Tepic, Nayarit, jueves 02 de mayo de 2024

Muchos migrantes no viajan por gusto

Sergio Mejía Cano

24 de Diciembre de 2021

Por lo visto, a mucha gente en nuestro país le incomoda que los migrantes tengan que cruzar nuestro país para llegar a la frontera norte en busca del llamado sueño americano, tal vez sin ponerse a pensar el porqué tengan que emprender esta incógnita aventura significa para los migrantes una infinidad de riesgos de toda clase.

Ya se ha dicho y documentado que, la mayoría de la gente que abandona su terruño no lo hace por puro gusto o para ver qué sale, sino porque posiblemente no les quedó otra opción más que la de tener que abandonar sus raíces, familia y todo tipo de sueños, para enfocarse nada más en uno solo: llegar a la frontera sur de los Estados Unidos de Norteamérica y hacer lo que sea para cruzar al otro lado y, de ser posible adentrarse lo más que se pueda hacia el norte o tratar de llegar con familiares que, de alguno forma ya están establecidos en alguna de las ciudades de la Unión Americana.

El problema es que, tal vez muchos de estos migrantes de distintas nacionalidades no lleguen a su destino, quedando en el camino posiblemente en alguna fosa clandestina o a la mejor, trabajando para grupos criminales que, se ha dicho que los capturan para obligarlos a trabajar para estos grupos ya sea en los cultivos, construyendo fincas en la sierra o como transportadores de droga y hasta posiblemente de sicarios.

Sin embargo, el riesgo comienza desde que salen de su lugar de origen, pues hay mucha gente acechándolos con el fin  de sacarles algún provecho de alguna forma; ya sea extorsionándolos haciéndose pasar como polleras y que les prometen llevarlos hasta la frontera norte de México y hasta con la promesa de pasarlos al otro lado, cosa que, tal vez no se lleve a cabo y que los abandonen a mitad del camino quitándonos todas sus pertenencias y todo lo de valor que pudieran traer; aunque lo más probable es que no traigan nada más que su propia vida y su fuerza de trabajo en sus manos. Y también, como ya se ha visto, sabido y documentado, el riesgo que corren los migrantes en el transporte que utilizan para trasladarse. Si es por carretera, puede ocurrir un choque, una volcadura o asfixiarse  dentro de la caja de un tráiler, etcétera. Y, si el viaje que emprenden los migrantes es por tren, también es un gran riesgo, porque hay gente que se revuelve con los migrantes con el único fin de asaltarlos y si viajan mujeres, violarlas; porque se podría dar el caso de que hasta los avienten con el tren en movimiento.

Entre el gremio ferroviario, antiguamente hubo empleados que trabajaban en los trenes de carga que llegaban a maltratar a quienes iban viajando como polizones a bordo de los mismos; sin embarg, poco a poco se fue perdiendo esa nefasta costumbre cuando se comprendió que era mejor tratarlos bien, porque llegó a haber ocasiones en que, en caso de algún accidente o descomposición en camino, ayudaban a la tripulación en lo que fuera posible y hasta andar los con el maquinista para avisarle lo que había pasado a la mitad del tren o a tantos carros de distancia ya fuera de la máquina o del cabús.

Una de las razones que argumentaban los antiguos ferroviarios de camino respecto a tratar bien a quienes viajaban de “trampas”, era porque existía la posibilidad de que, en caso de maltratarlos, se llegaran a enfadar al sacarles el tapón y ser agredidos y perderla con alguno o varios de estos desconocidos, pues como que no iba. Decían: -imagínate, que tanto en el patio de maniobras al ir revisando el rodaje del tren por salir, les dijéramos que se bajaran, tú solo y un montón de trampas a tu alrededor, ¿quién te podría defender en caso de que te agredieron? Así que mejor indicarles cuál tren iba a salir y que se acomodaron bien y que no le movieran a ningún fierro y, si les tocaba un furgón vacío, que atrancaran las puertas abiertas para que con el movimiento no se les fueran a cerrar y quedarse encerrados y con la posibilidad de asfixiarse; y además, si en el camino te portaban mal conos polizones, pues ahí peor, te podían aventar a un barranco, una zanja o de un puente o simplemente sacar un filero para ver de qué color tienes el cuajo. Así que mejor llevarla bien y todo mundo tranquilo, porque a fin de cuentas, el tren de carga podía rodar con trampas o sin ellos.

Y desde luego entre los muchos que se ven obligados a viajar de trampas, hay tanto mexicanos como extranjeros.

Sea pues.vale.

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