar las tierras de los mexicanos a los extranjeros, son los nuevos “arrogantes extremos” que en Nayarit hasta se atrevieron a propiciar la siniestra invasión de la trasnacional Monsanto y solapar su silenciosa compra de tierras ejidales. Esos políticos corruptos, participantes en la contienda electoral actual, están construyendo el camino hacia la esclavitud, y ahora hacia una más inimaginable y terrible. Somos testigos de cómo se hacen preparativos para entregar los bienes nacionales y no sólo nuestro petróleo y la industria eléctrica, sino también expropiaran las tierras y aguas, minas, gas y terminaran por desaparecer Pemex y la CFE.

Los momentos trágicos que vive la Patria son banalizados en la farsa electoral y silenciados; y las pandillas de hombrecillos sin esencia, impulsan en su lugar una morbosa “guerra sucia” como distractor, y todo para terminar confirmándonos que son todos idénticos y que ¡Nayarit vive la corrupción perpetua!


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