Tepic, Nayarit, miércoles 08 de mayo de 2024

La Niña y El Caballo

Rocío Alegría Treviño (Cielo)

06 de Marzo de 2024

Esa tarde de otoño, salieron a pasear en bicicleta, Clara y Erika, iban bordeando las calles atestadas de vehículos, a los lados de la calle había una gruesa malla de alambre, para proteger a los peatones, por ese lugar circulaban las dos niñas;  se fueron alejando un poco de la enorme ciudad con sus altísimos edificios, hasta llegar a las afueras donde a los lados en lugar de casas se extendía un hermoso bosque, lleno de pinos, robles, eucaliptos, que dejaban en el ambiente un rico olor a madera.

De pronto Clara ve entre los árboles que corría un hermoso caballo blanco, sus crines eran cafés y tenía una manchita en forma triangular del mismo color. Se asustaron de verlo enfurecido, trataron de acercarse a él, pero al verlas parecía enfurecerse más, rascaba con sus patas el suelo y se erguía relinchando fuertemente asustando a las pobres niñas.

Clara, siempre había soñado con caballos, se soñaba compitiendo montada en ellos, le platicó una vez su sueño a su madre y ella le dijo: Es que eres como tu abuelo, a él le encantaban los caballos, siempre competía y amaba mucho a todos los animales, pero los caballos eran sus favoritos. ¿Y qué pasó con sus caballos? Preguntó Clara a su madre. La mamá de Clara solo le dijo que luego hablarían de ello.

En esos momentos al ver ese hermoso caballo, Clara se imaginaba a su abuelo montado, en él y recordaba la charla que no concluyó con su madre. Siguieron avanzando y llegaron a un lugar donde el caballo quedó atrapado por la malla y solo daba vueltas por ese espacio muy embravecido, Clara y Erika, observaron que el pobre caballo, sangraba de una de sus patas; tenía huellas de maltrato, como cinturonazos en el dorso y marcas de cortadas.

El caballo estaba sufriendo, en eso llegan unos chiquillos y comienzan a arrojarle piedras, haciendo enojar más al caballo, que corre velozmente saltando la alta malla, pasando por las cabezas de las niñas, los chiquillos alcanzaron a correr despavoridos cuando lo vieron erguirse y relinchar amenazadoramente.

Clara se preocupa y corren tras el caballo que corría desbocado entre los carros y la gente; ve que en una camioneta se acercan unos hombres con rifles para dispararle, les grita desesperada que no lo hagan, como el caballo era muy veloz no pudieron darle ni un balazo.

Las niñas lo siguen por el bosque, y se detiene cansado, Clara le dice a su amiga que se quede con él, que irá a su casa a traer medicamentos y vendas para curarle su pata, el caballo herido solo relinchaba adolorido y rascando el suelo con sus pezuñas. 

Erika le dice que no tarde, que aproveche que el caballo está cansado y no hacía por irse, Clara se le acerca poco a poco con temor, el caballo la veía y se paraba en sus dos patas asustándola y ella corría alejándose asustada, se calmaba el caballo y Clara se volvía a acercar, hasta que logró acercarse lentamente, con mucho cuidado por temor a que se enojara, le pasa la mano por el lomo y le dice: Tranquilo amiguito. . .  Tranquilo, el caballo escuchaba atentamente, paraba las orejas y escuchaba la tierna voz de Clara, se calmó y en el oído le dijo. . .  Todo va a estar bien, yo te voy a cuidar; el caballo, como si entendiera, se quedó quieto, momento que aprovechó Clara, para correr a buscar los medicamentos y una soga para poderlo llevar a un lugar seguro.

Iba apresurada en su bicicleta tomando un atajo para llegar más rápido, cuando se encontró a los hombres armados, éstos le dijeron, que se alejara del caballo, que un veterinario lo había declarado loco y que era muy peligroso, a lo que Clara respondió. . . No es verdad, no puede estar loco, a mí me hizo caso.

El hombre se burló de ella y le preguntó si lo había visto, ella se negó y alejó rápidamente, pensando en que los hombres dieran con el caballo y lo lastimaran. Llegó a su casa y en el desván encontró una silla de montar y las bridas para poderlo jalar, eran de su abuelo, jamás se atrevería a montarlo, ella nunca había montado un caballo, menos ese que parecía ser un caballo salvaje, además el hombre le había dicho, que él había pagado mucho dinero por él, porque quería meterlo a las competencias, pero que nunca nadie pudo dominarlo, era muy agresivo y tumbaba a todos los que querían montarlo, haciéndoles daño al caer.

Y estaba decidido a acabar con él, puesto que el veterinario que lo examinó, dijo que era muy peligroso. Sin embargo, se le vinieron a la mente las heridas que presentaba el hermoso caballo y pensó, que ellos lo habían maltratado en el afán de domarlo. Por ese motivo el caballo se volvió más agresivo.

Llegó a dónde estaba su amiga Erika y con mucha cautela, le puso la silla de montar, el bozal y la riendas, el caballo, medio renegaba, pero se dejó, lo ataron a un árbol y cuidadosamente, se agachó para curarle la pata, era mucho riesgo, pues se notaba al caballo muy nervioso y agitado, se movía sin cesar, aun así se arriesgó y poco a poco, le fue lavando la herida que le sangraba, le puso una pomada y le vendó con mucho cuidado y ternura, su pata. El caballo, como agradecido solo la miraba fijamente.

En eso escuchan ruidos, asustadas ven a los hombres, uno de ellos, le dispara un dardo y el caballo se tambalea y cae lentamente, pues le pusieron una fuerte anestesia, las niñas se esconden, pues los hombres las asustan, tras de ellos venía un camión para transportar el caballo, ya dormido, lo arrastran y suben al camión, sin que ellas pudiesen hacer nada.

Llorosa Clara le cuenta a su mamá lo del caballo y le dice que no se acerque más a él, pues esos hombres pueden lastimarla, además temía que su hija se hiciera daño, pues su padre, o sea el abuelo de Clara, había muerto en una competencia, al saltar unas vallas, se le quebró una pata, el caballo sufría muchísimo y su padre se había golpeado al caer con una roca en la cabeza, muriendo al instante, al caballo, tuvieron que dispararle delante de todas las personas, fue algo trágico y doloroso, por ello, quería alejar a Clara de los caballos, pues nunca le había contado, cómo había fallecido su abuelo. El caballo blanco, que parecía ser salvaje, fue vendido al rastro, para vender su carne. Ya de noche, le llama a su amiga Erika y se ponen de acuerdo para rescatar el caballo, espera a que se duerman sus papás y se sale a buscar a su amiga, en medio de la noche, van hasta el rastro las calles oscuras y solitarias las sobrecogen, pero de solo pensar que sacrificarían a ese hermoso caballo, dejan de lado sus temores y avanzan rápidamente, para salvarlo.

Llegan al rastro y se asombran al entrar, de ver tanta sangre, animales destazados. ¡Qué horror! Dijo Clara, desde ahora, no volveré a comer ningún tipo de carne, pobres animalitos, había ovejas, reses, corderos, gallinas, de todos los animales posibles, no encontraban a su caballo blanco. ¿Acaso estaba ya muerto?  Ojalá que no, buscaron por todos lados y atrás de los enormes cuartos y del matadero, había una especie de patio, ahí estaba su caballo, medio adormilado, comenzaba a ponerse de pie.

Escuchaban las voces de los hombres dueños del caballo, le decían al dueño del rastro. . . Este animal tiene que sacrificarse pronto, pues es muy peligroso. . . El hombre del rastro les dice que para la noche ya estará destazado. Bueno, le dice el dueño, quiero estar tranquilo, pues huyó y unas niñas quieren salvarlo, cuídelo bien. No hace falta, está muy sedado todavía, no tenga pendiente, pero el hijo del dueño, no estaba muy seguro de hacer lo correcto, así que decide quedarse un rato a cuidarlo, estaba encerrado en un gran corral-

De pronto, le entra una llamada y se dispone a contestar, algo le surgió y avisa que pronto regresa a seguir cuidando al caballo para que no escape. Aprovechan las niñas y Clara con mucho temor, se acerca al caballo, que comienza a alborotarse, a relinchar y pararse en sus dos patas, asustando a Clara, ella se le acerca y el caballo, echa espuma por la boca, como muy enojado, Clara se asusta y se pone a llorar, sin embargo, su amiga la anima y le dice, súbete. . .  Pero cómo, no alcanzo, me va a patear, . . . Contesta Clara, nunca me he subido a un caballo, tengo miedo. . .. ¡En eso escuchan el motor de un carro! Con horror ven que vienen otra vez los hombres, molestos porque no han matado al caballo.

¡Rápido, le dice Erika a Clara! Súbete a esa roca y cuando pase el caballo, te subes. . .  ¡Tengo miedo, me va a tumbar! Pero ante la sorpresa de la amiguita de Clara y los hombres, en su desesperación, al estar dando vueltas el caballo, a la pasada, logra saltar y casi arrastrando se logra aferrar a la silla, el caballo se retuerce como enojado, ella toma las riendas y se agacha, poco a poco le habla al oído. . . Diciéndole, tranquilo amiguito, todo estará bien.

¡Se escuchan los disparos, los hombres se acercan y el caballo espantado agarra velocidad con Clara sin haber montado nunca, salta la cerca y ella emocionada, le dice. . . Vuela amiguito. . . Vuela. . .  Tú puedes hacerlo. Los hombres asombrados, ven a lo lejos a Clara montando al caballo blanco, ya en paz y tranquilamente, se deja guiar por Clara. ¡No que estaba loco! Dijo el hijo del dueño. . . Eso me dijo el Veterinario. En eso Erika les dice. . . Lo que pasa es que ese caballo fue muy maltratado y no podían montarlo, pues los conoce y sin embargo al tratarlo con amor, con ternura, con cuidados, porque nosotros lo curamos de sus heridas y lo alimentamos con cariño, Clara le hablaba al oído y él la escuchaba, así que ese caballo de loco no tiene nada, los locos son ustedes: diciendo esto corre a tomar su bicicleta y se va a buscar a Clara y a su hermoso Caballo Blanco.

Y colorín colorado, este cuento se ha terminado.

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